Título
original: Largo pétalo de mar.
Autor:
Isabel Allende.
Editorial:
Plaza & Janés.
ISBN:
9788401022418
Páginas:
384.
Fecha
de publicación: Mayo de 2019.
Precio:
22,90 €.
“Patria es donde
están nuestros muertos”
“No se puede
cambiar el pasado, pero tal vez se pueden ir eliminando los peores recuerdos…”
“Esta gente ha
sufrido mucho, señores. Son personas de buena moral, ordenados y respetuosos,
vienen a su país dispuestos a trabajar y rehacer sus vidas”
(Largo pétalo de
mar: Isabel Allende)
“Oh Chile, largo pétalo
de mar y vino y nieve,
ay cuándo
ay cuándo y cuándo
ay cuándo
me encontraré contigo,
enrollarás tu cinta
de espuma blanca y negra en mi cintura,
desencadenaré mi poesía
sobre tu territorio”.
(Cuándo de
Chile. Pablo Neruda)
“Largo
pétalo de mar” es la última novela publicada por la gran escritora chilena
Isabel Allende y, como intentaré desarrollar, de un modo lo más minucioso y
didáctico posible a lo largo de este análisis literario, ya desde su propio
título, extraído de este célebre poema de Pablo Neruda, transcrito más arriba,
nos sugerirá algunas pistas sobre las intenciones literarias y estéticas de la
autora a la hora de abordar la redacción de esta novela.
He
reflexionado mucho, antes de sentarme ante el ordenador para escribir este
análisis, a la hora de enfocar esta crítica y cómo expresar la ambivalencia de
sensaciones que han quedado en mi paladar tras su lectura atenta y pausada. Mi
impresión general, a bote pronto y antes de entrar en el estudio propiamente
más exhaustivo y prolijo, es que “Largo pétalo de mar” me ha resultado una
novela interesante por momentos (algunos francamente buenos) entreverada por
otros que, tratándose de una artista del talento y oficio de Isabel Allende, me
han parecido deslavazados, anodinos e, incluso, impropios de su talento
artístico. Digamos, pues, que, a modo de marco general de esta crítica, “Largo
pétalo de mar” me ha parecido una novela desigual que, a pesar de manejar una
temática tan interesante, desde un punto de vista narrativo, no consigue, en mi
modesta opinión, sacarle, a lo largo de toda la novela (e insisto en la idea de
en “toda la novela”) todo el jugo que a priori podía ofrecer. En cualquier caso,
a lo largo de esta crítica, intentaré desmenuzar y argumentar el porqué de esta
opinión.
Dicho
lo cual y por seguir una exposición ordenada y metodológica, creo que lo más
adecuado en este momento será, como viene siendo habitual, pergeñar una breve
sinopsis argumental que sitúe al lector de estas líneas, de alguna manera, en
el objeto de este análisis literario. Para este fin, utilizaremos la reseña que
la propia editorial Plaza&Janés (a la que aprovecho a felicitar por la
impecable edición de este libro) ha preparado a este efecto.
“En plena Guerra Civil española, el joven médico
Víctor Dalmau, junto a su amiga pianista Roser Bruguera, se ven obligados a
abandonar Barcelona, exiliarse y cruzar los Pirineos rumbo a Francia. A bordo
del Winnipeg, un navío fletado por el poeta Pablo Neruda que llevó a más de dos
mil españoles rumbo a Valparaíso, embarcarán en busca de la paz y la libertad
que no tuvieron en su país. Recibidos como héroes en Chile -ese «largo pétalo
de mar y nieve», en palabras del poeta chileno-, se integrarán en la vida
social del país durante varias décadas hasta el golpe de Estado que derrocó al
doctor Salvador Allende, amigo de Víctor por su común afición al ajedrez.
Víctor y Roser se encontrarán nuevamente desarraigados, pero como dice la
autora: «si uno vive lo suficiente, todos los círculos se cierran».
Un viaje a través de la historia del siglo XX de la
mano de unos personajes inolvidables que descubrirán que en una sola vida caben
muchas vidas y que, a veces, lo difícil no es huir sino volver.”
Para
mí, sentarme ante el ordenador para escribir una reseña, siempre me ha
resultado una gran responsabilidad, fundamentalmente con mi conciencia y, cómo
no, por el respeto que tengo a todas las personas que me seguís y, por
supuesto, a los autores. Bajo estas premisas, sin duda necesarias de volver a
recordar una vez más, en esta novela me he encontrado en ese dilema, en esa dicotomía,
entre mi realidad como crítico literario que se dedica al análisis frío,
científico y desapasionado de una obra narrativa y como lector, como simple enamorado
y amante de la literatura. En el caso de “Largo pétalo de mar” como simple
lector me ha parecido una novela interesante y entretenida y con una materia
prima (la temática) que ya, de entrada, la hace muy apetecible. Sin embargo al
juzgarla bajo el prisma desapasionado del “científico” no puedo dejar de
apreciar que, en mi opinión, se trata de una novela muy desigual, en el sentido
del ritmo literario interno que, por otra parte, aúna instantes soberbios,
tanto de narrativa como de caracterización de personajes, con otros francamente
“impropios”. No voy a explayarme mucho en estos particulares porque, como
siempre digo, no pretendo “reventar” la novela y lo que deseo es fomentar el
amor a la lectura y, por supuesto, la lectura de este libro que si buscáis el
placer de la lectura, estoy seguro que, como me pasa a mí, lo disfrutaréis.
“Largo
pétalo de mar” es una novela que narra, linealmente, una historia que abarca un
arco temporal de casi 60 años. La autora, con toda consciencia, pone el punto
de vista narrativo en una voz en tercera persona omnisciente. Aprovecho este
momento para explicar el concepto de omnisciente que muchos de vosotros me
habéis consultado a través del correo electrónico. Cuando utilizamos el termino
omnisciente (para los amigos seguidores del blog amantes de las etimología viene
de la latín “Omnis” todo y “sciens, -entis” que sabe) queremos expresar que el narrador, de alguna manera, se
sitúa “por encima” de la propia narración. Esto es, tiene un grado de
conocimiento superior. Pondré un ejemplo de la novela para intentar aclarar
este concepto tan utilizado en el análisis literario.
“El ajedrez
sería el fundamento de la amistad entre los dos hombres, que determinaría el
segundo exilio de Víctor Dalmau”.
Como
se puede apreciar en el ejemplo transcrito el narrador ya sabe lo que ocurrirá
en un plano temporal muy posterior a los hechos expuestos en el momento del
presente narrativo. Por otra parte Isabel Allende nos plantea un texto en el
que no aparece excesivo diálogo, centrándose más en poner el peso de la
narración en la figura del narrador. Este planteamiento de la autora,
evidentemente hecho con una finalidad artística y estilística, ya nos da una pista de su “intención literaria”
a la hora de narrar este relato.
Isabel
Allende siempre ha sido una autora muy elegante a la hora de escribir. Esta
aseveración se puede corroborar a lo largo de toda su producción literaria. En
el caso que nos ocupa hay algunos ejemplos que nos muestran esta elegancia antes
citada. Voy a transcribir un fragmento en el que Isabel Allende nos ofrece una
hermosa elipsis narrativa que en su belleza, tamizada por ese velo del pudor,
nos ofrece mucho más de lo que oculta.
“La llevó a un
hotel modesto, aunque no podía permitirse ese gasto, y ella volvió a Viña del
Mar cerca de la medianoche, cuando sus padres estaban a punto de notificar su
desaparición a los carabineros. El chófer, debidamente sobornado, dijo que
habían pinchado un caucho por el camino”.
Sin
duda uno de los aspectos insoslayables a la hora de analizar esta novela es el
uso de los personajes. Es precisamente en esta faceta donde Isabel Allende es
más reconocible a lo largo de toda su obra narrativa. Basta leer cualquiera de
sus novelas con atención e interés crítico para descubrir ese nexo común que
une, más bien diría ata, a todos sus personajes. Allende es una escritora de
grandes personajes femeninos, fuertes y que portan esa gran fuerza “redentora”
y telúrica que hace palidecer a todos los personajes masculinos. En este caso,
fiel a toda su obra narrativa, los personajes a modo de novela bizantina desaparecerán
y volverán a aparecer inopinadamente para ir tejiendo las vidas y los destinos de
todos ellos. Me gustaría señalar, para la consideración del atento lector de la
novela, la caracterización del personaje de Juana que para los que ya conocéis
otras obras de la autora veréis que aparece en esencia en muchísimas de sus
novelas. Voy a transcribir la descripción del personaje que nos hace la autora
y veréis como enseguida os traerá a la memoria a otros personajes de su
universo narrativo.
“Juana
Nancucheo, mestiza de criollo e indígena mapuche del sur profundo, de edad
difícil de adivinar, baja de estatura y sólida como los troncos antiguos de sus
bosques nativos, de trenza larga y piel cetrina, ruda de modales y fiel por
hábito, estaba al mando de la administración doméstica desde tiempos
inmemoriales. Dirigía con gesto adusto a las tres mucamas, la cocinera, la
lavandera, el jardinero y el hombre que enceraba los pisos, acarreaba la leña y
el carbón, cuidaba a las gallinas y realizaba las tareas pesadas; nadie
recordaba su nombre, era simplemente «el hombrecito de los mandados». El único
libre de la vigilancia de Juana era el chófer, que vivía en los altos del
garaje y dependía directamente de los patrones, aunque, según ella, eso se
prestaba para mucho abuso; lo tenía en la mira, no era de fiar, metía mujeres
en su pieza, estaba segura. «En esta casa sobra personal doméstico», solía
opinar Isidro del Solar. «¿A quién piensa echar pues, patrón?», lo atajaba
ella. «A nadie, lo digo por decir», se retractaba él de inmediato. «Algo de
razón ha de tener», admitía Juana para sus adentros”.
A
pesar de que Isabel Allende nos propone en “Largo pétalo de mar” un tema
descarnado e hiperrealista como el del exilio, no por eso podemos dejar de adivinar
ese “realismo mágico” tan habitual en sus obras. Desfilarán, de nuevo, esa
serie de “monotemas” que se desplazan de un libro a otro dentro de su
bibliografía: los grandes y poderosos clanes familiares, la predestinación de
sus personajes, ese contraste tan brutal entre la vida y la muerte que sobrevuela
constantemente su narrativa, así como la maldad intrínseca del ser humano que,
en esta novela, es uno de los “leitmotifs”
pugnando por abrirse paso entre la vida y la muerte. A continuación os transcribo
un triste y desgarrador momento que ejemplifica esa maldad intrínseca del ser
humano.
“Fue la vecina la que denunció a Víctor
Dalmau, la misma mujer que dos años antes le pidió que se valiera de su amistad
con el presidente para colocar a su hijo en el cuerpo de carabineros, la misma
a quien le instaló un par de válvulas en el corazón, la misma que intercambiaba
azúcar y arroz con Roser, la misma que asistió compungida al velorio de Carme.
Lo arrestaron en el hospital. Tres hombres sin uniforme, que no se
identificaron, fueron a buscarlo cuando estaba en el quirófano, pero tuvieron
la decencia de esperar a que terminara de operar. «Acompáñenos, doctor, es una
gestión de rutina», le ordenaron en tono firme. En la calle lo empujaron dentro
de un automóvil negro, lo esposaron y le vendaron los ojos. El primer puñetazo
le cayó en el estómago”.
Otro
de los puntos ineludibles a la hora de estudiar esta novela, desde un punto de
vista más filológico, es la hermosa y ubérrima prosa que la autora nos muestra
en su novela. Para mí, como filólogo, es un placer disfrutar de su riqueza
léxica con tanto aroma y sabor al castellano hablado allende los mares. Una
prosa que apela a los colores, a los sabores y que nos transporta a aquella
naturaleza desbordante del nuevo mundo. Isabel Allende también hará uso de las
músicas y de los sonidos para enriquecer sensorialmente el texto.
“A veces le
entregaba un fajo grueso de varias cartas amarradas con un cordel. Siempre
había alguna de la madre y el hermano de Guillem, pero la mayoría eran de
Roser, que le escribía a diario uno o dos párrafos, hasta juntar un par de
páginas, que metía en un sobre y lo llevaba al correo militar canturreando la
más popular canción de los milicianos: «Si me quieres escribir, / ya sabes mi
paradero: / Tercera Brigada Mixta, / primera línea de fuego»”
Al
final de esta reseña, y para ilustrar este análisis colgaré un video con esta
canción citada por la autora, en este caso será en la interpretación de la gran
cantante catalana Marina Rossell una de las voces más hermosas de la
actualidad.
Repasando
mi cuaderno de notas, repleto de decenas de anotaciones que me ha sugerido el
estudio de esta novela, no puedo evitar el desánimo de ver que muchas de ellas
no van a poder ver la luz por no extenderme mucho más en esta crítica. Si me
gustaría terminar esta parte del análisis con un hermoso fragmento, que a mí
personalmente, me ha parecido extraordinario
“Las condiciones
seguían siendo inhumanas, pero al menos fue pasando lo más crudo del invierno.
Los prisioneros se organizaron para sobrevivir sin enloquecer. Hacían mítines
revolucionarios, divididos en partidos políticos, como durante la guerra.
Cantaban, leían lo que les caía en las manos, alfabetizaban a quienes lo
necesitaban, publicaban un periódico —una hoja escrita a mano que circulaba de
un lector a otro— e intentaban preservar la dignidad cortándose el pelo y
quitándose los piojos mutuamente, lavándose y lavando la ropa en el agua helada
del mar. Dividieron el campo en calles con nombres poéticos, crearon el delirio
de plazas y ramblas como las de Barcelona en la arena y el lodo, inventaron la
ilusión de una orquesta sin instrumentos para tocar música clásica y popular y
de restaurantes de comida invisible, que los cocineros describían en detalle y
los demás saboreaban a ojos cerrados. Con el poco material que lograban
conseguir levantaron cobertizos, barracones y chabolas. Vivían pendientes de
las noticias del mundo, que estaba al borde de otra guerra, y de la posibilidad
de salir en libertad. Algunos, los mejor preparados, solían ser empleados en el
campo o en la industria, pero la mayoría antes de ser soldados habían sido
labriegos, leñadores, pastores, pescadores, en fin, carecían de un oficio útil
en Francia. Soportaban la presión constante de las autoridades para ser repatriados
y en algunos casos los llevaban a la frontera española engañados”.
Finalmente,
y a modo de resumen, me gustaría dejar constancia que “Largo de pétalo de mar”
es una novela interesante de lectura amena y recomendable. Pero, eso sí, siendo
fiel a mi conciencia y como crítico literario creo, con la mano en el corazón,
que esta no es, sin duda alguna, una de las mejores novelas de la autora porque,
como esbocé al principio de esta reseña, me ha parecido una novela desigual en
la que alterna grandes momentos narrativo con largos fragmentos de una calidad
bastante inferior que parecen, esa es mi opinión, escritos como de puntillas
con una cierta atonía. Es evidente que, en cualquier caso, todo esto no resta
un ápice a su talento y reconocimiento porque como ya comenté más arriba Isabel
Allende es un autora con un sello narrativo propio que la hace siempre
reconocible en todas y cada una de sus novelas.
Dicho todo
lo cual y teniendo en cuenta todo lo expuesto más arriba e intentando ser lo
más fiel posible a mi conciencia y a modo de entender el arte de la literatura,
creo que la puntuación que más justicia haría a “Largo pétalo de mar” de la
escritora chilena, limeña de nacimiento, Isabel Allende sería de un 7,00/10.
© Luis Alberto Cao
Otra novelas de Isabel Allende reseñadas en este blog:
A mi el libro me ha gustado. Es como que me reencontré con la Isabel Allende de antes. Los últimos, El amante japones y Mas allá del invierno me habían dejado un poco fria. En este encuentro algo más, de su esencia de escritora chilena.
ResponderEliminarRespecto a la parte española, si me resultó un poco larga... Es que he leído demasiado sobre la Guerra Civil y principalmente en Barcelona y ya es como que tengo el tema muy presente. A pesar de ello, rescato que su visión de extranjera sobre la guerra civil es bastante imparcial. Relata las arbitrariedades de ambos lados.
La parte chilena, me gustó mucho. Será que soy latinoamericana y nuestras historias van paralelas. Toda la parte de la amistad de Victor con un personaje como Salvador Allende me encantó. Salvador es tio de Isabel y un personaje muy controvertido en Chile. He ido dos veces de vacaciones a Chile y he visto como lo adoran o lo odian.
Por supuesto que una novela no tiene que gustar o no gustar por la cercanía geografica o ideológica. Es un buen libro o no lo es. Pero creo que en mi, influyó un poco el conocimiento de Chile. Cuando cuenta acerca de la casa de Neruda... Si alguna vez tienen posibilidad de ir a Chile no se pierdan de conocerla. Para mi fue como.... no se.. Las torres de Hercules o El Museo Reina Sofía, o el Glaciar Perito Moreno... Algo que te entra por todas las emociones.
Volviendo, concretamente al libro... La historia de la familia en Chile creí ver los antiguos personajes de Isabel. El diplomatico enamorado, la india sirvienta y fiel y otros que van apareciendo. La historia de la familia me pareció bien descripta, solo al final... se puso un poco largo. Era como que no le podía encontrar un fin.. Bueno, esas más o menos fueron mis impresiones
"Largo pétalo del mar" es un libro de lectura amena, interesante por el recorrido histórico del S.XX entre España y Chile. La vida de los Dalmau Bruguera obligados a exiliarse de ambos conflictos (Guerra Civil española y Golpe de Estado chileno) y obstinados en reconstruirla te conmueve. Los personajes te atrapan. El amor sin lugar a dudas es el motor de la esperanza. Te invita a reflexionar sobre la postura que tiene actualmente la sociedad sobre los refugiados que llegan a Europa. La capacidad de reconstruir la vida allí donde los acojan, con todo el sufrimiento vivido y obstáculos que deben afrontar.
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