Título: La marca del meridiano.
Autor: Lorenzo Silva
ISBN: 9788408031239
Editorial: Planeta
Colección: Premio Planeta 2012
Autor: Lorenzo Silva
ISBN: 9788408031239
Editorial: Planeta
Colección: Premio Planeta 2012
Fecha de publicación: 5 de noviembre de
2012.
Páginas: 400.
“Ma l’animale che mi porto dentro non mi
fa vivere felice mai.
Si
porta tutto, anche il café, mi rende schiavo delle mie passione”.
(Pero
el animal que llevo dentro no deja vivir nunca feliz.
Se
lleva todo, incluso el café, me hace esclavo de mis pasiones)
(L´animale.
Franco Battiato)
“Ti
lascio una canzone che tu potrai cantare a chi… a chi tu amerai dopo di me”.
(Te
dejo una canción que podrás cantarle a quien...a quien ames después de mí).
(Ti
lascio una canzone. Gino Paoli).
El gran escritor madrileño Lorenzo Silva ha sido premiado, con toda
justicia y merecimiento, con el sexagésimo primer Premio Planeta en la edición
de este año 2012, con su novela “La marca del meridiano”. Tengo que reconocer que, en ediciones anteriores y en numerosas
ocasiones, me he sentido bastante defraudado por la calidad literaria de las
novelas que fueron acreedoras del galardón, dándome la sensación, muy subjetiva
y tal vez equívoca, que estos premios tenían un mayor componente de marketing
que artístico. Sin embargo, tanto el año pasado, con “El imperio eres tú” de
Javier Moro, como éste ambas novelas, con su calidad artística y literaria
engrandecen la importancia de esta premio literario y me hacen reconciliarme
con este galardón.
En primer lugar tengo que reconocer que para mí es un placer cuando me
siento ante el ordenador para analizar una novela tan interesante, tan bien
escrita y tan llena de matices, que me resarce de tantos sinsabores de tantas
novelas y tantas novelas “prescindibles” y vacuas, como tengo que leer a lo
largo del año. Como sabéis los lectores habituales de este blog literario, una
de las medidas que me sirven para colegir el valor literario de un texto es la
cantidad de apuntes que pueblan mi cuaderno de trabajo. En el caso de “La marca
del meridiano” está literalmente desbordado de anotaciones y detalles
técnicos. Dicho todo lo cual resulta
evidente que me ha resultado muy interesante (y muy bien escrita) esta novela.
Sin embargo, como expondré a lo largo del comentario, tengo que ponerle un
“pero” en su sólida y bien cimentada estructura argumental, con precisión de
relojero suizo, que me ha dejado con la miel en los labios de estar ante una
novela realmente magistral.
Como es habitual después de una lectura detenida y atenta de “La marca
del meridiano” he dejado transcurrir todo un día para dejar madurar la novela
en mi cabeza antes de verter mi opinión al ordenador, tamizada por la reflexión
y la pausa necesaria la hora de enjuiciar una obra literaria. Antes de nada y
para situar al eventual lector de esta reseña en el marco de la novela que
vamos a analizar, creo que lo más conveniente será, a modo de aproximación,
pergeñar someramente una sinopsis argumental. Para este fin utilizaremos la que
nos ofrece la propia editorial Planeta.
“En una sociedad envilecida por el dinero sucio y la
explotación de las personas, todavía el amor puede ablandar a las fieras. Un
guardia civil retirado aparece colgado de un puente, asesinado de manera
humillante. A partir de ese momento, la investigación que ha de llevar a cabo su
viejo amigo y discípulo, el brigada Bevilacqua, abrirá la caja de Pandora:
corrupción policial, delincuentes sin escrúpulos y un hombre quijotesco que
buscará en el deber y el amor imposible la redención de una vida fracturada.
Ambientada en la Cataluña actual, esta absorbente novela policíaca de Lorenzo Silva, maestro indiscutible del género, se adentra más allá de los hechos y presenta un sólido retrato del ser humano ante la duda moral, el combate interior y las decisiones equivocadas”.
Ambientada en la Cataluña actual, esta absorbente novela policíaca de Lorenzo Silva, maestro indiscutible del género, se adentra más allá de los hechos y presenta un sólido retrato del ser humano ante la duda moral, el combate interior y las decisiones equivocadas”.
Dada la riqueza de “La marca del meridiano”, desde un punto de vista
analítico, voy a intentar ser lo más sintético y sistemático posible a la hora
de su estudio (permítaseme esta suerte de anáfora). Para este fin voy a
intentar encuadrar, en primer lugar, esta novela. “La marca del meridiano” de
Lorenzo Silva es la séptima entrega de la saga que el escritor madrileño ha
dedicado a la pareja de investigadores formada por el Brigada Bevilacqua y la
Sargento Chamorro. Estamos ante una novela del género negro que no tiene nada
que envidiar, todo lo contrario, a toda esta invasión de novela negra
escandinava. En mi opinión, muy superior literariamente hablando, tanto por su
dominio técnico, como narrativo y de caracterización de los personajes, a
muchas de ellas que venden centenares de miles de ejemplares. Tanto por su
temática, como por su preocupación social, como por la creación de un personaje
tan poliédrico como el de Bevilacqua, no puedo evitar hacer la comparación con
el inspector Kurt Wallander. Y así mismo me resulta inevitable la comparación
de Lorenzo Silva con el gran escritor Henning Mankell. Y esa similitud no se
agota únicamente en los detalles dichos anteriormente sino que ambos
personajes, y al menos esa es mi opinión, son unos evidentes “alter egos” de sus propios autores. Un poco
más adelante me detendré en un análisis más exhaustivo de la figura del Brigada
Bevilacqua, auténtica alma mater de la novela.
Por seguir un orden coherente, empezaré por hablar del uso de su
prosa, y por ende de su narrativa y de cómo va utilizándola a lo largo de la
novela. Como ya comenté cuando hice la reseña de su anterior novela “Niños
feroces”, Lorenzo Silva es un “orfebre” de la literatura, uno de los autores
que mejor conoce este oficio de la escritura y que debería ser un autor de
estudio para los jóvenes escritores. A lo largo del texto y dependiendo del
momento y de la intención del autor las frases van modelándose. Voy a
permitirme poner algunos ejemplos para aclarar a qué me refiero. En “la marca
del meridiano” el autor hace coexistir frases largas, llenas de
subordinaciones, con frases breves e incisivas, con una finalidad evidentemente
rítmica dentro de la acción dramática, por ejemplo, nada más empezar la novela:
“Es la oscura ciencia acumulada por millones
de mujeres desde el principio de los tiempos, frente a la culpa no menos
sombría alimentada por millones de hombres desde más allá de lo que se guarda
memoria. Porque un hombre siempre oculta algo, siempre lleva a cuestas algo que
preferiría no haber hecho o dicho o sido, y una mujer siempre tiene un sexto
sentido que le permite olérselo, y el descaro o la temeridad o lo que quiera
que haga falta para exigirle que lo confiese. Porque los actos de los hombres
son a veces como la espuma, que sube y baja con la misma facilidad, y sin
demasiado motivo, mientras que los actos de las mujeres, que no por eso son
menos perniciosos cuando toca, tienen que ver con algo que llevan agarrado al
vientre y de lo que no abdican jamás, así las fusilen o las quemen en la hoguera”
En este fragmento se aprecian esos períodos largos, anidados unos
dentro de los otros. Sin embargo, en este otro ejemplo, las frases son breves,
cortas, perentorias.
Creo que con estos ejemplos se ve claramente cómo, de un modo casi
cinematográfico el autor marca el tempo del relato a partir de la estructura de
las frases. Por cierto, no me gustaría dejarme en el tintero, que, aparte de
las historias que nos cuenta, resulta un placer leer sus novelas por la
correctísima y exquisita puntuación de sus frases. Sin duda alguna es uno de
los autores que mejor puntúa, ortográficamente hablando. Y qué decir de su
exquisito uso de las figuras estilísticas, entre las decenas de ejemplos que
abarrotan el texto, voy a citar una hermosísima doble antítesis (en estos
pequeños detalles es dónde más se aprecia el valor artístico de un escritor):
“No podía olvidar que allí, bajo la cálida
luz del Mediterráneo, que en tantos sentidos me recordaba la del Río de la
Plata de mi niñez, era donde había conocido la felicidad y la desgracia,
consecutiva y simultáneamente”.
Desde un punto de vista narrativo, y cómo corresponde a este tipo de
relatos, Lorenzo Silva pone la voz narrativa en el propio personaje de
Bevilacqua, pero no se trata de un narrador omnisciente que se anticipe a la
propia narración. Más bien hablamos de un narrador, en primera persona y en
presente, que “acompaña” el tiempo narrativo, ya que esto permite al autor una
mayor libertad para buscar la subjetividad del protagonista, tan importante en
la novela. Los diálogos que pueblan la novela son ágiles y con un alto
componente de ironía y de un humor “inteligente” y, a veces, cáustico. Cuando
leía la novela me recordaba, en cierto modo, a ese humor tan irónico de un gran
maestro como es Eduardo Mendoza. Sin embargo en algunos momentos Lorenzo Silva
sabe mostrarnos ese arrebatador romanticismo que subyace en ese personaje
atormentado, tras esa concha endurecida por los golpes de la vida. Ruego al
lector que repare en uno de los momentos, a mí modo de ver, más hermosos de la
novela, cuando habla Vila (Bevilacqua) en la habitación del hotel con Chamorro.
Y, por supuesto, en la escena en la trastienda de la cafetería.... Un prodigio
de contención, emoción y belleza.
Como ya he comentado uno de los mayores aciertos de esta serie de
novelas es la creación del personaje de Bevilacqua, en mi opinión un claro
trasunto de su autor. Un hombre de vuelta ya de todo, con un cierto sarcasmo a la
hora de enfrentarse a la vida. Lorenzo Silva a lo largo de la novela nos pone
en su boca varias frases que creo que le definen bastante, tanto al personaje
como su idiosincrasia.
“A mi edad y con mis cicatrices, me escuece
que me metan goles, pero cuando el balón viene por la escuadra, fuerte y con
efecto, sólo queda agacharse a recogerlo del fondo de la red”.
“En el camino de vuelta,
desvencijado en el asiento trasero, me enfrenté como pude al desasosiego que
había ido acumulando a lo largo del día. Había cometido el error de pedirle a
Arnau que pusiera el CD de Serrat y, fatídicamente, acabó sonando aquella
canción:
La vida y la muerte
bordada en la boca
tenía Merceditas
la del guardarropa.
Entonces lo recordé, todo. Y
agradecí que una vez más la oscuridad de la noche sirviera para ocultar mis
lágrimas de viejo caimán”.
“—Qué va. Me conoces, mitad
monje y la otra mitad, monje también. Desengañado del mundo, vivo sólo para el
servicio”.
Creo que con estos fragmentos,
queda ya bastante caracterizado el personaje. Sé que muchos lectores no estarán
de acuerdo con mi opinión, pero creo que “La marca del meridiano”, a pesar de
tratarse de una novela claramente adscrita (y adscribible) al género de la
novela negra, tienen un nihilismo y, por ende, una melancolía que desborda cada
línea de sus páginas.
Hermoso dibujo también con el
que Lorenzo Silva perfila de su contrafigura, la Sargento Chamorro. Ese
contrapeso literario que contrabalancea y equilibra a ambos. Por así decirlo
todo D. Quijote necesita su Sancho Panza. Esta comparación la he puesto
premeditadamente para citar el hermoso homenaje que Lorenzo Silva hace del
Inmortal Hidalgo en la novela (y no digo más...). Sin embargo el resto de los
personajes, excepto alguna excepción, están apenas bosquejados, probablemente
en pos de aquilatar más la acción de la novela, dentro de la bien engrasada
maquinaria que representa este texto.
“La marca del meridiano” es una
novela apegada a la realidad actual. A través de sus personajes Lorenzo Silva
utiliza el escalpelo para diseccionar la sociedad actual y los males que la
aquejan. Sus novelas no son, únicamente, para entretener y divertir, sino para
darnos que pensar. Textos profundos que siempre nos abren la posibilidad de
reflexionar sobre ellos. Como ya comenté, en algunos momentos me he reído
leyendo la novela, pero después esa risa queda congelada por la carga de
profundidad que el autor nos ha lanzado a la línea de flotación. Voy a citar un
ejemplo al respecto.
“—Es un mando de los Mossos, con
el que colaboramos Chamorro y yo la otra vez que estuvimos por aquí. Buen
colega. Ahora es todavía más jefe, así que nos viene bien tener su contacto y
su ayuda.
—¿Más jefe? —preguntó Chamorro.
—Intendente, nada menos. Ya
sabes cómo va esto, en las autonomías no se cortan, corren el champán y los
galones mientras nosotros racionamos el calimocho y trepamos penosamente por la
escalilla”.
“La marca del meridiano” es una novela muy bien escrita y con mucho
conocimiento tanto de la estructura
como de la dosificación de la acción. Sin duda una novela negra de
calidad. Sin embargo, como comenté al principio de la reseña, tengo que
advertir, en mi opinión algo que no me ha gustado. Y siento tener que decirlo
pero, ante todo, mi obligación moral con todos los lectores que seguís este
blog es, dentro del respeto a todos los autores, señalar tanto lo bueno, como
lo menos bueno de las novelas que reseño. En este caso no me ha gustado que el
autor, en cierto modo, ha jugado, por así decirlo, de un modo tramposo al final
de la novela con “esa pieza del puzzle” que explica toda la investigación
(lógicamente no puedo ser más claro para no reventarle a nadie la novela, pero
estoy seguro que las personas que la lean entenderán a que me refiero con “esa
pieza del puzzle”). Por otra parte me da la sensación que el caso no queda
“bien rematado” lo que me da pie a pensar que la serie puede seguir tirando de
ese hilo. Como comenté en su momento reseñando una novela de Camilla Lackberg,
no me gusta esa técnica para excitar deseo del lector de la próxima entrega.
Creo que Lorenzo Silva no necesita de esa técnica para que sigan leyéndole la
legión de admiradores de su obra.
Por último me gustaría resalta, especialmente, el hermoso epílogo,
donde el autor nos deja una memorable escena final de una belleza apabullante,
todo un cántico a la nostalgia que “congela” el corazón.
Supongo que el perspicaz lector se habrá percatado de que no he
querido entrar mucho en el fondo argumental de la novela. La razón obvia es que
en una novela negra, lo mejor no es dar muchas pistas, lo mejor y más
recomendable es leerla.
Antes de poner fin a esta larguísima reseña, creo que podría ser
interesante referir todas las novelas de las serie, por si al hilo de esta
reseña alguien prefiere adentrarse en esta “saga” siguiendo un orden
cronológico.
-
El
lejano país de los estanques (1998).
-
El
alquimista impaciente (2000).
-
La
niebla y la doncella (2002)
-
Nadie
más que otro. Cuatro asuntos de Bevilacqua (2004).
-
La
reina sin espejo (2005).
-
La
estrategia del agua (2010).
-
La
marca del meridiano (2012).
Tras releer la reseña, no puedo evitar sentir esa impotencia de no
haber podido expresar todo lo que hubiese querido sobre esta magnífica novela,
así como esa tristeza al ver tantos detalles que yacen en mi cuaderno de
apuntes y que, como siempre por motivos de espacio, no podrán ver la luz.
Lo que de verdad me entristece es que el autor se llame Lorenzo Silva
y no Gustaffson o Svenson o Eriksson, para que pueda tener el reconocimiento
mundial que por su valía artística le corresponde. Desde aquí me gustaría
reivindicar la novela negra española que tiene, como en el caso que nos ocupa,
grandísimos autores que merece la pena leer y conocer. Y aprovecho para
felicitar a Lorenzo Silva, en primer lugar, por esta magnifica novela y,
subsidiariamente, por la concesión del Premio Planeta.
Dicho todo lo cual y atendiendo y valorando todo lo expuesto más
arriba, conforme a mi conciencia y a modo de entender el arte literario, creo
que la puntuación que haría más justicia a la novela “La marca del meridiano”
ganadora del Premio Planeta 2012 del escritor madrileño Lorenzo Silva sería de
un 8,50/10.
© Luis Alberto Cao
(Como ilustración de esta reseña os dejo una entrevista a Lorenzo Silva cuando publicó su novela "La estrategia del agua")
Grande, cada reseña que publica usted es una lección magistral. Saludos
ResponderEliminarExcelente entrada, un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias amigos por vuestras palabras. Desde que nació este blog, hace más de un año, siempre he intentado ser fiel a mi manera de entender el arte literario y con el máximo respeto a los autores. Un abrazo.
ResponderEliminarGran comentario y excelente libro el que nos ha regalado Lorenzo Silva y desde aqui recomendar otro gran escritor español de novela negra llamado Eugenio Fuentes.
ResponderEliminarExcelente y profundo análisis, sensible, inteligente, cuidado. Es un análisis, una impresión, no tan solo una reseña, desde mi punto de vista. Reseñas las hacen muchos, análisis literarios, y de calidad, muy pocos. Mencionas que es larga (la reseña), a mí me parece corta. Como corta me parece la genial novela del maestro y jefe Silva. Mi frustración es tener que esperar ahora varios años para contemplar a nuestros queridos Vila y Chamorro (y Arny) madurar, hacerse mayores, crecer en años, canas, sinsabores y arrugas..
ResponderEliminarMuchas gracias, excelente.
joseluis7b.
Muchas gracias a todos amigos por el cariño que ponéis en todos y cada uno de los comentarios que dejáis en este blog y que tanto nos enriquecen a todos. Un abrazo
ResponderEliminarAcabao de leer tu reseña sobre esta nueva entrega de la saga de Lorenzo Silva. Coincido contigo en casi todo (yo también tengo mis dudas hacia la calidad literaria de muchas novelas premiadas con grandes galardones en este país, y también opino que Silva es uno de los autores que mejor escribe en la actualidad, por su dominio de la gramática, la puntuación... estoy totalmente de acuerdo contigo en todos esos puntos). Pero disiento en la puntuación que das a la novela: para mí merece un sobresaliente, está cercana al 10. Como siempre, Silva refleja fielmente la realidad de la sociedad y el momento en que se desarrolla cada trama, pero las reflexiones que nos brinda el protagonista-narrador, Bevilacqua, son siempre atemporales, acertadas, dignas de tener en cuenta, y una maravilla para los ojos topar con ellas en una novela actual y española.
ResponderEliminarEfectivamente una gran novela, sin duda alguna. Probablemente, como comento en la reseña, de un magnífico escritor, del "Henning Mankell" español. En cuanto a la valoración, honestamente, le he dado la puntuación que he creído más ajustada a la hora de valorarla. Un beso y gracias por tu interesantísimos comentarios.
ResponderEliminarMe gusta tu reseña. Tu penetración en esta última entrega de Silva. He leído toda su obra y en ésta admiro la coherencia de Vila que ha sido capaz de mostrar el autor en toda su biografía. Sin esquinas, sin tropiezos, con la sencillez y, a su vez, toda la complejidad de un hombre que sabe quien es. La fortaleza que este conocimiento de si mismo le otorga y la humildad, a un tiempo, de saberse vulnerable cómo y por qué.
ResponderEliminarMe gusta tu comentario. Estoy leyendo el libro. He leido todos los anteriores de Silva y este me parece excelente. La personalidad de Vila se halla admirablemente trazada. Su coherencia y la fuerza de si mismo en el reconocimiento sencillo de quien es con sus fortalezas y sus debilidades. La belleza de poder descansar simplemente con el paisaje o las estrofas de una vieja canción conocida.
ResponderEliminarDisculpe que me aleje del tono versallesco de sus comentaristas, pero,¿por qué no califica usted a Mankell de "el Lorenzo Silva sueco"?
ResponderEliminarA Silva ya se le leía antes de que se conociera a Mankell, al menos aquí, en España; y no le veo yo a Chamorro un aspecto especialmente escandinavo.
Por otra parte, ¿por qué apostilla usted a "Vila" con la divisa de la Universidad de Bolonia? Que yo sepa, las otras figuras a las que habitualmente se conoce como "Alma Mater" son Cibeles y María de Nazareth, ambas dos muy alejadas de la imagen que uno puede hacerse del Teniente Bevilacqua...
Como lector de la obra completa de Lorenzo Silva y en especial la de la pareja benemérita, he de decir desde el conocimiento de las entrañas de la institución armada, que el autor pese a dominar el lenguaje de una manera admirable, no conoce la Guardia Civil escribe dando una imagen que es la del gran público (estereotipada) o peor aún la que "asesores" mal informados le han explicado.
ResponderEliminarHe encontrado infinidad de errores , el autor piensa que la mayoría de los investigadores son mandos cuando la gran mayoría son guardias, GRS (Grupos de Reserva y Seguridad no existen en cada provincia (hay nueve en todo el territorio), un suboficial (Vila) porta la misma arma que el resto (los únicos que pueden elegir arma son los oficiales) ,no se puede ingresar directamente a la escala de suboficiales, en la UCO el personal no es tan joven como da a entender la novela, la Guardia Civil no es La Legión no está tan militarizada conociendo el tronco de la GC que es Seguridad Ciudadana (patrulleros) que estarían en el "índice " de militarización en la mitad (en la parte superior estarían el GRS y el GAR y en la inferior el resto de especialidades) da la sensación que es otra GC la que describe, de hecho cuando los guardias civiles no se creen la novela algo falla en la documentación.
Cuando escribió Lorenzo Silva su primera novela de la serie Bevilacqua "El lejano país de los estanques", le escribí un correo con las inexactitudes de esa obra (entre otras lo de nombrar como "números" a los guardias civiles o), el autor me respondió muy amablemente agradeciéndome los apuntes y de hecho en sus posteriores obras introdujo estos consejos (me imagino que recibiría más correos que el mío),
Decir que seguiré leyendo las obras de Silva que es un excelente escritor, pero sólo invitar a él y a otros autores, que se documenten a fondo sobre las instituciones,historia, hechos, etc sobre al argumento a abordar.-