domingo, 4 de noviembre de 2012

Victus. Barcelona 1714. Albert Sánchez Piñol


Título: Victus. Barcelona 1714
Autor: Albert Sánchez Piñol..
ISBN: 9788496735729
Editorial: La campana.
Año de edición: 2012
Plaza de publicación: Barcelona.
Páginas: 608.



“Rousseau tenía razón: lo salvaje no está fuera, sino debajo; el salvaje no se halla en las latitudes exóticas, sino en nuestro interior más recóndito. Den una excusa a ese salvaje, a ese mal salvaje, y saldrá a la luz, derrumbando lo civilizado como una bala de cañón un tabique”. (Victus. Albert Sánchez Piñol)

“¿De qué iba esa guerra? Un príncipe francés quiere adueñarse del trono de España, y el ejército español se pone a su servicio. Cuando hay follón serio los generales franceses envían carne de cañón española al matadero. Y los españoles, encima, mueren gustosos. Ni los turcos serían tan obtusos como para meterse en un embrollo así”. (Victus. Albert Sánchez Piñol)

“En la paz el hijo entierra al padre; la guerra altera el orden de la naturaleza y el padre entierra al hijo”. (Herodoto).




Ayer terminé la minuciosa y atenta lectura de la última novela que ha publicado el gran escritor barcelonés Albert Sánchez Piñol (1965), “Victus. Barcelona 1714”, sin duda alguna uno de los más conspicuos y paradigmáticos representantes de la actual literatura catalana. De hecho, ésta ha sido, a lo largo de su carrera literaria, la primera novela que ha escrito en lengua castellana. Como es mi costumbre he dejado todo un día, antes de sentarme a escribir la reseña, propiamente dicha, para reflexionar y madurar mi opinión y no dejarme llevar por la emoción del primer momento, claramente incompatible con la labor metódica y desapasionada que constituye la piedra angular de una crítica literaria. Debo decir que en mi mesa se acumulan decenas de anotaciones que me ha sugerido la interesante lectura de esta novela.



Como es habitual empezaré, a modo de toma de posición inicial, por fijar, a grandes rasgos, y sin menoscabo de analizar y desmenuzar la novela a lo largo de la presente reseña, con todo detenimiento, mi postura. Creo que Albert Sánchez Piñol ha escrito una magnífica novela, que en algunos momentos, francamente, se podría, con toda justicia, adjetivar como “magistral”. Novela plena, llena de lirismo, de belleza, de humor y de una narrativa que en algunos momentos alcanza una grandeza épica apabullante. Aunque, como ya comentaré y al menos esa es mi opinión, en algunos instantes tiene algunos “baches” que lastran la novela, a modo de palos que se meten en las ruedas de un carromato.



Antes de entrar, ya en el análisis, me gustaría, a modo de comentario hacer unas precisiones previas y, creo yo, necesarias. En estos tiempos en que nos encontramos, en los que en España abundan los debates identitarios, con los distintos nacionalismos que conforman el Estado, me gustaría precisar que este modesto crítico literario, se reconoce, ante todo,  ciudadano de la República de las Letras y que al enfrentarme a la reseña de esta novela, o de cualquier otra, únicamente voy a valorar la calidad artística de una obra literaria. Para otro tipo de consideraciones ya habrá historiadores y gentes más doctas e instruidas que este pobre bachiller.



Dicho todo lo cual, creo que lo más adecuado y conveniente sería hacer una breve sinopsis argumental, que sirva para ilustrar, situar y orientar al eventual lector de estas líneas, a la hora de enfrentarnos a “Victus. Barcelona 1714” de Albert Sánchez Piñol. Para este propósito adoptaré la recensión que nos plantea la propia editorial “La campana”.



“«¡Lo contaré todo! Cómo jodieron al general Villarroel, cómo derrotaron nuestras victorias. Porque, hasta ahora, de aquella guerra solo he oído las versiones que vienen de arriba o del enemigo.» VICTUS es una novela histórica que nos narra la guerra de Sucesión española, un conflicto que puede considerarse como la primera de las contiendas mundiales y que termina el 11 de septiembre de 1714 con el apocalíptico asalto a Barcelona. También es la tragedia de Martí Zuviría, un joven barcelonés, alumno aventajado del marqués de Vauban, que se convierte en un genio de la ingeniería militar. VICTUS es un derroche de información y rigor histórico al servicio de un relato ágil, potente y desenfadado, con una dicción rabiosamente contemporánea que nos lleva de Francia a Barcelona pasando por Madrid, Toledo, Tortosa o las batallas de Brihuega y Almansa. Y es también una obra sobre la Barcelona irreductible de 1714, que sufrió un asedio desigual de trece meses y el bombardeo de más de treinta mil proyectiles. VICTUS cuestiona las versiones oficiales de ambos bandos y cede la palabra a los auténticos protagonistas de la historia, desde la figura inmensa de Villarroel, el general que defendió la capital catalana con lágrimas en los ojos, hasta los civiles y soldados anónimos de todas las naciones que lucharon a un lado y otro de las murallas. Pero, ante todo, VICTUS es un festín literario de primer orden que se devora del modo en que siempre se han devorado las grandes obras, como lo demuestra el que antes de su aparición ya se hayan vendido los derechos al ruso, el alemán, el holandés y el francés. «Un huracán de aire fresco, una iconoclasta visión desde abajo que rehace el mito de 1714 con más potencia. Más vibrante. Más cercano.» Joan B. Culla, profesor de Historia Contemporánea.”



Intentaré ser lo más sistemático posible a la hora de analizar la novela, para evitar la dispersión en esta ambiciosa y sugerente novela para el análisis y, por supuesto, para su lectura y disfrute. Desde un punto de vista formal, la novela está estructurada en tres grandes partes. Cada una de estas partes está titulada de un modo paródico con la mítica locución latina que empleó el general y cónsul romano Julio César en 47 a. C., al dirigirse al Senado romano, describiendo su victoria reciente sobre Farnaces II del Ponto en la Batalla de Zela: “Veni, vidi, vici” (Llegué, ví, vencí) que el autor trasmuta en una paródica “Veni, vidi, victus (vencido)”, que provoca un interesante efecto dramático y estilístico en el lector al enfrentarse al texto.



La arquitectura de la novela está sustentada por la narración, retrospectiva de un anciano nonagenario, Martí Zuviría, que está dictando sus memorias a una secretaria llamada Waltraud. Desde el punto de vista que nos interesa, esa decisión formal del autor, condicionará todo el relato, ya que nos encontraremos con un narrador omnisciente que nos irá relatando en “flashback”, permítaseme el uso de esta expresión cinematográfica, todas las vicisitudes de la novela. Como ejemplo de esa omnisciencia narrativa voy a consignar un breve ejemplo.


“Se llamaba James Fitz-James Stuart, duque de Berwick. (Por favor, recuerden este nombre. Desgraciadamente reaparecerá en nuestro relato. ¡Y mucho! Sin él la tragedia de Barcelona, y la mía, nunca se habrían consumado)”.


Es, precisamente, ese relato retrospectivo de un hombre que ya está de vuelta de todo en la vida, de ese hombre ya desencantado por la vida, lo que permitirá a Sánchez Piñol darnos una visión irónica, mordaz y con mucho sentido del humor. En este punto no me resisto a hacer la comparación entre Sánchez Piñol y, en mi opinión, uno de los más grandes autores catalanes que tenemos en la actualidad, que no es otro que el barcelonés Eduardo Mendoza y ese humor suyo tan fino, inteligente y peculiar. Me voy a permitir transcribir un par de breves fragmentos para ilustrar este particular (el libro está lleno de ellos, por cierto) y hacer referencia a una escena particularmente hilarante que es la de “Las casas de malicia de Madrid”...



 
“Tendí mi manta al lado de la suya, la arena por colchón. Nos acostamos con el mar a pocos pasos de nuestros pies. Había sido un día claro y allí arriba brillaban las estrellas. (¿Te gusta este detalle poético, mi querida Waltraud? ¡Pues es una tontería! Si era de noche y no había nubes, ¿por qué cojones no iban a brillar las estrellas? Bueno, ponlo de todos modos, así quedará claro que esa noche estábamos melancólicos.)” 



“Por si algún día les sirve de algo, adjunto aquí el “Breve Manual de Instrucciones Martí Zuviría para sobrevivir a una batalla campal”. Dice así:
Capítulo uno: Invéntese alguna buena excusa para separarse de su formación de combate.
Capítulo dos: Túmbese boca abajo simulando estar muerto, con la cabeza tras el pedrusco más grande que encuentre, y no se mueva hasta que sus orejas le digan que el tiroteo ha acabado.
Capítulo tres: Fin del Manual de Instrucciones.
Les aseguro que me ha sido muy útil, como lo prueba el que con noventa y ocho años siga aquí...”



Sin embargo, y esa es parte de su grandeza, Sánchez Piñol es capaz de “vapulear al lector” con otros momentos de un lirismo y una poesía, francamente arrebatadores. Nada más lejos de mi intención que reventar la novela, todo lo contrario, desde aquí animo, sin duda alguna, a su lectura, pero rogaría al lector que repare en  toda esa hermosa y poética narración relativa a “la caja de música” de Amelis y su importancia por el valor expresivo, argumental y sobreabundante en imágenes que aporta.


“¿Qué es una casa, un hogar? A menudo es una melodía, o el recuerdo de una melodía. Mientras tuviera aquella caja consigo estaría en casa. Lo único que se había derrumbado era el caparazón, nada más”



 Del mismo modo, me ha impresionado mucho, el dominio del ritmo, del tempo, a la hora de narrar las escenas bélicas de grandes movimientos de masas que, sin perder ni por un instante el dramatismo de la acción principal, permite jugar al autor con las “pequeñas” historias de los protagonistas en medio de ese fresco monumental. Magnífica la narración de la batalla de la caída de Barcelona, con unos tintes que bien me atrevería a definir como “épicos”.



Sin duda alguna, uno de los puntos fuertes de “Victus. Barcelona 1714” es su exhaustiva y sorprendente labor de documentación. Ha sido un placer para mí y, lo digo sin ambages, la lectura de una novela tan documentada y que tanta información y conocimientos me ha aportado. Me ha sido imposible, mientras leía la novela, pensar en la obra magna de D.Benito Pérez Galdós “Los episodios nacionales”. Sánchez Piñol es capaz  de fundir, de manera que es prácticamente encontrar la cesura que divide a los personajes reales con los de ficción. De hecho el propio protagonista de la novela, Martí Zuviría, existió en la realidad aunque supongo que no adornado con un ropaje tan brillante como el que le ha aportado, con su arte, Sánchez Piñol. En esta nómina de personajes reales, por citar los más relevantes, aparecerán: el general Antonio de Villarroel, James Stanhope, el duque de Berwich o Rafael Casanova.



Al hilo de este tema creo que sería conveniente entrar en el análisis de otro de los puntos “claves”, a la hora de enjuiciar la novela “Victus. Barcelona 1714”, que no es otro que la creación de los personajes. Por la propia estructura de la novela que, en mi opinión, es claramente deudora de la novela bizantina, aspecto de ese abigarrado universo de personajes que, después de muchas vicisitudes y que ya casi el lector se ha olvidado de ellos, vuelven a aparecer “Deus ex machina” en un momento cumbre de la narración. Hay varios ejemplos al respecto, pero, a modo de ejemplo, comentaré la sorprendente y providencial del personaje de Dupuy Vauban (y no puedo decir nada más...). Pero no es sólo eso, una novela tan poliédrica y tan rica en matices como ésta, nos sugiere también toda esa rica tradición de la literatura española del género de la picaresca. Deliciosos, dentro de esa tradición de la picaresca, el dibujo de los personajes de Nan, Anfán y Amelis y esa sublimación postrera al final de la novela. Y cómo no citar ese velado homenaje que el autor hace de la inmortal novela de D. Miguel de Cervantes:



“Sabiendo que el viaje sería largo, y que mi castellano aún adolecía de lagunas, había llevado conmigo el libro más gordo que había podido encontrar. Lo leía antes de acostarme, a la luz de la fogata, o incluso en el carro. Entre traqueteo y traqueteo me asaltaban las carcajadas, pues era una obra ingeniosísima y un regodeo para el espíritu. Lo que sigue fue un episodio en apariencia insignificante pero que, por un motivo u otro, mi memoria retuvo”.



Al principio de la reseña comentaba que había algunos baches que lastraban la novela. Creo, al menos esa es mi opinión, que la primera parte de la novela adolece del interés que mantienen las otras dos partes. Tal vez por un exceso de información sobre el arte del ingeniero militar que, al menos así me parece, distancian un poco al lector sobre el foco de la acción principal. En cualquier caso, no es un “bache” de gran importancia, como para ensombrecer, en exceso, la valoración final de la novela.



Creo que “Victus. Barcelona 1714” es una novela honesta, justa, equitativa y desapasionada, a pesar de tratar de un tema “muy sensible “ y proclive a la polarización. De hecho veremos que el gran héroe de esta novela no será otro que un general castellano, Antonio de Villarroel Peláez, pero mejor voy a dejarles con las palabras del propio Sánchez Piñol  al respecto:


“Pero por encima de todos pienso en don Antonio, don Antonio de Villarroel Peláez, renunciando a la gloria y el honor, la familia y la vida, y todo por una fidelidad insensata para con hombres sin nombre. Él, un hijo de Castilla, con todo lo bueno de esa tierra áspera, sacrificándose por la defensa de la misma Barcelona. Y ¿cuál fue su paga? Un dolor infinito, un olvido eterno”.



Cuando tengo la fortuna de reseñar novelas tan ricas en matices y tan magníficamente escritas, siempre siento esa desazón que me provoca comprobar cuántas notas han quedado en mi cuaderno que no podrán ver la luz, por evidentes motivos de espacio y por coherencia con lo que debe ser una reseña un blog literario como éste.  Y esa desazón se incrementa cuando, tras releer lo escrito, soy consciente que tal vez no he sido capaz de expresar toda la emoción y la admiración estética que ha provocado esta novela en mí. Y ya, por último, no me cansaré de recomendar, encarecidamente, a los lectores de este blog la lectura de esta novela, sin duda alguna, una de las mejores que actualmente están en los anaqueles de las librerías y que nos va a garantizar unas agradables horas entregados al placer de la lectura.




Dicho todo lo cual y atendiendo a todo lo anteriormente referido, a mi conciencia y a manera de entender el arte literario, creo que la puntuación que más justicia haría a la novela “Victus. Barcelona 1714” del escritor barcelonés Albert Sánchez Piñol, sería de un 8,75/10.

© Luis Alberto Cao

(Para ilustrar la novela he seleccionado una entrevista que Manel Fuentes le hizo al autor. La entrevista está en catalán, porque no he conseguido ninguna entrevista en castellano, pero se entiende bastante bien y creo que merece la pena).

15 comentarios:

  1. En el programa de Página 2, el pasado 21 de Octubre, estuvo el autor hablando con Oscar López y resultó de lo más interesante.
    Te dejo el enlace de la entrevista por si te interesa (es en castellano):

    http://www.rtve.es/alacarta/videos/pagina-2/pagina-2-entrevista-albert-sanchez-pinol/1558254/

    Un saludo

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  2. Muchas gracias por tu información amiga mía. Un beso

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  3. Sin palabras me he quedado Luis Alberto, con esta reseña ¿cómo no leer esta novela?, imposible. Estoy deseando ponerme con ella.

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  4. hoy acabo "Las voces bajas" de Manuel Rivas....y hoy empiezo con VICTUS. Gracias por tu reseña.
    Aguardo con interés la misma sobre el libro de Rivas mencionado

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  5. Pues sí amigo mío estoy pendiente de reseñarla muy pronto. Ya comentamos cuando la publique. Y muchas gracias por tu comentario. Un abrazo amigo Alberto

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  6. Perfecto, gracias quasitocayo. A ver si coincidimos, casi siempre lo hacemos.
    Ya he empezado Victus. Totalmente de acuerdo contigo respecto ese humor tipo "mendozaniano"

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  7. Terminada, te diré que es la primera vez que leo una novela histórica animada por tu gran reseña y no me ha decepcionado, me ha gustado mucho, una gran novela escrita de manera que yo creo que llega a todo el mundo, por su lenguaje coloquial a veces obsceno a veces satírico, una gran manera de narrar una parte de nuestra historia. Muchas gracias por tu recomendación.

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  8. Muchas gracias amiga Yoly me alegra mucho que te haya gustado la novela. En mi opinión es una de las novelas mejores que tenemos actualmente en los anaqueles de las librerías. Un beso y gracias por compartirlo con todos nosotros.

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  9. Me ha encantado el libro, estoy muy de acuerdo con tu reseña.
    Aunque el protagonista y anti-héroe Martí Zuviria es brillante destacaría también algunos de los personajes secundarios, en concreto el miquelete Ballester y el Duque de Berwick, polos totalmente opuestos, aunque los dos admirados por Martí.
    En definitiva, la recomiendo fervorosamente.

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  10. Una novela bien escrita, un buen escritor... Narrativamente muy águi y muy sencilla, directa al público que busca entretenimiento. Simplemente lo que la gente quiere leer en referencia a la fecha. Es algo así como una novela de Dan Brown a la catalana, destinada a ser un "best-seller" desde la cuna... pero nada más. Una narrativa ágil, pero con poco fondo.... muy lineal, muy maniquea y sin ningún miedo a la hora de tergiversar, siempre con el objetivo de indicar que los ciudadanos catalanes son una nación, que merecen la independencia, que llevan siglos bajo la bota castellana y que no han conseguido nada porque sus dirigentes son muy mediocres y se han dejado sobornar.

    Muy buenos argumentos para subirte la moral, pasarte la mano por el lomo y quitarte todos los complejos que puedas tener.... Una novela para una idea... supongo que si la idea triunfa se mantendrá, pero como no llegue a buen puerto dentro de cuatro días no se acordará nadie.

    Como novela de acción y aventuras, mucho mejor otras de sus obras, sin ir mas lejos "La piel fria"

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  11. Muy buena novela
    A mi cuando leo una novela histórica me gusta verificar datos,ver mapas,personajes,en fin meterme en la novela por eso no me ha gustado mucho el lado de la documentación,me explico no se si el escritor hace algunos comentarios como suyos o lo es del protagonista desde el punto de vista de la época como por ejemplo cuando dice que sólo apoyaron al felipin la clase dominante de Cataluña y a carliños el pueblo,siendo que fue la oligarquía catalana la que apoyo a Carlitos ya que le garantizaba todos sus privilegios mediovales,tambiem le apoyo mucha gente del pueblo claro
    Otra cosa es cuando dice que Cataluña fue la más fiel a Carlos,por eso juraron primeramente fidelidad a Felipe

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    1. Me resultan muy acertadas tus observaciones. Pena que no todo el mundo es capaz de cribar... Tanto el libro como el autor se presentan como rigurosamente históricos. Sin embargo dista mucho de ser así. Mezclan datos históricos que han ido pescando, con "cucharadas" propias del más rancio independentismo catalán, con alusiones victimistas, fantasiosas, "imaginativas", omitiendo datos o incluso alterándolos, etc. Incluso irrespetuosas con los personajes históricos (gusten o no al autor, más si presume de historiador).

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  12. Me ha gustado mucho y además he aprendido otra parte de la historia que se olvidaron de contarme.

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  13. Sólo hacer mención de lo bien que se mezcla la buena literatura con la historia y la cienciaficción. Como se dice tiene un aire contemporáneo, pero sobre todo en el victimismo, la imposición mediática de único pensamiento y la enfermiza constante de inventar y mentir confundiendo con datos reales que introduce por el medio propia del catalanismo del que me avergüenzo como catalán que soy.

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  14. Como literatura de entretenimiento es MUY buena. Como histórica es un FRAUDE y un atentado a la realidad. Aportar datos reales para ocultar la verdadera intención de manipular la visión de los lectores cambiando la realidad me parece dañino y partidista.

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