Título: Milena
o el fémur más bello del mundo
Autor: Jorge Zepeda Patterson.
Editorial: Planeta.
Autor: Jorge Zepeda Patterson.
Editorial: Planeta.
Colección:
Autores Españoles e Iberoamericanos
ISBN: 978-84-08-13405-3
Páginas: 480.
Fecha de publicación: 4 de noviembre de 2014.
ISBN: 978-84-08-13405-3
Páginas: 480.
Fecha de publicación: 4 de noviembre de 2014.
Precio: 21,50
€
“Lo que yo quiero, corazón
cobarde, es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te
matas, y matarme contigo si te mueres,
porque el amor cuando no
muere mata, y amores que matan nunca mueren”
(Joaquín Sabina)
“Los seres humanos no son
lo que parecen,
pero tampoco son lo que
creen que son”
“El hogar es el lugar al
que vas cuando no tienes dónde ir”
(Milena o el fémur más
bello del mundo. Jorge Zepeda Patterson).
“Homo hominis lupus”
(El hombre es un lobo para
el hombre)
(Asinaria. Plauto)
Después de
este largo paréntesis que me he visto obligado a realizar, por desgracia, debido
a unos ineludibles compromisos laborales, a los que no he podido sustraerme, es
para mí todo un placer volver a estar con tod@s vosotr@s en esta nueva etapa de
este modesto blog literario llamado “Las bizarrías de Belisa”. Blog que,
además, tantas satisfacciones me reporta
a diario gracias a vuestra apoyo y cariño. También aprovecho para agradeceros,
de todo corazón, vuestro sincero interés por mí durante todo este tiempo.
Gracias por vuestra preocupación y por vuestros cariñosos correos y mensajes en
todas las redes sociales.
Tras esta
inevitable digresión, que creo necesaria después de una ausencia tan
prolongada, aprovecharé para expresaros, sin más dilación, mi satisfacción. Sí,
mi satisfacción a la hora de analizar la novela que, en la edición de este año,
se ha hecho acreedora de, probablemente, el galardón más prestigioso e
importante en lengua castellana que distingue a una novela en lengua castellana:
el Premio Planeta. Se trata de la novela “Milena
o el fémur más bello del mundo” del escritor mexicano Jorge Zepeda
Patterson. Después de algunos años en los que, por desgracia, y al menos esa es
mi opinión, los títulos galardonados no eran, en absoluto merecedores de este
Premio, por su baja calidad literaria y artística; en algunos casos, aquí
reseñados, ciertamente, misérrima. Sin embargo es para mí toda una
satisfacción, tras leer esta novela con toda atención y con el mayor espíritu
crítico, como intento hacer habitualmente en estos análisis, poder decir que,
en ésta (a pesar de la recomendación de la Real Academia me voy a “permitir” el
desacato de tildar este pronombre demostrativo) sí que el Jurado ha estado muy
acertado en la indubitable calidad de este texto. Tengo que confesaros que, ya
antes de leer el libro, tenía un buen pálpito porque Jorge Zepeda Patterson no
es para mí un autor desconocido, todo lo contrario, sino un autor que ya en mis
fichas de trabajo figuraba con la etiqueta “interesante, a seguir”, sobre todo a
partir de la lectura de su anterior novela: “Los
corruptores”. A modo de marco general, y sin perjuicio de su posterior y
minucioso análisis estilístico y literario, si me gustaría avanzar que “Milena o el fémur más bello del mundo” es
una novela muy interesante y tengo que destacar que especialmente bien escrita
desde un punto de vista estructural. Y, como bien sabéis lo seguidores
habituales de este blog, me gusta, especialmente, por su valentía a la hora de
abordar un tema tan candente y tan espinoso como el que desarrolla en su
novela. Un texto con algunos momentos francamente brillante alternando con algunas “mínimas” simas en su
tensión dramática, pero manteniendo, por lo general, un adictivo “crescendo”
narrativo que estoy convencido de que no dejará a ningún lector indiferente.
Antes de
entrar propiamente en la “disección” de “Milena
o el fémur más bello del mundo” y por el seguir el orden metodológico y
expositivo habitual, creo que lo más conveniente es transcribir la sinopsis
argumental de la novela para, así, poder situar al eventual lector de esta
reseña en el objeto de la materia de este análisis. He optado por transcribir
la sinopsis que ofrece la propia editorial Planeta que me parece bastante
adecuada para nuestro propósito.
“La belleza de Milena también fue su perdición.
Convertida en esclava sexual desde la adolescencia, intenta huir cuando muere
su protector, un magnate de la comunicación que sufre un fallo cardiaco
mientras hace el amor con ella. En su angustiosa fuga, se cruza con los Azules,
un trío de justicieros formado por el periodista Tomás Arizmendi, la política
Amelia Navarro y el especialista en alta seguridad, Jaime Lemus. Ellos desean
liberarla, pero Milena guarda con recelo un espinoso misterio que atesora en su
libreta negra y que supone su salvación y, sobre todo, su venganza.
Una vigorosa novela de acción y amor que denuncia los abusos de poder y la corrupción, pero que sobre todo, nos muestra el alma abierta de una mujer vejada, como tantas otras, en un mundo cada vez más globalizado”.
“Milena o el fémur más bello del mundo” desde un punto de vista analítico me ha resultado una novela ubérrima,
rica en matices y en “detalles” que, sin duda alguna ya lo puedo adelantar, van
a desbordar, con toda seguridad, los estrechos límites espaciales que
constriñen a una reseña, por definición. Intentado ser lo más fiel posible al
ideario fundacional de este blog literario, que, fundamentalmente, pretende
coadyuvar a la difusión y fomento del amor por la literatura; y bajo esta
premisa intentaré enfocar este análisis literario desde un punto de vista lo
más didáctico y esquemático posible, intentando poner el foco de atención en
los puntos capitales, en las piedras basales, sobre los que el autor sustenta
toda la estructura narrativa.
Uno de los
grandes “secretos”, según la mayor parte de los teóricos que han estudiado el
hecho literario, consiste en prender la atención del lector desde las primeras
líneas de la novela. En el caso de “Milena
o el fémur más bello del mundo” Jorge Zepeda nos da toda una lección
magistral de cómo se debe empezar un novela. En los dos primeros párrafos del
libro el autor ya ha sabido “excitar” la curiosidad y el interés del lector. Si
reparamos particularmente en el primero, se puede degustar el virtuosismo con
el que Zepeda, a lo largo de poco más de tres líneas, nos delinea, de un solo
trazo, una suerte de etopeya vital del personaje protagónico: Milena. Mientras
que en el segundo párrafo, de un modo directo y sin concesiones, nos introduce,
sin más, directamente, en el meollo de la trama.
“No era
el primer hombre que moría en brazos de Milena, pero sí el primero que lo hacía
por causas naturales. Aquellos a los que había asesinado no dejaron rastro ni
remordimiento en su ánimo. Ahora, en cambio, la muerte de su amante la sumía en
la desolación.
En asuntos del
corazón, el sexo siempre había terminado por imponerse en la vida de Rosendo
Franco. El día en que falleció no fue distinto. Bajo la exigencia del Viagra
que lo inundaba, sus coronarias se vieron en la difícil disyuntiva de bombear
la sangre exigida para sostener el violento ritmo con que penetraba a Milena o
atender a otros órganos. Fieles a la historia de Rosendo, sus entrañas optaron
por el sexo. El corazón se desgarró en bocanadas desatendidas aunque concedió
al cerebro del viejo unos instantes adicionales para adivinar lo que sucedía”.
Como ya
avanzaba, al comienzo de esta reseña, uno de los puntos fundamentales a la hora
de analizar este texto es, sin duda alguna, la estructura formal de la novela.
En este aspecto Jorge Zepeda Patterson nos muestra su amplio conocimiento del
oficio literario y su minuciosidad, me atrevería a decir su “puntillismo” a la
hora de engarzar las escenas extrayéndoles el mayor rendimiento dramático y
funcional. Formalmente el libro está estructurado en 66 capítulos, de variable
extensión, que van entreverados por unos breves relatos, el autor los llama “ellos”, que además quedan reforzados
por su tipografía en cursiva, y un extenso epílogo final. Asistiremos,
fundamentalmente, a un relato en tiempo presente que correspondería al tiempo
real, pero que a su vez es contrapunteado por narraciones a cronológicas (con
saltos adelante y hacia atrás en el tiempo) que nos van descubriendo las peripecias
de Milena. Sin embargo, y como es lógico el autor sugerirá más que mostrará
para así ir cimentando la estructura dramática y acrecentando el interés del
lector. Para ello, Zepeda, utilizará todas las herramientas a su alcance, como
la clásica de la anticipación:
“Él la buscó una semana más tarde y
no dejó de hacerlo una o dos veces al mes, hasta que la tragedia que
desencadenaron sus encuentros los separó para siempre”.
Para que una novela funcione otro de los ingredientes fundamentales son los
personajes. Los personajes, por así decirlo son la argamasa que robustece y
articula la estructura narrativa. Jorge Zepeda nos va a plantear, en esta
novela, un universo de personajes creíbles, con cuerpo y polifacéticos, en su
acepción más etimologista. Estos personajes irán evolucionando y creciendo a lo
largo de la narración. Algunos de ellos están trazados con un equilibrio y una
pulcritud que parecen cobrar vida propia. El personaje protagónico por
excelencia, Milena, está retratado con una gran verosimilitud tanto por lo que
dice por cómo narra el autor sus largos silencios. Sin duda alguna la mayoría
de los personajes cumplen sobradamente su “papel”. Tengo que destacar también
al personaje de Tomás Arizmendi que, al menos eso me parece a mí, es el “alter
ego” del autor. No me gustaría dejarme en el tintero comentar la aparición de
un personaje episódico que me ha resultado especialmente atractivo: Silvano Fortunato, el chofer que tiene un indudable parentesco
con la figura del “gracioso” de nuestra literatura del siglo de oro y, cómo no,
con la inmortal figura de Sancho Panza. Otro cuestión que me ha interesado, a
la hora de analizar los personajes de “Milena o el fémur más bello del mundo”
es que Jorge Zepeda ha sabido tomar distancia respecto a sus criaturas e,
incluso a los personajes más deleznables, no los juzga, manteniéndose al
margen, sin cargar las tintas más de lo necesario para dejar al lector, en
definitiva el supremo juez de una obra literaria, extraer sus propias conclusiones.
Independientemente de la temática, que tiene un fuerte contenido
periodístico, resulta evidente que Jorge Zepeda Patterson es un escritor con
una fuerte formación periodística y eso se percibe en su prosa. Suele ser
habitual en los escritores que vienen del periodismo detectar “tics” propios de
su profesión. Con esto, quiero que se me entienda bien, no entro a valorar que
sean mejores o peores, de ninguna manera, simplemente aseverar que, en muchos
casos, leyendo un libro podemos hacernos una idea de si el autor viene de
formación periodística. En “Milena o el
fémur más bello del mundo” se percibe con toda claridad que el autor se
encuentra seguro y firme en el terreno que pisa. A pesar de ser un libro
extremadamente duro, descarnado y explícito en algunos momentos, sin embargo,
el autor hace gala de un fino e inteligente sentido del humor que nos ayuda a
“digerir” la indignación que nos van a provocar los hechos narrados. No me resisto
a transcribir algunos hilarantes fragmentos en los que el autor hace gala de su
sentido del humor, en el que queda siempre larvada una fina crítica. En el
último ejemplo el autor nos va a demostrar que es un enamorado de la filología
y del buen uso del lenguaje y va a hacer uso de su fino humor para criticar el
pésimo uso que, algunos medios escritos, hacen del lenguaje:
“—En algún
lugar leí que si un extraterrestre tocara tierra un domingo en uno de nuestros
parques, pensaría que el ser supremo en este planeta es el perro y que los
seres humanos son una raza dedicada al servicio de sus amos. ¿De qué otra
manera explicar que una especie se avenga a levantar con la mano el excremento
de la otra mientras pasean?”
““Ya ven lo que decía el Tigre Azcárraga, cuarenta años
mayor que su última esposa: «El poder descuenta diez años, el dinero otros diez
y el verbo diez más», así que juraba que solo superaba por una década a Adriana
Abascal”.
“ —Tengo una prueba con los temas que
usted pidió, señor; don Herminio ya cabeceó una propuesta para los titulares.
—«Interviene FIFA fut de México;
Castiga PRI pobreza en presupuesto» —leyó Tomás—. Justo lo que no debemos
hacer. De hoy en adelante titularemos como se habla, no en idioma telegráfico.
Usaremos sujeto, verbo y complemento.
—“El
Mundo” siempre ha preferido empezar
por el verbo, señor, se considera más dinámico y atractivo para los lectores
—se defendió con voz apagada el editor de portada, un joven de mirada huidiza.
—Es afectado y absurdo, la gente ni
siquiera tuitea así. Cambia a: «La FIFA prohíbe poseer más de un equipo; El
presupuesto del PRI castiga a los pobres», prefiero menos puntos en el cuerpo
de la cabeza que esa sintaxis de Toro Sentado. Y no me vuelvan a traer un
titular que inicie con verbo salvo que caiga otro Muro de Berlín”.
Esta loable intención por articular una expresión correcta, se la impone
incluso a sus propios personajes, “obligándoles” a hablar con precisión, con
pulcritud, como podemos comprobar en el siguiente fragmento:
“Claudia asintió distraída; le
gustaba la forma en que Tomás mezclaba palabras como incólume y cabrón. Le
parecía una forma de hablar vital, clara y contundente sin dejar de ser
precisa. Los jóvenes usaban de manera indiscriminada el güey y el cabrón, lo
mismo para un insulto que para un elogio, y habían terminado por quitar fuerza
a las palabras; sin embargo, Tomás las esgrimía con la puntería de un
artillero. Años atrás le había atraído el vocabulario culto e impecable de su
marido, esterilizado de cualquier palabra altisonante, pero pronto advirtió que
se alimentaba de una gran cantidad de anglicismos, muletillas extraídas de
libros de divulgación económica, frases de vendedor sofisticado. Ahora le
resultaba insoportable cada vez que respondía con un categórico «es correcto»
aunque solo le preguntase si se iba a llevar el Mercedes Benz; le irritaba
escucharlo hablar de «costo de oportunidad» al debatir opciones de fin de
semana entre Valle de Bravo o Acapulco”.
Llegados a este punto de nuestro análisis no me puedo resistir, una vez
más, y siempre que viene a este blog literario algún autor hispanoamericano, a
expresar mi admiración por la riqueza léxica y por la vitalidad del español que
se habla en tierras americanas. Tengo que reconocer que a un filólogo como yo
le emociona encontrar tantos y tantos vocablos que están prácticamente
olvidados o en desuso a esta orilla del Atlántico y que, sin embargo, siguen
muy vivos allende los mares. En un momento de la novela un personaje dice: “Que no sospechen que se trata de una celada”. Me ha emocionado ver esta
hermosa palabra que, aunque pervive en el diccionario con ese sentido, en el
uso habitual del hablante español ha desaparecido prácticamente. Además, por
supuesto, de todos esos modismos propios de ese español tan hermoso que se
habla en México.
Jorge Zepeda Patterson a la hora de narrar esta historia tan descarnada y
tan dura opta por una narración de un extremado
realismo que, sin duda alguna me atrevería a decir que podría entroncar con el
naturalismo literario, con una carga y una denuncia social que, sin duda
alguna, “mutatis mutandi” podría
haber suscrito un escritor como Emilè Zolà, por la similitud estética y formal
que el autor mexicano nos propone en esta novela. El autor, imagino que curtido
en mil batallas, por su propio oficio, lanza una mirada desencantada sobre el
género humano y en esta novela indaga sobre la génesis de esa desconfianza
mostrándonos unos seres y una sociedad que son un evidente alegato ontológico
del pesimismo. Desde un punto de vista antropológico y social resultan muy interesantes
los breves relatos, titulados como “Ellos”
en el que diversos personajes intentan justificar la prostitución y su razón,
según ellos, de existir.
“Concedo: en un mundo ideal no
existiría la prostitución. Tampoco las mentiras, la envidia o los placeres que
nos hacen sentir culpables. Pero nada de eso va a desaparecer, porque antes que
otra cosa somos biología. Tiran más dos tetas que dos carretas, dice el viejo
refrán campesino, y con toda razón. Solo en los libros de texto triunfan las
grandes causas y los más nobles principios; en la historia real, no en esa de
bronce que nos cuentan en la escuela, son las bajas pasiones y las obsesiones
insatisfechas el verdadero motor de los acontecimientos”.
A lo largo de todo el libro se aprecia ese desengaño profundo que
sobrevuela toda la novela y que prende con fuerza en los personajes, ese
nihilismo, esa desesperanza vital, que, de alguna manera, parece que contagia a
los propios personajes En este fragmento que paso a transcribir se aprecia toda
esta amargura
“….le dio
a conocer los comentarios despectivos —grabados y escritos— que a sus espaldas
hacía de él Manuel, su amigo íntimo, con quien había diseñado un videojuego con
más entusiasmo que éxito.
Esta última
revelación lo impactó con la fuerza de un puñetazo, pero Jaime no le dejó
replegarse en la autoconmiseración.
—Erguido; no te
agobies. Es mucho menos grave de lo que parece. De este tipo de traiciones está
hecha toda relación que dure o que valga la pena, incluidas las matrimoniales.
Son los pequeños desquites en que incurrimos los seres humanos para compensar
la vulnerabilidad que nos provocan los vínculos emocionales, insubordinaciones
momentáneas para soportar la dependencia mutua en que vivimos.”
“Milena o el fémur más bello del
mundo” no se queda, al menos esa es
mi opinión, en una simple novela de entretenimiento. Es un texto que ofrece
varios niveles de lectura, desde el nivel más superficial y evidente hasta los
más profundos que subyacen en la riqueza de este libro que, en mi opinión,
requiere una segunda lectura para ir más allá de lo obvio y descender al
compromiso, tanto ético como intelectual, que el autor asume al escribir esta
novela. Zepeda también indaga en la influencia, en esta sociedad nuestra tan
“hiperinformada”, de las nuevas tecnologías que han terminado con cualquier
reducto de privacidad, de libertad y de cómo somos constantemente manipulados
(¿no os recuerda a “Un mundo feliz” de Huxley?). El objetivo de toda ésta
sobre-información es, con toda seguridad, la anulación del espíritu crítico de los
ciudadanos haciéndonos abdicar, más bien diría claudicar, de nuestro propio
criterio. La novela indaga en cómo se crean, a través de redes sociales todo
tipo de bulos y falsedades no siempre con un interés altruista y benéfico sino,
en muchos casos, con arteros motivos.
“Lo que dices es cierto, pero quiero
pensar que la sobreabundancia de información hace indispensables a los
curadores profesionales, aquellos que desbrozan la paja del trigo. En este
mismo momento nos puede llegar un tuit que notifique la muerte de Mick Jagger
—dijo Tomás, y al hacerlo tocó madera—, pero solo hasta que lo veamos en la web
del “New York Times”o equivalente lo asumiremos como un dato cierto. Nunca como
ahora la comunidad necesitó de editores y periodistas con credibilidad”.
Otro de los puntales imprescindibles a la hora de dar una valoración global
de una novela es, por analogía con el comienzo de este análisis, el final, el
modo en que el autor “remata” el texto. Tengo que deciros, con toda honestidad,
que, en mi opinión, la obra está demasiado bien rematada, en un final demasiado
cerrado. Intentaré explicar esta aparente antítesis. En el extenso epílogo a la
novela el autor va a irnos cerrando todas y cada una de la líneas argumentales
que han quedado abiertas pero, sin embargo, esto provoca una ruptura dinámica
que ha ido progresando en un “in crescendo” a lo largo de todo el libro. En mi
opinión este epílogo, por esa relajación de la tensión discursiva, resulta
perjudicial en comparación con la opción de haber optado por un final algo más
abierto y más abrupto coronando así el clímax narrativo. Obviamente, no pudo clarificar demasiado este punto sin correr el
riesgo de “reventar” la novela, nada más alejado de mi intención. Todo lo
contrario recomiendo vivamente su lectura que nos hará montarnos en una
adictiva montaña rusa.
Antes de terminar esta larga reseña, a pesar de haber tenido que tomar la
dolorosa decisión de dejar muchísimas notas, que me ha sugerido la lectura de
esta interesante novela, me gustaría hacer mención a la exquisita sensibilidad
del autor en algunos momentos de lirismo y cómo, a pesar de lo descarnado del
relato, el autor nos hace florecer, en medio de la barbarie y la brutalidad,
algunas flores…
“Los cientos de hombres que pasaron
por las piernas de Milena dejaron menos huella que las miles de páginas que
desfilaron ante sus ojos; el sórdido blanco y negro de su brutal existencia
perdió sustancia frente a la rica gama que las historias leídas coloreaban en
su imaginación”.
Sin embargo, tengo que confesaros que lo más terrible, lo que más me ha
impresionado y conmocionado de toda la novela ha sido comprobar, el autor nos
lo cuenta en los agradecimientos, que toda la brutalidad narrada, que todas las
salvajadas y tropelías que comenten las mafias son reales y no corresponden a
una mera ficción literaria y que,
probablemente, se queden muy lejos de la propia realidad.
“Los vínculos
de la ficción y la realidad a lo largo del texto son estrechos. El autor se ha
tomado pocas libertades en beneficio de la trama que recorre esta novela. Una
de ellas, sin embargo, consistió en modificar ligeramente la composición de la
comunidad procedente de países ex-soviéticos radicada en Marbella (…) En cuanto
a la descripción de las implacables redes de esclavitud sexual, no hay libertad
literaria alguna. El fenómeno se ha endurecido en los últimos años como
resultado de la globalización de las redes de tráfico de personas. La tipología
de clientes del comercio sexual que se describe en “Ellos” se ha alimentado de una amplia
bibliografía. Destaco para consulta del interesado tres obras en particular: The Industrial Vagina.
The Political Economy of Global Sex Trade, de Sheila Jeffreys
(Routledge) y dos extraordinarias investigaciones de Victor Malarek: The Natashas. The Horrific Inside Story of Slavery, Rape, and Murder
in the Global Sex Trade (Arcade Publishing) y The Johns. Sex For Sale
and The Men Who Buy It (Arcade
Publishing)”.
Quiero felicitar desde aquí, ésta vez sí, al Jurado de esta edición de los
Premios Planeta y, por supuesto, a la propia Editorial Planeta, porque esta
novela sí que es un digna ganadora de un galardón del prestigio y de la
importancia de éste. A modo de resumen final tengo que decir que “Milena o el fémur más bello del mundo” del
escritor mexicano Jorge Zepeda Patterson es una novela muy interesante que
introducirá al lector en una trama adictiva que le mantendrá en vilo durante
todo el tiempo. Novela, como ya comenté, bien escrita, bien dosificada y
manteniendo en todo momento el control de la trama, en un interesante ejercicio
de autocontención y dominio técnico. Pienso, con toda honestidad, que estamos
ante una de las mejores novelas de los últimos tiempos del Premio Planeta.
Texto valiente y que interpelará perentoriamente al lector no dejándole
indiferente en ningún momento. Novela que podríamos, de alguna manera y siendo
muy simplista, encuadrar dentro del género
de la novela negra. Tengo que recomendar, a modo de resumen final, la
novela “Milena o el fémur más bello del
mundo”, que a pesar de algunos peros que tiene es un libro bien escrito,
entretenido y que montará al lector en una trepidante montaña rusa. Por cierto,
el título está muy bien traído… (y hasta ahí puedo leer).
Dicho todo lo cual, y en atención a todo lo argumentado con anterioridad y
conforme a mi conciencia y mi modo de
entender este arte de la literatura, creo que la puntuación más ajustada para
juzgar la novela “Milena o el fémur más
bello del mundo” del escritor mexicano Jorge Zepeda Patterson, que ha sido justa
merecedora este año del prestigioso Premio Planeta, en su edición de 2014,
sería de 8,25/10.
© Luis Alberto Cao
(Para ilustrar esta reseña os dejo el video de la entrega del Premio Planeta a Jorge Zepeda Patterson )
Magnífica reseña que deja con la miel en los labios, con el impetuoso deseo de introducirse en la novela y descansar un rato de espinas de rosa.
ResponderEliminarTe agradezco mucho esta divulgación.
Un abrazo
Muchas gracias,amiga Cecilia, por tu amable comentario. Creo que te gustará la novela. Un beso.
EliminarTengo muchos libros pendientes, no se aún cuando podré leerla. Pero quería manifestarte que es un placer tenerte nuevamente entre nosotros. Saludos.
ResponderEliminar¡Hola! El día de ayer compré el libro y me he quedado leyendo hasta la madrugada. Estoy de acuerdo contigo con respecto al anzuelo que nos tira el autor desde las primeras líneas e incluso la sinópsis. Apenas lo tomé del estante, leí las primeras líneas y quedé totalmente atrapada.
ResponderEliminarHoy he caído por casualidad en tu reseña - crítica y he asentido varias veces al coincidir contigo en tus apreciaciones; en especial, cuando mencionas que hay varias palabras (para mí desconocidas) que el autor rescata del olvido. Casi desde que inicié la lectura, tomé un lápiz y comencé a subrayar todas aquellas que más tarde buscaré en el diccionario para enriquecer mi vocabulario.
A partir de hoy voy a seguir tu blog y me prepararé para gratas sorpresas.
Saludos.
Para una critica tan rica, la puntuación es muy baja, no? Estoy a medio del libro y le podría dar perfectamente un 9.25.
ResponderEliminar¡genial!
ResponderEliminar