Título
original: El juego de Ripper.
Autor:
Isabel Allende.
Editorial:
Plaza & Janés.
ISBN:
9788401342158
Páginas:
480.
Fecha
de publicación: 2 de enero de 2014.
Precio:
22,90 €.
“Sólo los tontos
carecen de dolores de conciencia”
(El juego de
Ripper. Isabel Allende)
Había leído en
un libro sobre samuráis una frase que adoptó como su lema:
un guerrero sin
práctica espiritual es sólo un asesino.
(El juego de
Ripper. Isabel Allende)
Después
de muchos años dedicado a este fascinante mundo de la crítica literaria, tengo
la suerte de poder decir que cada vez que me siento ante mi mesa de trabajo,
con un nuevo libro entre las manos, siempre mantengo esa ilusión, ese
palpitante deseo, expectante diría yo, de dejarme arrastrar, de dejarme
“sorprender” y “enamorar” por todos y cada uno de los libros que leo. Tengo que
reconocer que no hay nada que me haga tan feliz como la alegría que me produce
el triunfo y el éxito de un autor. La creación literaria, como por otra parte
la mayoría de los trabajos de creación artística, es una profesión muy
solitaria en la que el autor se siente, en mi opinión, especialmente solo y
desasistido, huérfano tal vez sería la palabra, ante su propia obra. De ahí,
entre otros motivos, mi respeto hacía todos los autores por el titánico
esfuerzo que realizan “luchando”, especialmente, contra sí mismos.
He
querido encabezar este análisis literario de la última novela de la gran
escritora chilena Isabel Allende “El juego de Ripper”, con este inusual
preámbulo que, sin embargo, me parece imprescindible. Esta es la segunda vez
que Isabel Allende “visita” este blog literario. La primera fue con motivo de
la reseña de su anterior novela “El cuaderno de Maya” (pulsar el título para
leer la reseña). Probablemente, esa sea una de las reseñas que me resultó más
difícil de escribir. A estas alturas resulta redundante decir que Isabel
Allende es una de las autoras más importantes de la literatura hispanoamericana
y especialmente querida y apreciada por los lectores. Autora de una sólida
obra, eso sí, y según mi opinión, con algunos altibajos, pero en líneas
generales más que notable. Pues bien, como esbozaba un poco más arriba, la
reseña de “El cuaderno de Maya” me resultó especialmente penosa de escribir
porque me pareció un libro muy flojo, muy pobre, con un nivel muy inferior a la
media de su obra narrativa. Muchos amigos lectores de este blog tuvieron la
amabilidad de escribirme para expresarme su disconformidad con el sentido de mi
crítica pero, sin embargo, y como siempre he mantenido desde que inicie mi
labor como crítico literario, he intentado, única y exclusivamente, ser fiel a
mi conciencia y a mi modo de entender el arte literario y a pesar de todo el
dolor de mi corazón siempre que tengo que hacer una crítica “no muy positiva”.
Por todo esto, os confieso, que antes de sumergirme en la lectura analítica de
“El juego de Ripper” me sentía en un estado de una cierta “desazón” ante el
libro que se abría ante mis ojos. Sin embargo, y ya avanzando el tono general
en el que se desarrollará este análisis literario, tengo que reconocer que, por
las razones que expondré a lo largo de estas páginas, he quedado francamente
satisfecho y aliviado después de leer esta magnífica novela que me ha sabido
cautivar y mantener “en vilo” en algunos momentos. “El juego de Ripper” es una
novela valiente en la que la autora ha dado una paso al frente, demostrando su
talento, en un libro totalmente alejado del sendero en el que, habitualmente, transitaba
su obra narrativa. Sirva todo lo dicho como una mera introducción general sin
perjuicio de su minucioso y crítico análisis posterior.
Con
la intención de seguir un orden metodológico, y con la loable intención de
situar al eventual lector de estas páginas, en el texto objeto de este
análisis, creo que lo más conveniente sería pergeñar una breve sinopsis
argumental de los hechos que acaecen en la novela “El juego de Ripper” de
Isabel Allende. Para este fin utilizaré la recensión que ha publicado la propia
editorial Plaza & Janés.
“La novela
recuerda a las mejores historias de los maestros del suspense. Se trata de un
puzle perfectamente ideado, cuyas piezas van encajando conforme se avanza en la
lectura hasta su insospechado final. Con El juego de Ripper, Isabel Allende da
un giro a su narrativa y, con su inconfundible estilo, se atreve con una trama
de investigación que demuestra su inagotable capacidad de reinvención. El libro
es puro Isabel Allende y nos deleita con personajes inolvidables que
emocionarán a los lectores desde la primera página. Tal como predijo la
astróloga más reputada de San Francisco, una oleada de crímenes comienza a
sacudir la ciudad. En la investigación sobre los asesinatos, el inspector Bob
Martín recibirá la ayuda inesperada de un grupo de internautas especializados
en juegos de rol, Ripper. «"Mi madre todavía está viva, pero la matará el
Viernes Santo a medianoche", le advirtió Amanda Martín al inspector jefe y
éste no lo puso en duda, porque la chica había dado pruebas de saber más que él
y todos sus colegas del Departamento de Homicidios. La mujer estaba cautiva en
algún punto de los dieciocho mil kilómetros cuadrados de la bahía de San
Francisco, tenían pocas horas para encontrarla con vida y él no sabía por dónde
empezar a buscarla.» Como en sus anteriores novelas, a través de esta historia
se abordan temas universales como la ecología, defensa social, racismo,
marginación, la generación hippy, el mundo gay, las medicinas naturales, la
relación mente-cuerpo…”.
Dada
la riqueza, desde un punto de vista analítico, de “El juego de Ripper”
intentaré ser lo más sistemático posible para, de este modo, intentar abordar
los aspectos fundamentales de la novela. En cualquier caso tengo que comentaros
que mi cuaderno de apuntes está repleto de notas y sugerencias que la lectura
de este libro me ha ofrecido, lo cual, sin duda alguna, ya dice mucho de este
libro. “El juego de Ripper” es, dentro de la producción narrativa de Isabel
Allende, un libro que rompe moldes con respecto a sus otras novelas. En primer
lugar por su temática de género “negro”, con el que la autora, hasta ahora, no
se había atrevido y, por otra parte y desde un punto de vista técnico y de
desarrollo, algunas novedades que resultaban inéditas hasta ahora. En la
primera parte de la novela veremos algunas de sus líneas fundamentales, que
hacen plenamente reconocible la “autoría” por parte de Allende de la novela.
Tanto en la presentación de los personajes, especialmente por la importancia
del núcleo familiar, como por la presencia de la figura de los abuelos
prácticamente omnímoda en toda su producción literaria, como por su ulterior
desarrollo dramático. También resulta reconocible en su prosa ubérrima y llena
de sugerencias que apelan directamente al mundo sensitivo, así como ese interés
por ese mundo “mágico” de los rituales, las mancias, etc…. Sin embargo, en la
segunda parte del libro Isabel Allende, la Isabel Allende que hasta ahora
conocíamos, se va diluyendo en una escritura mucho más incisiva, mucho más
directa que va preconizando toda esa “gramática” propia de la novela “negra”
con algunos momentos, francamente adictivos, que dejarán prácticamente sin
resuello al lector y le impedirán abandonar su lectura. Como sabéis los
lectores habituales de este blog para mí es fundamental, a la hora de analizar
y estudiar una novela, tanto el comienzo, cuya finalidad es “prender” al
lector, como el final que es el remate, la resolución final de toda la trama.
En ambos casos la autora consigue satisfacer plenamente al lector. Como es
obvio no voy a reventar la novela hablando abiertamente del final; nada más
lejos de mi intención porque precisamente lo que recomiendo encarecidamente al
lector es que la lea. Pero sí me voy a permitir transcribir los dos primeros
párrafos de la novela para dar una idea al lector de cómo debe arrancar una
buena novela.
“«Mi madre
todavía está viva, pero la matarán el Viernes Santo a medianoche», le advirtió
Amanda Martín al inspector jefe y éste no lo puso en duda, porque la chica
había dado pruebas de saber más que él y todos sus colegas del Departamento de
Homicidios. La mujer estaba cautiva en algún punto de los dieciocho mil
kilómetros cuadrados de la bahía de San Francisco, tenían pocas horas para
encontrarla con vida y él no sabía por dónde empezar a buscarla.
Los chicos
llamaron al primer asesinato «el crimen del bate fuera de lugar», para no
humillar a la víctima con una denominación más explícita. Eran cinco
adolescentes y un caballero de cierta edad que se juntaban mediante sus
computadoras para participar en Ripper, un juego de rol”.
Como
esbozaba un poco más arriba Isabel Allende es una autora dueña de una prosa
exuberante, eufónica y, en algunos momentos, de una belleza lírica que consigue
emocionarme. Su prosa es tremendamente sensorial, por así decirlo diríamos que
entra por todos nuestros sentidos, potenciando todo tipo de recursos que apelan
a todos ese mundo sensible. Para ilustrar este detalle técnico he elegido un
par de fragmentos que muestran esa desbordante prosa “sensorial”. En ambos casos
la autora nos va a plantear una suerte de etopeya en la que se va a servir, en
el primero de ellos, de la sensación olfativa y, en el segundo, de la
descripción del interior de la casa.
“Catalogaba a la
gente a través del olfato: Blake, su abuelo, olía a bondad, una mezcla de
chaleco de lana y manzanilla; Bob, su padre, a reciedumbre: metal, tabaco y
loción de afeitar; Bradley, a sensualidad, es decir, a sudor y cloro; Ryan
Miller olía a confianza y lealtad, olor a perro, el mejor olor del mundo. Y en
cuanto a Indiana, su madre, olía a magia, porque estaba impregnada de las
fragancias de su oficio”.
“Por dentro la
casa era acogedora, con muebles sólidos, alfombras gastadas, juguetes tirados
en el suelo, fotografías de familia, una estantería con trofeos deportivos y
dos gatos gordos echados en el sofá de felpa verde. En una silla presidencial
de respaldo alto y patas de león estaba instalada la abuela de Bob, una dama
derecha como una estaca, toda de negro, como su hija, con el pelo gris en un moño
tan apretado que de frente parecía pelada. Los miró de arriba abajo sin
responder a su saludo”.
Profundizando
ya, un poco más, en los mimbres técnico que la autora utiliza para armar la
novela, no puede quedar ajeno a este análisis el acierto de Isabel Allende a la
hora de situar la voz narrativa (tratándose del género en el que está adscrita
la novela). La autora pone la voz narrativa en tercera persona limitada.
Excepto en la parte final de la novela que, apoyándose en el recurso
tipográfico de la letra en cursiva, el asesino irá intercalando un interesante
monólogo que será determinante a la hora de “rematar” y “redondear” con tanta
brillantez la novela. El tiempo narrativo es lineal, con excepción de algunos
breves “flashbacks” explicativos y, por lo demás, necesarios para la correcta
comprensión de la novela.
Otro
punto siempre necesario a la hora de analizar un texto literario es el estudio
de los personajes. El autor a la hora de plantearnos una historia necesita,
obligatoriamente, apoyarse en los personajes. Existen centenares de teorías
literarias sobre el uso de los personajes pero, en el fondo, casi todas son
unánimes a la hora de valorar su importancia en la planificación de un texto
literario. En “El juego de Ripper” Isabel Allende vuelve a plantearnos esa
pléyade de personajes de su universo particular (de nuevo vuelve a aparecer,
como refería un poco más arriba, la figura de los abuelos y los nietos de tanta
importancia en toda su obra narrativa). Sin embargo, es justo reconocer, la sólida
construcción de los personajes y cómo van “evolucionando” a lo largo de la
novela. Todos estos personajes, por lo general, son complejos y polifacéticos
(en la acepción de que ofrecen varias facetas o aspectos) pero, sin embargo,
están soberbiamente tratados y perfilados por la autora. El personaje principal
de Indiana es un típico personaje del universo “allendiano” (permítaseme este
neologismo) por su carácter, su vitalidad, su bondad y amor hacia el prójimo… Dentro
del contexto de su obra, el personaje de Indiana, queda inserto entre aquellos
que tienen ciertos poderes “curativos”, “adivinatorios” o afines a las técnicas
de meditación o, más en general, al pensamiento oriental. De hecho Indiana, la
protagonista de “El juego de Ripper” es sanadora, experta en terapia Reiki y
aromaterapia. Este afán de trascendencia “oriental” por parte de la
protagonista dará pie a algunas reflexiones:
“Todo ocurre
simultáneamente, no existe el tiempo, no hay límites en el espacio, somos parte
de la unidad espiritual que contiene las almas que se encarnaron antes, las de
ahora y las de mañana, todos somos gotas del mismo océano, se repitió
calladamente, como tantas veces lo había dicho y lo había sentido en la
meditación”.
Para
nadie resulta extraño afirmar que Isabel Allende es una afamada autora con una
larga carrera literaria. En “El juego de Ripper” resulta palmario el dominio de
la técnica narrativa de la autora. Si profundizamos en el análisis
comprobaremos la dosificación de la acción y cómo, con que sabiduría, es capaz
de entremezclar la “escenas” dramáticas para saber propiciar un irresistible e
imparable “in crescendo” que aboca a un interesante clímax narrativo. Ya
adelanto al lector que el final es magnífico y con un romanticismo apabullante…
( y hasta ahí puedo leer).
“La
potencia intelectual de un hombre (obviando el machismo de la época, yo diría del
ser humano) se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar” (Frederick
Nietzsche). He citado esta frase para destacar el sentido del humor, fino e
inteligente, con el que nos regala la autora en algunos momentos de la novela.
Me gustaría citar un par de ejemplos. En el primero veremos como la autora
ironiza, sin citarlo, sobre el famoso libro “Cincuenta sombras de Grey” de
E.L.James, mientras que en el segundo ironizará sobre este mundo tan
hiperviolento en el que especialmente los jóvenes conviven con “normalidad” con
ella y de la que han quedado encallecidos por su continua exposición.
“Inexplicablemente,
esa joven ejecutiva del banco Wells Fargo se excitaba con la obediencia, la
degradación y el castigo. Jennifer era el sueño de cualquier hombre razonable,
pero a Miller, que tenía gustos simples, le había costado tanto adaptarse a las
reglas del juego, que ella le pasó un libro publicado recientemente para que se
informara. Se trataba de una novela con un título sobre el color beige, o tal
vez era gris, no estaba seguro, muy popular entre las mujeres, con el argumento
tradicional de las novelas románticas más una dosis de pornografía suave, sobre
la relación sadomasoquista entre una virgen inocente de labios turgentes y un
multimillonario guapo y mandón. Jennifer subrayó en la novela el contrato que
especificaba las diversas formas de maltrato que la virgen —una vez que dejara
de serlo— debía soportar: látigo, garrote, palos, violación y cualquier otra
forma de penitencia que a su amo se le ocurriera, siempre que no dejara
cicatrices ni salpicara demasiado las paredes. A Miller no le quedó claro a
cambio de qué la protagonista se sometía a esos extremos de violencia
doméstica, pero Jennifer le hizo ver lo obvio: sufriendo, la ex virgen llegaba
al paroxismo del placer sin sentido de culpa”.
“—Yo vi algo así
en una película. Al preso condenado a muerte no lo mojaron antes de ejecutarlo
en la silla eléctrica y prácticamente se cocinó —dijo Amanda.
—¡No deberías
ver ese tipo de películas! —exclamó Kabel (su abuelo).
—Era para
menores, no tenía sexo”.
En
“El juego de Ripper” Isabel Allende se vuelve a interesar por los problemas de
la sociedad actual. Me atrevería a decir que en sus obras subyace un innegable
interés social. En esta novela la autora vuelve, una vez más, sobre la
problemática de la juventud pero analizada dentro del contexto del relato. Allende
analizará el uso de internet y las redes sociales en la actualidad y cómo han
influido, de un modo decisivo y determinante, en nuestra sociedad actual y muy
especialmente en los adolescentes. A lo largo del libro aparecen algunas
referencias a las desigualdades sociales, como por ejemplo:
“«Nadie se hace
rico trabajando», le contestó él, divertido, y le dio una clase sobre la
distribución de la riqueza y cómo las leyes y religiones se encargaban de
proteger los bienes y privilegios de quienes poseían más, en desmedro de los
pobres, para concluir que el sistema era de una injusticia garrafal, pero por
suerte él pertenecía al grupo de los afortunados”.
En
mi calidad de filólogo y, “stricto sensu”, “enamorado de la palabra”, disfruto
mucho leyendo novelas escritas por autores del otro lado del Atlántico. Me
reconozco un enamorado de la riqueza léxica de estos autores y de su
desbordante belleza plástica. Tenemos la fortuna de hablar una lengua
tremendamente rica y que se habla en medio mundo. A lo largo de la novela hay
muchos ejemplos de palabras que se mantienen vivas allá mientras que aquí han
quedado obsoletas.
“El rumor
persistente en North Beach era que la mujer del dueño lo roció con gasolina y
le prendió fuego para fregar a su marido infiel, pero la compañía de seguros no
pudo probarlo. El nuevo Cuore d’Italia contaba con flamante mobiliario y
conservaba el ambiente original con enormes cuadros de paisajes idealizados de
la Toscana, jarrones de loza pintada y flores de plástico”.
En
este ejemplo vemos el uso de la palabra fregar, con la acepción de “fastidiar,
molestar, jorobar”, que, a pesar de figurar en el Diccionario de la Real
Academia Española de la Lengua ha quedado en desuso en el español que se habla
a este lado del Atlántico y que, para mí, resulta hermosísima.
Me
gustaría comentar, para ir terminando con este larguísimo análisis literario,
como curiosidad, las sorprendentes similitudes que he encontrado entre las dos
últimas novelas que he reseñado en este blog “El canto del cuco” (pinchar el título para leer la reseña) y “El juego de Ripper”: ambas novelas
policiacas; en ambas los protagonistas son excombatientes en Afganistán; son
mutilados de guerra; les falta una pierna y tiene que utilizar prótesis;
aparece una espectacular modelo negra…. Cito esto como algo meramente anecdótico,
por supuesto.
Al
final del libro, ya en el apartado de agradecimientos, la autora lo encabeza
con un párrafo muy interesante:
“Este libro
nació el 8 de enero de 2012 porque mi agente, Carmen Balcells, nos sugirió a
Willie Gordon, mi marido, y a mí, que escribiéramos una historia de crimen a cuatro
manos. Lo intentamos, pero a las veinticuatro horas fue evidente que el
proyecto terminaría en divorcio, de modo que él se dedicó a lo suyo —su sexta
novela policial— y yo me encerré a escribir a solas, como siempre”.
Creo
que sería difícil entender la literatura en español del siglo XX sin la excelsa
e inconmensurable figura de Carmen Ballcells. Esta veterana “madre” de todos
los agentes literarios en lengua española, con su sabiduría y su fino olfato
literario es un personaje ineludible para entender la literatura. En lo que
respecta a “El juego de Ripper” Carmen Ballcells gran conocedora del talento de
Isabel Allende creo que, con su clarividencia habitual, acertó plenamente al
proponer a la gran escritora chilena ese cambio de registro literario con el
que ha debutado en esta novela. Auguro que no será su última novela dentro de
un género, que adaptado a su estilo literario, puede proporcionarle un
considerable éxito artístico y comercial.
Ya
por último, y como resumen general de este análisis literario de la novela “El
juego de Ripper”, me gustaría destacar algunos aspectos fundamentales a la hora
de analizar esta novela. En primer lugar creo que es necesario reseñar la valentía
por parte de una autora consagrada como Isabel Allende a la hora de dar un giro
copernicano a su trayectoria literaria con una novela tan alejada de su
temática habitual (aunque hay que reconocer que es una novela deudora de su
universo particular). Cuando reseñe “El cuaderno de Maya”, en honor a mi
conciencia, tuve que señalar esa novela como una de las más “flojas” de su
producción y en algunos momentos, incluso, indigna de su talento. En este caso
tengo que admitir, sin ambages, que “El juego de Ripper” es una novela más que
notable. No diré que es su mejor novela porque, en mi opinión, no es así. Sin
embargo, sin duda alguna, está, por méritos propios, entre las mejores. La
novela adolece de algunos pequeños defectos, especialmente de desarrollo
argumental, pero que, con toda honestidad son tan nimios que, ni siquiera,
merece le pena citarlos. En resumen, desde este blog literario creo que puedo
recomendar su lectura porque “El juego de Ripper” es una novela que irá
“enredando” al lector en su trama y proporcionará momentos francamente
adictivos y todo ello, como es marca de la casa, con una buena dosis de amor y de
romanticismo exacerbado.
Como
suele suceder con las novelas importantes mi cuaderno de notas queda repleto de
detalles técnicos y de su sugerencias que me ha aportado su lectura y que, por
desgracia, y por limitaciones de espacio, van a quedar inéditas Cuanto menos he
intentado, en esta reseñar, sacar a colación las columnas miliares sobre las
que se sustenta este libro.
Ya
sólo me resta felicitar a Isabel Allende, si leyese este análisis, por esta
novela, escrita con tanto conocimiento de la técnica literaria y del uso de los
resortes que propician la pasión y el interés a la hora de narrar una historia
y, por supuesto, por su valentía a la de saltar al vacío sin red, con esta
ambiciosa novela “negra” tan netamente hispanoamericana.
Tomando
en consideración todo lo dicho con anterioridad e intentando ser lo más fiel
posible a mi conciencia y modo de entender el arte literario, creo que la
puntuación que haría más justicia, a la hora de enjuiciar la novela “El juego
de Ripper” de la gran escritora chilena Isabel Allende sería de un 8,75/10.
(Para ilustrar esta reseña os dejo una entrevista interesante entrevista a Isabel Allende)
Pues francamente, he flipado con todos esos paralelismos con "El canto del cuco", ni a propósito... Hace mucho tiempo que no leo a Allende, supongo que me saturé y hasta le tomé un poco de manía (cosas de una), pero esta novela es otra cosa y lo que cuentas me atrae, seguro que acabaré leyéndola. Un abrazo.
ResponderEliminarMadre del cielo, como novela negra es horrorosa, mucho mejor "El canto del cuco", mucho, mucho mejor. Ripper es un despropósito, llega un momento en el que no se sabe lo que se está leyendo, y hay que esperar a más de la mitad para que pase algo que no sea lo del bate en el culo. No, no es su estilo y nunca lo será, por mucho que le hayan pedido que se sume a la moda de la novela negra, no sabe usar los resortes necesarios para crear tensión. Pero bueno, lo de la literatura es como las novias. Para gustos.
ResponderEliminarDe acuerdo con muchas de sus apreciaciones, sin embargo, esta parece "novela policiaca para adolescentes" En mi opinión, cuando se trate de este género hay que buscar al autor apropiado. (zapatero a tus zapatos)
ResponderEliminarHola:
ResponderEliminarDe Isabel sólo he leído "Mi país inventado". Me pareció un libro digno. Mejor de lo que esperaba.
Pero, más que para escribir mi opinión sobre ella, lo que pretendo con este comentario es transmitirle mis ansias por leer su reseña de "En la orilla". Tiene muy buena pinta.
Gracias por seguir con su blog (hoy no sabía si tratarlo de usted o de tú. No sé que he hecho otras veces).
Saludos desde Canarias, donde la gente no sabe adaptarse a las estaciones y va a la playa. Claro que el clima tampoco parece querer adaptarse.
Pues yo tengo que decir que no me ha gustado, no soy muy fan de Isabel Allende, pero es que como novela negra deja mucho que desear. Hasta el final ni siquiera lo parece.
ResponderEliminarDesde enero estamos huérfanos tus lectores. ¿Dónde te nos has metido? Te echamos de menos. Espero, como siempre, que se deba a otras ocupaciones y no a cuestiones de salud o a cualquier problema.
ResponderEliminarSaludos y abrazos mil.
leí la novela, guiada por tu calificación y me encantó, muchas gracias, sigo silenciosamente tu blog desde Buenos Aires, Argentina y me ha ayudado mucho para escoger mis lecturas. Muchas gracias!!! Patricia
ResponderEliminarHe leído la novela, y .... lamento decir que no estoy tan entusiasmado como Ud., querido Licenciado, lo está. Antes que nada, me declaro fan de Allende. Hace años me deslumbró con "La casa de los espíritus". Y desde entonces, digo con orgullo que he leído casi todos sus libros (me faltan dos).
ResponderEliminarComo digo, lamento decir que "Los cuadernos de Maya", y ahora, "Los juegos de Ripper" no me han llenado tanto como con ella me solía ocurrir. No me atrevo a decir que son malos, no, eso no. Simplemente, no me dejan la satisfacción que antes tenía. Y, viniendo de ella, me deja un regusto,.. que no quiero tener. En otros escritores, si un libro no me convence (raramente) no tiene importancia.
Seguiré las noticias sobre mi querida Isabel Allende, y con la misma veneración que hasta ahora. Espero y deseo seguir manteniéndola.
Aún así, aunque no lleguemos a coincidir en la valoración del libro, de nuevo gracias por tus buenos comentarios y agudas observaciones. Alabo su capacidad de análisis, y el gusto por querer transmitir sus impresiones de un libro de una manera tan seria y, sobre todo, tan fundamentada. Muchas gracias !!!!!!
Me uno al comentario de D. José Guedes. Desde Enero tus lectores estamos un poco huérfanos. Como él, espero que se deba a otras ocupaciones, y no a problemas mayores.
ResponderEliminarMuchos saludos, y esperamos verle / leerle pronto
Parece que el crìtico tiene algun tipo de acuerdo con la Allende... de no ser asi... sus comentarios estàn fuera de toda lògica, hace 1 mes que estoy tratando de leer este... engendro... y si no hubiera leìdo obras anteriores de la autora dirìa que es una tomada de pelo hacia el pùblico... deberia darle verguenza por haber escrito semejante despropòsito y si ya no tiene ganas de escribir, que cuelgue los guantes o se dedique a la jardineria... una grandisima desilucion... he disfrutado... un poco de "los cuadernos de Maya" pero eso es un asco
ResponderEliminarA mí este libro no me gustó demasiado. Me gusta Allende pero no esta versión suya. No sé, esperaba otra cosa.
ResponderEliminarBuena reseña.
¡Nos leemos! :)
Primer libro que leo, y me gustó, pero no soy partidaria de leer muchos libros del mismo autor...
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