jueves, 16 de febrero de 2012

El hijo. Michel Rostain.


Título original: Le fils.
Autor: Michel Rostain.
Traducción: Lluís Maria Todó.
Editorial: La esfera de los libros.
ISBN: 978-84-9970-019-9.
Páginas: 147.



Seguir buscando palabra que digan algo allí donde buscamos a personas que ya no dicen nada. ¿Y seguir encontrando palabras que sepan decir algo allí donde encontramos a personas que yo no puedan decir nada?” (Erich Fried)

“Un hijo jamás ‘fue’, siempre ‘es’”(Marina Tsvetaeva)



“El hijo” es la primera novela del escritor francés Michel Rostain. Con ésta, su primera novela, consiguió el Premio Goncourt 2011 a la primera novela. Reconozco que tenía mucha curiosidad e interés por leer esta novela, pero tengo que precisar que después de su lectura atenta y reflexiva, me he sentido bastante defraudado respecto a las expectativas iniciales que albergaba. Si bien es cierto que no puedo perder de vista que estamos analizando la obra de un escritor novel, con todo el descargo que esto podría, o cuanto menos debería,  significar. La novela narra un hecho tan luctuoso como la muerte de un hijo, que le acaeció realmente al autor. Pero antes de entrar a fondo en el análisis y comentario de “El hijo” de Michel Rostain, y como ya es habitual, voy a bosquejar, eso sí muy someramente, una sinopsis argumental.



“La historia nos cuenta la muerte de Lion, un joven de 21 años e hijo único, y cómo sus padres, aunque la novela se centra especialmente en la figura del padre, sobrellevan esa pena y ese duelo. Asistiremos a los recuerdos, a la evocación nostálgica, al dolor, a los remordimientos…”



Imagino que para Michel Rostain haya sido un alivio y una ayuda psicológica la escritura de este libro y que probablemente le haya ayudado a exorcizar su dolor, su pena y su duelo. Ese inmenso trauma que supone la muerte de un hijo y que debe ser inenarrable. Sin embargo Rostain, nos plantea la posibilidad de acompañarle en todo ese tránsito, tan triste como obligado, que deben pasar esos padres. Sin duda hasta ahí me parece un intento loable y en algunos puntos de la novela incluso bastante bien narrado, pero sin embargo se echa mucho de menos, la falta de “recursos” y técnica del autor para manejar “literariamente” esta novela. Dentro de lo positivo me ha gustado el enfoque narrativo de poner la voz de narrador en Lion, el hijo fallecido. Indudablemente en una manos, artísticamente más expertas que las del autor, hubiera dado mucho juego. La verdad es que, en mi opinión, la novela empieza muy bien, de hecho para mí el primer capítulo es, con mucha diferencia, el mejor de la novela, con momentos incluso de humor que acentúan aún más el drama de la historia que nos está contando, pero conforme van pasando las páginas la novela va perdiendo “gas” y diluyéndose para terminar de un modo excesivamente forzado que no me ha gustado nada. Aunque, sobre este particular, dejaré para más adelante mi comentario.



El propio Michel Rostain, ya en el epílogo de la novela nos explica, en mi opinión, las razones por las que escribió la novela y que creo que son el corolario de “El hijo”



La noche misma en que murió nuestro hijo Daniel Michel me llamó por teléfono: ‘No sé si en un momento como el que está pasando puedes escuchar lo que quiero decirte, pero yo he vivido ese mismo horror hace unos años, la desesperación absoluta. Sólo quiero decirte que se puede vivir con eso’”.



En esta novela hay algunos momentos especialmente “sensibleros” que me resultan chirriantes. Digamos que el autor busca dar una vuelta de tuerca al lector. Comprendo que el tema se presta a ello, pero sin embargo considero que en algunos momentos es excesivo. Por poner un ejemplo (hay varios que se podrían citar), me resulta poco creíble que cuando el padre se pone a revisar fotos de la vida de su hijo, empiece a ver fotos que le hizo fallecido en la camilla del hospital… A esto me quería referir en esos detalles que buscan, tramposamente creo yo, la vena sensible del lector.


Cuando leía la novela, no podía dejar de recordar la película italiana “La habitación del hijo” (La stanza del figlio) de Nanni Moretti y constatar el tremendo parecido que existe entre dicha película y la novela “El hijo”. Supongo que Michel  Rostain tuvo conocimiento de esta película y que probablemente le haya servido de inspiración. La película trata del trauma que supone a unos padres la muerte de su hijo adolescente, la película se centra especialmente, al igual que en esta novela, en el duelo del padre. Como curiosidad el padre en la película es psicoanalista, y el padre en la novela es un habitual de los psicoanalistas. Y ya, por último, en lo que respecta a los paralelismos entre ambas obras, quiero detenerme en la portada del libro (un muchacho que salta desde unas rocas al mar), que cuando la vi no encontraba su relación con la novela; pero sin embargo, en la película de Moretti cobra todo su significado porque el hijo muere ahogado en el mar.


 
Por otra parte, “El hijo” es una novela muy cinematográfica, por decirlo de alguna manera, porque el relato está compuesto de retazos sueltos, a modo de fogonazos, a los que en muchos casos no consigo encontrarles una coherencia narrativa. Personalmente, algunos de estos retazos me han resultado, por así decirlo, un poco improvisados y sin mucho sentido, tal vez achacables a la bisoñez propia de un autor novel. Respecto a los personajes, tengo que reconocer que no me han acabado de cautivar. La figura del padre me ha resultado demasiado lineal y previsible, constantemente ahogado en su dolor. Sin embargo, como decía al principio, sí que me ha gustado el personaje del Lion, el hijo fallecido, al adoptar la figura del narrador. Esa elección, estilísticamente, me ha resultado muy interesante por sus posibilidades literarias y artísticas.



A pesar de tratarse de una temática eminentemente trágica, el autor nos va dejando algunas perlas de humor, que personalmente me han resultado de agradecer. Por ejemplo nos habla del tanatopractor (el encargado de maquillar a los difuntos) al que Rostain define como “palabra a medio camino entre barquero de la laguna Estigia y chulo piscinas”. Por último, no me voy a resistir a citar un fragmento del libro que me ha parecido muy interesante y, sobre todo, muy inteligente, dando ese toque de “humor” que comentaba al principio



Silogismos. Papá llora cada vez que piensa en mí. Papá sólo es feliz cuando piensa en mí. Por lo tanto, Papá es feliz cada vez que llora”.



Como comentaba, la novela tiene un comienzo bastante prometedor, pero conforme avanza va decayendo. El final de la novela tiene algunos detalles que, a mi modo de ver, deslucen notablemente la novela, porque resultan poco menos que increíbles. Dejo a la consideración del atento lector que reparen en la parte que habla del rostro del león. Así como el final del esparcimiento de las cenizas de Lion que me parece, francamente, bastante pillado por los pelos, para hacerlo coincidir con la erupción del famoso volcán Eyjafjallajôkull en Islandia, que provocó el año pasado la mayor caos aéreo de la historia.



En definitiva, creo que “El hijo” de Michel Rostain, es una novela que bucea en los sentimientos y en el trauma de la pérdida de un hijo, pero que quizá naufraga en esa autocomplacencia, en ese autoregodeo en el dolor, especialmente en el personaje del padre. Me ha parecido curioso que en la novela en su idioma original Rostain consigna muchas palabras en español y además nos cuenta que Lion llevaba grabado en su mp3 una petenera, que un palo del flamenco.


A modo de resumen, y para no alargarme mucho más, creo que “El hijo” de Michel Rostain es una novela prometedora en su planteamiento, pero que al final, al menos para mí, resulta pobre en su desarrollo, posiblemente achacable a la poca destreza y falta de oficio propia de un autor que publica su primera novela. Qué pena que Michel Rostain haya abordado la escritura de esta novela sin haberse fogueado en otras obras previamente.



Dicho todo lo cual y de acuerdo con mi conciencia y mi manera de entender la crítica literaria, creo que la puntuación más ajustada y que más hace justicia a la novela “El hijo” de Michel Rostain sería de un 6,00/10.


© Luis Alberto Cao

(Para ilustrar esta reseña os dejo un video de Islandia que es en donde termina esta novela)

8 comentarios:

  1. Sinceramente no estoy para dramas de este tipo en este momento de mi vida. Ya lo pasé fatal leyendo "Paula" de Isabel Allende y no tengo ganas de repetir, menos aún tratándose de un libro que tampoco es un dechado de virtudes narrativas y que se regodea en exceso en el dolor. Ni conocía el libro (para no variar) ni la película, pero he disfrutado mucho leyendo tus comparaciones sobre ambas. Me encantan tus reseñas. Un abrazo.

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  2. No sabes cuánto te agradezco esta reseña. Vi el comentario en televisión, del motivo que llevó a este padre a escribir el libro. Me quedé impresionada.
    Cómo siempre, sé que tus reseñas son de lo más acertadas y me guio mucho de ellas, por lo que te doy mil gracias.
    Lo voy a poner en mi lista de leerlo por curiosidad.

    Gracias una vez más por el trabajo que llevas a cabo.
    Un saludo Luis Alberto

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  3. Has escrito una reseña magnífica, da ganas de leer el libro, pero dices que te recuerda algo a La habitación del hijo, y caray, recuerdo que me impactó bastante esa peli
    Un abrazo Luís Alberto

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  4. Creo que te haré caso y lo dejaré pasar, en general, no me agradan las novelas en las que el protagonista y alguno de sus principales personajes es el mismo autor, y menos cuando dicho autor cae en la autocomplacencia. Hay mucho y bueno por leer.
    Siempre resulta muy instructivo venir a tu blog.
    Un saludo y hasta pronto.

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  5. Creo que serà una novela triste, por el tema que toca, la verdad que no tengo ànimos para enfrentarme a ese tipo de literatura. Muchas gracias por regalarnos este blog, como una ventana al conocimiento y al relato de tus propias crìticas literarias.

    un fuerte abrazo

    fus

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  6. Soy una madre que ha perdido un hijo de 26 años hace 8 meses. Leyendo a Michel me he sentido acompaña; de alguna manera, expresa con palabras lo que yo siento y no se exponer ni ante mi misma. Supongo que si no has vivido algo así estas muy lejos de entender nada, ustedes pueden dedicarse a la crítica literaria y dejar el tema emocional a los que nunca saldremos de este mundo sombrío.
    A pesar de todo y como dice el autor, si no estamos muertos es que estamos vivos y eso significa que seguimos luchando.
    A fus le diría que no es una novela triste,no tengas miedo y léela.

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    1. Así es ..es como cuando los tanatólogos hablan sobre la muerte de un hijo sin haberlo ellos perdidos ...en fin ...

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  7. Amiga anónimo, no te imaginas cuanto siento lo que te ha pasado. Te envío todo mi cariño, mis ánimos y un beso muy grande.... como estoy seguro que todos los seguidores de este blog también te lo desean.

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