Título: Hombres desnudos.
Autor: Alicia Giménez Bartlett
Editorial: Planeta
Colección: Autores españoles e iberoamericanos.
ISBN: 978-84-08-14787-9
Fecha de publicación: 3 de noviembre de 2015.
Fecha de publicación: 3 de noviembre de 2015.
Páginas: 480.
Presentación: Tapa dura con sobrecubierta.
Precio (soporte papel): 21,90 €
Precio (e-book): 12,99 €
Precio (soporte papel): 21,90 €
Precio (e-book): 12,99 €
“¡La maldita crisis! ¡Nos va a llevar a todos a la ruina moral!”
(Hombres desnudos. Alicia Giménez Bartlett)
En esta profesión siempre resulta enriquecedor, y sobre
todo muy gratificante, cuando después de leer centenares de novelas, en muchos
casos mediocres, cuando no francamente pésimas, y que casi no justifican su
valor en el precio del papel del que están impresas, encuentras un libro que
merece la pena, un libro escrito con oficio; en definitiva una historia bien
narrada. Como bien nos recordaba un viejo catedrático la literatura, al fin y a
la postre, se resume en contar una historia. Es en esos momentos “mágicos” en
los que uno puede disfrutar con su lectura, tanto en su faceta de crítico
literario, como en su faceta amante de la lectura. Y este es uno de esos libros
que es capaz de suscitar esa “magia”. “Hombres desnudos” de la magnífica escritora
almanseña Alicia Giménez Bartlett, es una interesantísima novela cuya
profundidad nos va a permitir hacer una lectura en varios niveles. En un primer
lugar encontraremos el nivel más simple y obvio, que es propiamente la historia
que la autora nos va a narrar, pero veremos que tras esa historia la autora va
a deslizarnos muchas cosas más y, por cierto, muy profundas. Cuando hablo de
profundidad en absoluto considero que eso esté reñido con el entretenimiento;
antes bien, al contrario. “Hombres desnudos” es un libro que suscitará el interés
del lector, gracias a la técnica literaria y el oficio de la escritora, que en
mi opinión se encuentra en uno de los mejores momentos artísticos de su, por otra
parte, ya dilatada carrera literaria
“Hombres desnudos” ha sido galardonada con el Premio
Planeta, probablemente uno de los galardones literarios más prestigiosos del
mundo. Los lectores habituales de este blog literario saben que en otras
ocasiones no he tenido más remedio que opinar del bajo nivel de otras novelas
premiadas en ediciones anteriores. Pero, sin embargo, este no es el caso. Así
es que tengo que felicitar a los miembros del jurado de este Certamen integrado
por: Alberto Blecua, Fernando Delgado, Juan Eslava Galán, Pere Gimferrer, Carmen
Posadas, Rosa Regàs y Emili Rosales, por su acertadísima decisión.
Dado el interés, desde un punto de vista analítico de la novela, voy a
intentar ser lo más sistemático posible e incidir en los puntos más relevantes
para que el amable lector de estas líneas pueda orientarse en los méritos del
texto. Intentaré, como suele ser habitual ser lo más pedagógico posible para
que todas las personas que se acerquen a esta reseña puedan disfrutar de la
novela. Vaya por delante que he encontrado algunos pequeños detalles que, en mi
opinión, perjudican al resultado final de la novela pero que, por el contrario,
en modo alguno desmerece mi opinión de que estamos ante una gran novela.
Quiero advertir al lector que esta crítica va a ser algo diferente a las
que hasta ahora he escrito. Más que nada porque creo que la novela lo merece. En
la primera parte me dedicaré, más que propiamente al análisis, al comentario
literario. Creo que “Hombres desnudos” es un libro que se presta a reflexionar,
lamentablemente de un modo muy superficial puesto que, por razones obvias no
puedo alargarme mucho. Y dejaré la segunda parte para entrar más de lleno en el
análisis técnico de la novela. Y, ya por último, y a modo de resumen, “justificar”
mi opinión crítica sobre ella.
Como ya es habitual en todos mis análisis, creo que lo conveniente será
empezar con una somera sinopsis argumental, con la loable intención de situar
al lector en el marco de la novela que vamos a estudiar. Para este fin he
utilizado más que una sinopsis la recensión que publica la propia editorial
Planeta de “Hombres desnudos”.
“Nadie puede imaginar hasta qué
punto los tiempos convulsos son capaces de convertirnos en quienes ni siquiera
imaginamos que podríamos llegar a ser. Hombres desnudos es una novela sobre el
presente que estamos viviendo, donde hombres treintañeros pierden su trabajo y pueden
acabar haciendo estriptis en un club, y donde cada vez más mujeres priman su
carrera profesional sobre cualquier compromiso sentimental o familiar. En esta
historia, esos hombres y esas mujeres entran en contacto y en colisión, y lo harán
con unas consecuencias imprevisibles.
Sexo, amistad, inocencia y maldad en una combinación tan armónica como
desasosegante”.
La elección de la recensión anterior no ha
sido hecha a humos de paja; al contrario. La he utilizado porque creo que pone,
precisamente, el foco en uno de los puntos clave para, en mi opinión, entender
el fondo de la novela. Y, volviendo al comienzo de esta crítica, no quedarnos
en el nivel de lectura más simple, más obvio, sino que profundicemos al qué ha
querido decirnos la autora. A lo largo de la historia de la literatura, en
nuestro caso la española, podemos comprobar que los momentos de máximo
florecimiento de nuestras letras han estado insertos en momentos históricos de
grandes crisis: nuestro Siglo de Oro, generación del 98, etc, etc. Y es que, es
precisamente en esos momentos de crisis, cuando nuestros intelectuales,
nuestros artistas, nuestros escritores hablan a la sociedad y su obra actúa a
modo de espejo y catalizador de ese anhelo de la sociedad en crisis. Después de
este exordio que tal vez, pudiese parece extemporáneo, me gustaría enlazarlo
con la novela que analizamos. “Hombres desnudos” es una novela de “crisis”, un
texto que habla de la crisis y esto permite a Giménez Bartlett utilizar el
escalpelo y diseccionar, con una habilidad pasmosa, a toda una sociedad a
través de unos personajes. Estos personajes, tan ricos en su dibujo, en su
complejidad, en su profundidad psicológica y que van modelándose a lo largo de
la novela, nos pondrá a nosotros mismos ante ellos como si fueran un espejo de
nosotros mismos.
En primer lugar tenemos que considerar que uno
de los personajes, en concreto Javier (me resisto a decir el protagonista
porque en esta novela todos los personajes son muy importantes), es profesor de
literatura en paro. Evidentemente para una filóloga como Alicia Giménez
Bartlett debe resultar algo muy familiar. El propio Javier en la novela nos reflexiona
sobre su profesión:
“A las chicas a quienes les daba clase tampoco les importaba la
literatura, pero todo cambiaba cuando aprendían cómo se lee. Al principio
tutelaba sus lecturas, hasta que comprendían que las novelas y los versos
hablaban sobre la vida, sobre el amor, sobre las relaciones humanas, sobre
cosas con las que ellas estaban en contacto. Les enseñaba que todas aquellas
historias, siendo ficción, no hacían sino explicar la realidad”.
En este párrafo que acabo de citar la autora nos da las claves
interpretativas de esta novela. Y, como comentaba un poco más arriba, nos
muestra que la literatura, más allá de la historia que nos cuenta, ante todo
está intentando hablar de nosotros mismos (a nosotros mismos) y ser un espejo
en el que nos reflejemos y que nos ayude a entendernos, a comprendernos. En “Hombres
desnudos” Bartlett nos enfrenta dos posturas, muy claras y delimitadas, dos
formas de ver y enfrentarse a la vida, pero llevadas a una situación límite como
es la brutal crisis económica (y de valores y civilización) que aqueja nuestra
sociedad. Por cierto no se sabe muy bien que fue antes si el huevo o a la
gallina; quiero decir, si la crisis económica o está crisis de valores que
vivimos y, además, cuál fue consecuencia de cuál. A continuación voy a
transcribir un fragmento que ilustra, como veréis, con toda crudeza este
particular.
“«No soporto desnudarme y que
ella se quede vestida, mirándome como si fuera un animal en el zoo. Lo único
que quiere es humillar al tío que tiene delante, y yo tengo mi dignidad.»
Cuando me dijo eso de la dignidad me puse como una moto. ¿Es que solo él tiene
dignidad, no tengo yo la mía? Pues la tengo como todo el mundo, joder. Pero si
eres un currito sin un pavo tienes que cerrar los ojos y pasar por muchas
cosas. Además, estamos hablando de desnudarse, solo de quedarse en pelotas. ¡Ya
está bien de cogérsela con papel de fumar!, que la vida está muy chunga. Yo he
tenido que hacer muchas cosas que no me apetecían un carajo: aguantar
palmetazos en el culo de alguna tía guarra y borde, hacerles el beso negro a
una o dos viejas de más de cincuenta años que me daban un asco que te cagas.
Pero este negocio es así; todos los currelos tienen partes malas, ¿o es un
placer de cojones levantarse todos los días a las seis de la mañana, coger el
metro, hacer dos transbordos y plantarse en la fábrica a las ocho para pasarse
todo el día encerrado como un preso en un penal? ¡Anda ya, hombre! Y luego,
vivir en un puto cuchitril con cuatro euros al día”.
Entrando ya en la segunda parte de este análisis me gustaría que fijásemos
la atención en algunos detalles, más técnicos, que nos ayuden a comprender y
entender los resortes que utiliza la autora para dar vida y credibilidad a su
novela, como se suele decir para “dotar de carne” a su relato. En primer lugar
me gustaría detenerme en el uso que Bartlett hace de la figura del narrador.
Como ya he comentado en otras reseñas anteriores, es muy importante dónde pone
la voz narrativa el escritor, porque es, sin duda alguna, una de las variables
más importantes a la hora de contar una historia. La autora, en esta novela, va
a utilizar una especie de narrador “coral”. En este detalle, tan bien
utilizado, se aprecia el domino narrativo que ha alcanzado Bartlett. En primer
lugar podemos decir que el libro está narrado por los propios personajes, con
una ausencia total de la habitual figura del narrador en tercera persona, a
modo de la voz del autor. Este detalle obliga a seguir una narración
cronológica, al hilo de los pensamientos, de los sentimientos de los personajes
que nos van narrando en primera persona su historia y en tiempo presente. Pero
claro, el gran mérito de la autora es que en todo momento, aunque se vayan
entremezclando las voces narrativas, el lector siempre tiene claro de qué personaje
es la voz narrativa. Y esto que parece tan sencillo es realmente difícil
(hacerlo bien, obviamente). Para conseguir este efecto Bartlett va a
caracterizar fraseológicamente a cada uno de los personajes, tanto por su
léxico como por sus expresiones y usos idiomáticos. (Sobre este tema me
encantaría poder explayarme ampliamente porque he llenado decenas de cuartillas
con un análisis más exhaustivo a este respecto).
Si entramos a considerar el estilo que Bartlett utiliza, como vehículo
narrativo en esta novela, podemos precisar que es un estilo actual, un estilo
aparentemente simple, pero en modo alguno desaliñado. Creo que en el siguiente
fragmento que transcribo la autora nos hace toda una declaración de principios,
acerca de cómo debe ser el estilo en una obra literaria:
“Me paro y recapacito: hombre
tosco, voluntad de orden y belleza. Estoy empezando a utilizar en mis
pensamientos el vocabulario de una mala novela, una de esas que se autoeditan
los desgraciados que se creen geniales: un vocabulario rimbombante, vacío”
Me imagino que muchos lectores llegados a este punto quizá estén
echando de menos algo más de información acerca de qué trata la novela. Y tienen
razón. He evitado hablar acerca del tema que trata fundamental porque creo que “Hombres
desnudos” es una novela que hay que leer y pretendo que el lector que se
acerque a ella, espero que muchos, lo haga con la mirada limpia sin ningún tipo
de condicionamientos y simplemente se deje llevar por esta historia con la que Alicia
Giménez Bartlett nos “vapuleará”.
Al principio de esta reseña ya avise, al eventual lector, de la
existencia de algunos “pequeños detalles” que, en mi opinión, perjudicaban, de alguna
manera, mi valoración, por otra parte magnífica, de la novela. Creo, con toda
sinceridad, que quizá en algunos momentos puntuales, el relato se vuelve un
poco repetitivo (vais a disculparme que no entre en mucho detalle para no “reventaros”
la novela). Por lo demás la edición de la novela es excelente. Eso sí, tengo
que destacar que me ha llamado la atención un curioso lapsus-gazapo que se desliza
en la novela (En honor a la verdad si lo cito es únicamente por si, en
sucesivas ediciones pudiese ser corregido). Voy a transcribir el párrafo donde
aparece el lapsus.
“He llamado a mi despacho al
encargado de personal y le he anunciado que David causa baja en la empresa. Su
cara traslucía la lucha entre la discreción y la curiosidad. «Voluntariamente»,
he añadido. El hijo de puta de Javier me ha puesto en una situación difícil”.
Resulta evidente, leyendo la novela, que en donde dice Javier realmente
debería decir David. En cualquier caso, y como colofón final a esta crítica
literaria me gustaría resaltar y destacar el magnífico final de la novela.
Mucho más no puedo decir pero en ese final, tan abrupto y tan bien escrito la
autora dejará al lector sin aliento. Y, también me gustaría reclamar la
atención del lector sobre el último párrafo, y la técnica que utiliza, para
terminar esta magnífica novela. Como colofón final, y por último, me gustaría
destacar la maestría de la autora que como los buenos magos nos sorprende con
el efecto de su magia pero, gracias a su técnica, nunca descubrimos el truco.
Dicho todo lo cual y teniendo en cuenta todos los méritos arriba
expuestos a lo largo de este análisis, creo que la puntuación más ajustada,
conforme a mi modo de entender el arte literario, para juzgar la novela “Hombres
desnudos”, ganadora del Premio Planeta, en su edición del año 2015, de la gran
escritora almanseña Alicia Giménez Bartlett sería de un 9,00/10
© Luis Alberto Cao
(Para ilustrar la reseña os dejo el video de la entrega del Premio
Planeta 2016 con el que está novela fue galardonada)
Tengo muchas ganas de leerlo, me parece una lectura interesante =)
ResponderEliminarBesotes
Con la reseña tan buena que usted ha dado merece mucho la pena leer este libro y respecto a lo que ha dicho de los ganadores de los premios planetas tiene toda la razón de un tiempo atrás hay muy pocos libros ganadores que merecen la pena leerlo gracias por atenderme y quisiera que me diera usted una opinión sobre el libro de Enmanuel Carrete el Reino que me lo han regalado estas navidad es junto a Besos en el Pan de Almudena Grandes muchas gracias
ResponderEliminarMe ha gustado mucho este nuevo registro de Giménez Bartlett ¡¡¡ Un abrazo
ResponderEliminarSomos de un grupo de lectura de Barcelona y le damos las gracias por sus maravillosas reseñas que nos sirven de base para nuestras tertulias. Tambien nos ayudan para comprar los libros de nuestra biblioteca de la cooperativa. Muchas gracias.
ResponderEliminarExiste una segunda parte?
ResponderEliminarNo puedo agradecer en demasia haber encontrado este blog, que ha hecho de mí una lectora habitual! Gracias y espero, siempre un nuevo post para poder mantener un gran nivel de calidad en mis lecturas gracias a los consejos y opiniones que encuentro en este blog!
ResponderEliminarrecomentdado
100% recomendado
un saludo
Paulina