lunes, 28 de octubre de 2013

Mientras pueda pensarte. Inma Chacón.




Título: Mientras pueda pensarte.
Autor: Inma Chacón.
ISBN: 978-84-08-11989-0.
Editorial: Planeta.
Colección: Autores Españoles e Iberoamericanos.
Fecha de publicación:8 de octubre de 2013.
Páginas: 352.
Precio: 20 €



“Mientras pueda pensarte no habrá olvido”
(Ángel Sánchez Pámpanos)



“No hay sufrimiento más insoportable que el que produce la duda,
 esa alimaña que le clava los dientes a su presa y se ensaña con ella
cerrando la mandíbula y apretando con fuerza para no soltarla.”
(Mientras pueda pensarte. Inma Chacón)






No os voy a ocultar que tenía mucha curiosidad por leer la última novela de la escritora zafrense Inma Chacón, sobre todo después de haber leído y “disfrutado” de su magnífica novela anterior, “Tiempo de arena” (pulsar en el título para leer la reseña), que fue merecedora de la distinción de finalista del Premio Planeta del año 2011. En “Mientras pueda pensarte”, y con la intención de situar, de un modo muy general, el tono de este análisis literario, me gustaría avanzar lo siguiente. Inma Chacón nos propone un texto técnicamente valiente, complejo y, por lo tanto, muy agradecido desde el punto de vista de su análisis literario. En cualquier caso, y en un acto de honestidad intelectual, debo advertir al lector que la autora, en esta novela, no se va a “encorsetar” en el modelo que tanto éxito le ha dado con “Tiempo de arena”. Los lectores habituales de este blog literario ya sabéis que siempre me ha parecido especialmente interesante cuando los autores buscan nuevos caminos expresivos y estéticos; en definitiva, cuando se arriesgan. Un artista, al menos esa es mi modesta opinión, debe ser valiente, debe intentar explorar nuevos caminos y, también, por su condición de intelectual debe ser comprometido. En este caso Inma Chacón cumple con todas las condiciones antes referidas.



Me imagino que, muchos de vosotros, os preguntaréis que si está novela es mejor o peor que “Tiempo de arena”. En primer lugar me gustaría apuntar que en el arte, en general, y en la literatura, en particular, resulta muy difícil, si queremos ser lo más rigurosos posible, discernir, en términos absolutos, si una novela es mejor que otra. Sobre todo, porque en un análisis literario son muchos los factores, me atrevería a decir “variables”, con las que hay que contar. Lo que sí se puede decir, haciendo uso del subjetivismo, y por lo tanto alejándonos del rigor necesario de un análisis literario, es si una novela me “ha gustado” más que otra, con todo ese componente “irracional y visceral”. Dicho lo cual, creo que a la mayoría de los lectores les gustará más “Tiempo de arena”, que, por otra parte, es una magistral novela. Fundamentalmente por su manera de narrar la historia que nos cuenta. En “Tiempo de arena” Inma Chacón nos va a narrar una historia más clásica, en cuanto su propia temática y con una técnica más lineal y más “clásica”, con una voz narrativa y temporal más “estable”. “Mientras pueda amarte” es una interesante novela, escrita con madurez, con conocimiento del arte literario y que mediante el uso de una valiente y compleja estructura narrativa, su autora consigue dar profundidad e interés narrativo a su relato. De todos modos, en honor a la verdad y con toda honestidad, creo que “Tiempo de arena” es una novela netamente superior  a “Mientras pueda pensarte” tanto por su resolución como por su temática en la que, en mi opinión, Inma Chacón se mueve con mayor soltura y pisando un terreno más firme. En todo caso, y como ya comenté un poco más arriba, hay que quitarse el sombrero por su valentía al moverse en una obra tan compleja, narrativamente hablando y tan alejada, en cierto modo, de la estética y de la temática de su anterior novela, dando una especie de “salto en el vacío”.



Después de este largo, y en mi opinión, necesario proemio a este análisis, creo que, por seguir la habitual metodología expositiva, lo mejor será, con la loable intención de situar al eventual lector de estas líneas, pergeñar, someramente, una breve sinopsis argumental de lo hechos que acaecen en la novela “Mientras pueda pensarte”. Para este fin creo que resulta más que adecuada la recensión que ha publicado la propia editorial Planeta que, a continuación, paso a transcribir literalmente.



“A los cuarenta años, Carlos, un creativo de publicidad de éxito que vive en Valencia, descubre que los padres, con quienes se ha criado, no son en realidad sus padres biológicos. Él es uno de los niños que fueron robados y dados en adopción de forma ilegal con la complicidad de un médico, una monja y un taxista. En las mismas circunstancias que Carlos, se encuentra su amigo José Luis, un abogado al que su madre confiesa antes de morir que le compraron al nacer. La relación de los dos amigos con sus padres adoptivos ha sido muy diferentes: mientras la madre de José Luis le ha tratado siempre como a un hijo, Carlos ha sentido el rechazo de la suya durante toda la vida. Sin embargo, Carlos no quiere saber nada de sus orígenes, y tratará de disuadir a José Luis de que emprenda una búsqueda, en la que él se niega a participar.
 

Cuarenta años antes, en una casa cuna de la provincia de Valladolid, María Dolores González es una joven de 17 años soltera y sin pareja conocida, que da a luz un bebé. A las pocas horas del alumbramiento, le comunican que el niño ha muerto de una extraña infección. Pero algo en su interior le dice a la joven que las cosas no son lo que parecen.


Se inicia así una novela de vidas paralelas, llena de emoción, angustia y suspense, que caminan afanosamente con el único objetivo de conocer toda la verdad de la historia, por dolorosa que ésta pueda resultar.


Una emotiva y sobrecogedora novela sobre la búsqueda de identidad de un niño “robado” y las circunstancias de una madre biológica, que nunca creyó que su hijo hubiera muerto”.



“Mientras pueda pensarte” es una novela de una exigencia técnica realmente sorprendente. Inma Chacón ha “montado” una interesantísima urdimbre narrativa que, sin embargo, resulta necesaria para que las “piezas” de este puzle narrativo terminen casando, con una pasmosa y aparente facilidad, a la perfección. Desde un punto de vista formal la novela está estructurada en tres grandes partes que, en mi opinión, no tienen un elemento temático que las aglutine, por lo que da la impresión de que se trata, más bien, de una mera división “tipográfica” y está dividida en 57 breves capítulos. El estudio detallado de la “inestabilidad temporal” de los sucesos narrado así como el relato “poliédrico” puesto en boca de diferentes voces narrativas ya daría, por sí solo, para un largo estudio. Sin embargo intentaré ser lo más sintético posible para explicar este sorprendente trabajo técnico de la autora. Entiendo que, sobre todo al principio, este libro requiere  un arduo esfuerzo de concentración y atención por parte del lector, para identificar y entender que la historia está narrada en varios planos temporales que se yuxtaponen, en los que continuamente fluctuará el “tiempo narrativo”. De hecho, “Mientras pueda pensarte” sucede en al menos, claramente identificados, cinco planos temporales distintos. Lo más meritorio es que tras este aparente “caos” narrativo se esconde una bien planificada intención artística para enfatizar el dramatismo del relato. Por otra parte a lo largo del relato se van a ir sucediendo y entrelazando las diferentes voces narrativas: el narrador omnisciente en tercera persona, el relato en primera persona de Carlos y el relato en primera persona de María Dolores. Realmente es un placer ver la maestría de Inma Chacón para abordar este libro tan complejo. “Mientras pueda pensarte” es un libro que, aparte de con la cabeza y con la técnica, es evidente que está escrito “de corazón” y “con el corazón”. Inma Chacón es una artista con una sensibilidad exquisita y una belleza formal de una gran fuerza sugestiva. En esta novela su prosa no es excesivamente rica, pero lo importante es, como decía antes, esa capacidad sugestiva y evocadora que tiene. Baste citar, como ejemplo, la belleza de todo el fragmento en el que María Dolores se encuentra con Zósimo.




Sin embargo, tengo que reconocer que esta novela tiene bastantes errores. Algunos de estos errores resultan más “inevitables” o más achacables a la autora pero, por el contrario, hay muchos fallos que una buena edición no puede permitir que ocurran. Estos errores, como bien sabéis los lectores habituales de este blog literario, me molestan muchísimo porque da cierta sensación de dejadez. Pondré algunos ejemplos de estos errores a los que hago referencia.



“En la víspera de mi dieciocho cumpleaños, escuché a mi madre llorar en su dormitorio, cosa que no me sorprendió lo más mínimo, puesto que siempre lloraba cuando se acercaba aquella fecha, la más importante para mí, que a ella, sin embargo, parecía horrorizarla”.



Evidentemente no es de recibo que aparezca el uso de numeral cuando debería, sin duda alguna, aparecer un ordinal: “En la víspera de mi décimo octavo cumpleaños…”. O bien, en la siguiente frase se desliza otro gazapo:



“Acto seguido, metió la mano en un saco que colgaba de las albardas, rebosante de alfalfa, y le ofreció un ramillete al animal. Cuando éste cogió el cereal con los dientes, agradecido por la recompensa con que su dueña le premiaba el esfuerzo, ella volvió a besarlo en la frente y empezó a descargar las alforjas”.



En este caso el evidente gazapo está en que la alfalfa no es un cereal, sino una leguminosa. Cito todos estos ejemplos para advertir de la importancia de cuidar todos estos detalles que tanto daño hacen a la novela y con la buena intención de que puedan ser subsanados en sucesivas ediciones.



Otro punto ineludible a la hora de analizar una novela es el uso y la caracterización de los personajes. Por lo general los personajes resultan convincentes y bien estructurados, con perfiles bien definidos. Pero, en mi opinión, resultan más vistosos los personajes que aparecen en los planos temporales más remotos; esto es, los que narran toda la peripecia ocurrida en los tiempos de la Guerra Civil e incluso en los años sesenta (cuando suceden las “adopciones”), para ir perdiendo fuelle conforme nos acercamos a la época más actual, en lo que a la caracterización de los personajes se refiere.



Como ya comenté con anterioridad Inma Chacón es una escritora, una intelectual con un fuerte compromiso social, algo que, personalmente, siempre tengo en cuenta porque considero que es (o debería ser) una obligación moral de todos los intelectuales. La autora en su viaje a tiempos pretéritos de nuestra historia, nos va a permitir reflexionar sobre nosotros mismos. Voy a transcribir algunos ejemplos, en mi opinión muy elocuentes, de este aspecto del análisis (requiero especialmente la atención del lector en el segundo ejemplo, en el que la autora nos da una gran lección vital…).



“Su maestro (el doctor Antonio Vallejo Nájera) había demostrado, en varios trabajos científicos en los que estudió a presos y presas republicanos, que «el marxismo era una enfermedad mental que producía entre sus filas a verdaderos psicópatas antisociales». Aseguraba, además, que «la perversidad de los regímenes democráticos, favorecedores del resentimiento, promocionaba con políticas públicas a los fracasados sociales, a diferencia de lo que sucede con los regímenes aristocráticos, donde sólo triunfan socialmente los mejores»”.



“Aprendí mucho a lo largo de aquellos años. Entre otras cosas, que el éxito prematuro se cobra unas servidumbres a las que no hay más remedio que someterse. La envidia, el recelo y las zancadillas se encuentran entre las más comunes, pero no son las más importantes. Si consigues pasar por encima de ellas sin que te afecten, siempre sales reforzado. Lo verdaderamente difícil del éxito es no caer en la tentación de creértelo. Asumirlo como algo transitorio y dejar que la vida te enseñe que lo efímero siempre goza de la misma condición: el drama de tener que despedirse. Lo queramos o no, en cada triunfo hay una pequeña porción de algo parecido a la muerte, un regusto a final, un sabor definitivo que no sabemos si empieza fuera o dentro de nosotros, pero que acaba por envolvernos y marearnos”.



Tengo que reconocer que “Mientras pueda pensarte” es una novela que me ha descolocado. Honestamente no me esperaba que la autora diese un salto tan grande al abordar la escritura de una novela tan diferente a “Tiempo de arena”. Lo digo en un sentido elogioso porque, como hacen otros muchísimos autores, podía haber optado por seguir en esa misma línea que tantos éxitos le ha reportado. Pero no. Ha sido valiente y ha cambiado radicalmente de “tercio” y es algo que, personalmente, valoro muy positivamente. Sin embargo eso no puede, ni debe, sobre todo por respeto a todos los lectores de este blog, cegar mi espíritu crítico. Inma Chacón en esta novela se atreve incluso con un acercamiento al género negro (por aquello del hilo de la trama de la investigación “casi policial”). Honestamente tengo que confesaros que es la parte más floja de toda la novela. En algunos puntos de la trama “negra”, la autora muestra, en este difícil género de la novela policiaca, una entrañable candidez.  Hay un ejemplo muy claro de esta “entrañable candidez” cuando uno de los personajes escucha a un policía hablar y…



Y ahí fue cuando la identificó (la voz, el añadido es mío). No era su voz la que recordaba, sino la de un taxista que tenía la parada cerca de su estudio, probablemente el padre del policía”.



No puedo evitar, como suele ocurrir con las novelas interesantes, lamentar que en mi cuaderno van a quedar decenas de apuntes y notas que no verán la luz en este análisis. Por desgracia los límites de una reseña no permiten extenderse en el estudio del texto tanto como uno quisiera. En resumen creo que “Mientras pueda pensarte” es una novela muy interesante y en el que la autora ha sido valiente; muy valiente. No sólo por tratar, con valentía insisto, un tema tan delicado como el de los niños robados sino por el riesgo que ha asumido al narrar de este modo la novela. Inma Chacón aparte de ser una gran escritora como ha demostrado es una gran persona y una artista comprometida con el mundo que le ha tocado vivir. Reconozco que se me ha puesto la piel de gallina al final de la novela cuando en la “Nota de la autora” dedica esta novela:



Me gustaría se entendiese (la novela) como un homenaje a todos los que, de alguna manera, se reconozcan en estas páginas. A ellos va dedicada. Hombres y mujeres que descubrieron, muchos por azar, que les habían robado la identidad al nacer(…).La novela también está dedicada a todas las madres que sufrieron el horror de los brazos vacíos y de los pañuelos sobre la cara de sus bebés…”



Pero si algo consiguió emocionarme de veras, fueron las palabras finales del libro: “Y a Dulce, por supuesto.”



Para terminar me gustaría decir una palabras. Desde que este blog literario “Las bizarrías de Belisa” se fundó hace ya más de dos años, he tenido la intención de que sirviese o, cuanto menos, ayudase a los lectores a disfrutar de los libros, de la literatura. Todas estas explicaciones técnicas que suelo añadir a mis análisis las pongo porque creo que para apreciar algo, en este caso la literatura, es necesario conocer a fondo la técnica, los mecanismos que gestionan la emoción del relato. En el caso de “Mientras pueda pensarte” espero que este análisis os ayude a todos vosotros a saborear esta novela.



Dicho todo lo cual y teniendo en cuenta todo lo expuesto más arriba e intentando ser lo más fiel posible a mi conciencia y a modo de entender el arte de la literatura, creo que la puntuación que haría más justicia a la novela “Mientras pueda pensarte” de la gran escritora zafrense Inma Chacón sería de un 7,50/10.


© Luis Alberto Cao


(Para ilustrar esta reseña he colgado un curioso video en el que Inma Chacón nos enseña su maravillosa tierra extremeña)




jueves, 24 de octubre de 2013

Los años de peregrinación del chico sin color. Haruki Murakami



Título original: Shikisai wo Motanai Tazaki Tsukuru to, Kare no Junrei no Toshi.
Autor: Haruki Murakami.
Traducción: Gabriel Álvarez Martínez.
Editorial: Tusquets Editores.
Colección: Andanzas CA 815
Fecha de publicación: 10 de Octubre de 2013.
ISBN: 978-84-8383-744-3.
Páginas: 320.
Precio: 19,95 €




“La originalidad no es más que una imitación hecho con juicio”
(Voltaire)


“—Aunque logres ocultar los recuerdos, o enterrarlos muy hondo, no puedes borrar la Historia —dijo Sara alzando la mirada hacia Tsukuru—. Más vale que te quede grabado: la Historia no puede borrarse ni alterarse. Porque significaría matarte a ti mismo”.
(Los años de peregrinación del chico sin color. Haruki Murakami)






Hoy este blog literario de “Las bizarrías de Belisa” se viste de gala para recibir a uno de los escritores, sin duda alguna, más grandes de la actualidad. Un personalísimo y singular escritor que ha sabido crear un lenguaje propio y que, como muy pocos, ha sabido profundizar en el alma humana y hacer que sus obras derriben cualquier barrera geográfica y cultural para ocuparse de los problemas que afectan, en general, a todos los seres humanos. Este soberbio autor no es otro que el gran escritor japonés Haruki Murakami. Tengo que reconocer, desde el principio, que soy un gran admirador de toda la obra narrativa de este autor (de hecho he leído toda su obra publicada en español). Sin ir más lejos, en los comienzos de este mismo blog, reseñé su extraordinaria novela 1Q84 (pulsar título para leer la reseña). Antes de entrar propiamente en el análisis de  “Los años de peregrinación del chico sin color”, me voy a permitir hacer, y sin que sirva de precedente, una extensa digresión, a modo de contextualización de la novela dentro de la producción de Murakami, sobre la importancia e influencia de este autor en la literatura actual. No voy a ocultar mi pasión por su escritura y por su manera de abordar, tanto técnica como temáticamente, sus novelas. Y no me refiero, únicamente, como simple lector, sino también como profesional de la crítica literaria. En primer lugar, me gustaría precisar que, sin duda alguna, Murakami es un escritor profundamente oriental. Y esta es una de las facetas que más me interesa en esta época de una fuerte “inculturación” y de una “globalización” en la que resulta prácticamente imposible distinguir a un escritor, por ejemplo, español o canadiense porque todos escriben con los mismos modelos narrativos y narran sociedades que cada día están más “uniformadas” y “uniformizadas” Murakami es fiel a la tradición literaria japonesa tanto por su riqueza simbólica, su “tempo” pausado, como por su profundo lirismo. Murakami es un escritor en el que el elemento simbólico es fundamental para entender su obra. Cuando entre, propiamente, en el análisis literario de “Los años de peregrinación del chico sin color” veremos la importancia del simbolismo en la novela, así como la importancia, desde un punto de vista narrativo y dramático, de las escenas oníricas. La narrativa de este gran escritor es una obra con una gran fuerza expresiva que se apoya en todas las manifestaciones sensoriales. Por así decirlo son novelas que “poseen” una plasticidad que casi puede “verse” y de una riqueza de evocaciones sonoras que casi puede “oírse”. Más adelante me detendré con especial atención en este particular cuando analicemos esta novela.



Ya hace casi dos años, cuando reseñe su novela “1Q84” me atrevía a aventurar que Haruki Murakami tiene madera de Premio Nobel de Literatura. Espero que, al menos por esta vez, los miembros de la Academia Sueca hagan justicia a este singular artista. De todos modos quedo emplazado ante todos vosotros que si, finalmente, Murakami es galardonado con este premio dedicaré un exhaustivo estudio monográfico (que me permita poder explayarme en profundidad sin las cortapisas de una reseña) a estudiar minuciosamente su obra narrativa.



Como comentaba con anterioridad, a lo largo de toda su obra van a aparecer todos los grandes temas que preocupan a los seres humanos. Pero con una perspectiva que desborda las fronteras espacio-temporales. Su análisis, su mirada de la realidad, sirve y seguirá sirviendo mientras aliente el ser humano sobre la faz de la tierra. Murakami escudriñará la soledad, el abandono, la tristeza, la decepción, la necesidad, e incluso me atrevería a decir, el ansía de amar y ser amado…. A lo largo de toda su producción narrativa nos va a describir “un atlas de geografía humana” (y sirva esta denominación como homenaje a Almudena Grandes, por cierto, otra de nuestros grandes autores). Por otra parte su manera de introducir los personajes y el desarrollo de sus tramas narrativas entiendo que, en un principio, puedan llamar la atención e incluso desorientar a algunos lectores. Sin duda alguna a ello puede coadyuvar su tempo narrativo y el preciosismo en el detalle, en la introspección con la que Murakami sondea el interior de sus personajes. Podría alargarme  “ad infinitum” intentando pergeñar algunas pinceladas de un autor tan interesante y tan rico en matices, desde un punto de vista de la crítica literaria, pero, en cualquier caso, creo que estos breves trazos pueden servir para introducirnos en el análisis, propiamente dicho, de su última novela “Los años de peregrinación del chico sin color”.



Otra de las características de la narrativa de Murakami, y por supuesto de esta novela también, sería que, por así decirlo, lo más importante de la novela, no es la consecución del final de la novela (en el sentido del esquema clásico de planteamiento, nudo y desenlace), en Murakami lo más importante no es el desenlace sino el camino a lo largo de la novela. Por eso en muchos de los casos los lectores se sienten “defraudados” con sus finales, que generalmente suelen ser abiertos. Por lo cual es necesario desprejuiciarse, tratándose de la narrativa de Murakami, y, simplemente, dejarse llevar, dejarse sorprender por la riqueza de su prosa tan ubérrima en sugerencias y en apelaciones a nuestros sentidos; a todos nuestros sentidos.



Por continuar con nuestra habitual línea metodológico-expositiva y para delimitar el objeto de nuestro análisis, lo más adecuado, sobre todo pensando en los lectores de estas líneas que aún no hayan leído la novela, será esbozar, someramente, la sinopsis argumental de los hechos que acaecen en “Los años de peregrinaje del chico sin color” de Haruki Murakami Para este propósito creo que la recensión que ha publicado la editorial Tusquets Editores satisface, ampliamente, esta finalidad por lo que únicamente me limitaré a transcribirla literalmente.



“Cuando Tsukuru Tazaki era adolescente, se sentaba durante horas en las estaciones para ver pasar los trenes. Ahora, con treinta y seis años, es un ingeniero que diseña y construye estaciones de ferrocarril y que lleva una vida tranquila, tal vez demasiado solitaria. Cuando conoce a Sara, una mujer por la que se siente atraído, empieza a plantearse cuestiones que creía definitivamente zanjadas. Entre otras, un traumático episodio de su juventud: cuando iba a la universidad, el que fue su grupo de amigos desde la adolescencia cortó bruscamente, sin dar explicaciones, toda relación con él, y la experiencia fue tan dolorosa que Tsukuru incluso acarició la idea del suicidio. Ahora, dieciséis años después, quizá logre averiguar qué sucedió exactamente. Ecos del pasado y del presente, pianistas capaces de predecir la muerte y de ver el color de las personas, manos de seis dedos, sueños perturbadores, muchachas frágiles y muertes que suscitan interrogantes componen el paisaje, pautado por las notas de Los años de peregrinación de Liszt, por el que Tsukuru viajará en busca de sentimientos largo tiempo ocultos. Decididamente, le ha llegado la hora de subirse a un tren”.



A lo largo de este análisis voy a intentar mostrar las razones por las que, con anterioridad, he ensalzado tanto la figura de Murakami. Una de las pautas que, en mi opinión, deben apuntalar un análisis riguroso sobre esta novela sería el tratamiento casi “sinestésico” del texto. La acción narrativa veremos que está envuelta de apelaciones al mundo sensitivo, a la sensorialidad y a su significado simbólico. De hecho este texto se podría interpretar perfectamente, al menos esa es mi opinión, en clave de una alegoría (de hecho una alegoría una metáfora continuada a lo largo del tiempo narrativo). Este significado simbólico sería, como analizaré más adelante, otro de los puntales ineludibles a la hora de estudiar “Los años de peregrinación de un chico sin color”, reparando en todo el valor simbólico de las imágenes que el autor disemina a lo largo del libro. Pero vayamos por partes. El autor ya desde el principio nos habla de que el protagonista, Tsukuru Tazaki, de algún modo se siente desplazado, extraño porque todos sus amigos de la pandilla tienen nombres relacionados con colores, (sentido de la vista) o bien que su amiga Shiro sea pianista e interpreta “Los años de peregrinación” de Liszt (sentido del oído), etc, etc. A continuación voy a transcribir dos ejemplos, ruego al lector que observe que casi todos los verbos utilizados van a ser sensoriales y la adjetivación muy “colorida” sobre todo en el primero, mientras que en el segundo rematará la frase con un bellísimo oxímoron.



“Fue a buscar el elepé con la interpretación de Lázar Berman de losAños de peregrinación, lo colocó en el tocadiscos y bajó la aguja. Se concentró en la música. Le vino a la mente la orilla del lago en Hämeenlinna. El viento acariciaba las cortinas blancas, el bote golpeteaba mecido por las olas. En el bosque, los pájaros enseñaban pacientemente a sus crías a trinar. El cabello de Eri olía a champú de aromas cítricos. En su pecho, blando y fecundo, anidaba el peso compacto de la supervivencia. El hosco anciano que le había mostrado el camino escupía una flema espesa en la hierba estival. El perro meneaba la cola, feliz, y saltaba a la parte trasera de la furgoneta Renault. Mientras seguía el hilo de esos recuerdos, el dolor volvió a su pecho”.



“Entonces ante él abría sus fauces un abismo sombrío que comunicaba directamente con el corazón del infierno. Allí, en lo más hondo, se divisaba un vacío que giraba en espiral, convertido en nube sólida, y se oía un profundo silencio que oprimía los tímpanos”.



En “Los años de peregrinación del chico sin color” el autor volverá a transitar por ese universo tan personal en el que suele envolver sus novelas. En concreto en ésta novela, objeto de nuestro análisis, el lector habrá momentos en los que volverá a perder pié encontrándose en esa especie de tierra de nadie donde pugnan la realidad con el mundo onírico de la fantasía. Esto se ejemplifica a la perfección en el relato que el amigo del protagonista,Haida, hace del encuentro de su padre con un misterioso personaje. No he podido evitar, en algunos momentos, durante su lectura, evocar una famosa frase de la obra “La tempestad” que William Shakespeare pone en boca de su personaje Próspero: “Ahora, nuestro juego ha terminado. Estos actores, como les dije, eran sólo espíritus y se han fundido en el aire, en la levedad del aire; y, al igual que la ilusoria visión que representaban, las torres que coronan las nubes, los lujosos palacios, los solemnes templos, el gran globo mismo, sí, con todo lo que contiene, se disolverán y, como estos desvanecidos pasajes sin cuerpo, no dejarán rastro. Estamos hechos de la misma materia de los sueños y nuestra breve vida cierra su círculo con otro sueño”.



Murakami para narrar esta novela, como por otra parte suele ser habitual en él, utilizará la figura de un narrador omnisciente en tercera persona. Es evidente que el autor se siente cómodo con esa voz narrativa que le permite profundizar en la psique de los personajes y poder indagar en ellos con bastante libertad. Pero si en algo sobresale Murakami es en su capacidad para diseccionar los sentimientos humanos y esa exquisita sensibilidad con la que nos habla de “nosotros mismos”. Esa sensibilidad que tengo que reconocer que consiguió emocionarme al final del capítulo 16 (ruego a los lectores que, por favor, reparen en esa parte y disfruten tanto como yo leyéndola). La novela está llena de momentos emocionantes. Pero se trata de una emoción contenida, de una emoción íntima e interiorizada propia de la idiosincrasia del pueblo japonés y, lógicamente, su literatura no deja de ser un reflejo de ella. Esa contención bajo la que se esconden simas de dolor, amargura e incluso desesperación resulta apabullante. Voy a transcribir un fragmento que puede darnos una idea de esa emoción:



“En ese momento, por fin lo captó. En lo más profundo de sí mismo, Tsukuru Tazaki lo comprendió: los corazones humanos no se unen sólo mediante la armonía. Se unen, más bien, herida con herida. Dolor con dolor. Fragilidad con fragilidad. No existe silencio sin un grito desgarrador, no existe perdón sin que se derrame sangre, no existe aceptación sin pasar por un intenso sentimiento de pérdida. Ésos son los cimientos de la verdadera armonía”.



Desde ayer que terminé de leer la novela he escuchado decenas de veces “Los años de peregrinaje” de Franz Listz y, en concreto, la pieza “Le mal du pays”, obra que “suena” constantemente a lo largo de la novela, porque, por motivos que no voy a desvelar, es una obra que “obsesiona” al protagonista De hecho mientras escribo esta reseña esta melodía me está sirviendo de fondo musical. Al final de esta crítica, de hecho, voy a “colgar” un video con esta obra pianística interpretada por Lázar Berman.



En este análisis, dado lo inabarcable que es esta novela por su riqueza, he pretendido, más bien, ofrecer una “guía de lectura” para encontrar algunos puntos clave que nos permitan disfrutar de ella. “Los años de peregrinación del chico sin color” es una novela exquisita, para degustarla sin prisas, dejándose llevar, simplemente, por ese inaprensible manantial que es el talento de este gran artista. Tal y como decía al principio de esta reseña, espero que muy pronto la Academia Sueca haga justicia a este escritor que, como los grandes artistas, su obra es personal y diferente a todas las demás. Su obra, a veces, resulta difícil, dura, pero ¿a quién no le duele, a veces, mirarse ante el espejo y contemplarse, simplemente tal cual es, sin afeites…? Murakami es un autor comprometido y no sólo escribe para entretener, su compromiso va más allá y, con su talento, busca ayudarnos a reflexionar, a ser mejores…



No me gustaría terminar esta reseña sin hacer mención, con toda justicia, a la cuidada edición que ha hecho la editorial Tusquets Editores y, por supuesto, a la hermosa traducción que ha hecho Gabriel Álvarez Martínez que ha sabido verter al castellano toda la belleza llena de lirismo que es inherente y consustancial a la prosa de Murakami.



Me apena repasar mi cuaderno de notas lleno de apuntes que me ha sugerido la lectura de este libro, tan sumamente interesante. Y también soy consciente de que me va a ser imposible hacer justicia, con esta modesta crítica, a un texto como “Los años de peregrinación del chico sin color”. Pero lo que sí voy a hacer es recomendar, encarecidamente, a los lectores de este blog su lectura. Aunque también me voy a permitir aconsejarles que lo lean con la “mente en blanco”, libres de todo tipo de prejuicios y que simplemente se dejen llevar por la magia y el arte de este genio de la literatura: Haruki Murakami. Porque no se trata sólo de que haya escrito una buena novela, sino que estamos hablando de un autor en la que la mayoría de sus novelas tienen un calidad más que sobresaliente.



Dicho todo lo cual, y atendiendo a todo lo referido con anterioridad en este análisis e intentando ser lo más fiel a mi manera de entender el arte literario, creo que la puntuación que más justicia haría a “Los años de peregrinación del chico sin color” del eximio escritor japonés Haruki Murakami sería de un 9,00/ 10.


© Luis Alberto Cao


(Para ilustrar esta reseña os dejo, como ya comenté, la pieza pianística "Le mal du pays"  perteneciente a "Los años de peregrinación" de Franz Liszt en la interpretación del genial Lázar Berman)