Título: Victus. Barcelona 1714
Autor: Albert Sánchez Piñol..
ISBN: 9788496735729
Editorial: La campana.
Autor: Albert Sánchez Piñol..
ISBN: 9788496735729
Editorial: La campana.
Año de edición: 2012
Plaza de publicación: Barcelona.
Páginas: 608.
“Rousseau tenía razón: lo salvaje no
está fuera, sino debajo; el salvaje no se halla en las latitudes exóticas, sino
en nuestro interior más recóndito. Den una excusa a ese salvaje, a ese mal
salvaje, y saldrá a la luz, derrumbando lo civilizado como una bala de cañón un
tabique”. (Victus. Albert Sánchez Piñol)
“¿De qué
iba esa guerra? Un príncipe francés quiere adueñarse del trono de España, y el
ejército español se pone a su servicio. Cuando hay follón serio los generales
franceses envían carne de cañón española al matadero. Y los españoles, encima,
mueren gustosos. Ni los turcos serían tan obtusos como para meterse en un
embrollo así”. (Victus. Albert Sánchez Piñol)
“En la paz
el hijo entierra al padre; la guerra altera el orden de la naturaleza y el
padre entierra al hijo”. (Herodoto).
Ayer terminé la minuciosa y
atenta lectura de la última novela que ha publicado el gran escritor barcelonés
Albert Sánchez Piñol (1965), “Victus. Barcelona 1714”, sin duda alguna
uno de los más conspicuos y paradigmáticos representantes de la actual
literatura catalana. De hecho, ésta ha sido, a lo largo de su carrera
literaria, la primera novela que ha escrito en lengua castellana. Como es mi
costumbre he dejado todo un día, antes de sentarme a escribir la reseña,
propiamente dicha, para reflexionar y madurar mi opinión y no dejarme llevar
por la emoción del primer momento, claramente incompatible con la labor
metódica y desapasionada que constituye la piedra angular de una crítica
literaria. Debo decir que en mi mesa se acumulan decenas de anotaciones que me
ha sugerido la interesante lectura de esta novela.
Como es habitual empezaré, a
modo de toma de posición inicial, por fijar, a grandes rasgos, y sin menoscabo
de analizar y desmenuzar la novela a lo largo de la presente reseña, con todo
detenimiento, mi postura. Creo que Albert Sánchez Piñol ha escrito una
magnífica novela, que en algunos momentos, francamente, se podría, con toda
justicia, adjetivar como “magistral”. Novela plena, llena de lirismo, de
belleza, de humor y de una narrativa que en algunos momentos alcanza una
grandeza épica apabullante. Aunque, como ya comentaré y al menos esa es mi
opinión, en algunos instantes tiene algunos “baches” que lastran la novela, a
modo de palos que se meten en las ruedas de un carromato.
Antes de entrar, ya en el
análisis, me gustaría, a modo de comentario hacer unas precisiones previas y,
creo yo, necesarias. En estos tiempos en que nos encontramos, en los que en
España abundan los debates identitarios, con los distintos nacionalismos que
conforman el Estado, me gustaría precisar que este modesto crítico literario,
se reconoce, ante todo, ciudadano de la
República de las Letras y que al enfrentarme a la reseña de esta novela, o de
cualquier otra, únicamente voy a valorar la calidad artística de una obra
literaria. Para otro tipo de consideraciones ya habrá historiadores y gentes
más doctas e instruidas que este pobre bachiller.
Dicho todo lo
cual, creo que lo más adecuado y conveniente sería hacer una breve sinopsis
argumental, que sirva para ilustrar, situar y orientar al eventual lector de
estas líneas, a la hora de enfrentarnos a “Victus. Barcelona 1714” de Albert
Sánchez Piñol. Para este propósito adoptaré la recensión que nos plantea la
propia editorial “La campana”.
“«¡Lo
contaré todo! Cómo jodieron al general Villarroel, cómo derrotaron nuestras
victorias. Porque, hasta ahora, de aquella guerra solo he oído las versiones
que vienen de arriba o del enemigo.» VICTUS es una novela histórica que nos
narra la guerra de Sucesión española, un conflicto que puede considerarse como
la primera de las contiendas mundiales y que termina el 11 de septiembre de
1714 con el apocalíptico asalto a Barcelona. También es la tragedia de Martí
Zuviría, un joven barcelonés, alumno aventajado del marqués de Vauban, que se
convierte en un genio de la ingeniería militar. VICTUS es un derroche de
información y rigor histórico al servicio de un relato ágil, potente y
desenfadado, con una dicción rabiosamente contemporánea que nos lleva de
Francia a Barcelona pasando por Madrid, Toledo, Tortosa o las batallas de
Brihuega y Almansa. Y es también una obra sobre la Barcelona irreductible de
1714, que sufrió un asedio desigual de trece meses y el bombardeo de más de
treinta mil proyectiles. VICTUS cuestiona las versiones oficiales de ambos
bandos y cede la palabra a los auténticos protagonistas de la historia, desde
la figura inmensa de Villarroel, el general que defendió la capital catalana
con lágrimas en los ojos, hasta los civiles y soldados anónimos de todas las
naciones que lucharon a un lado y otro de las murallas. Pero, ante todo, VICTUS
es un festín literario de primer orden que se devora del modo en que siempre se
han devorado las grandes obras, como lo demuestra el que antes de su aparición
ya se hayan vendido los derechos al ruso, el alemán, el holandés y el francés.
«Un huracán de aire fresco, una iconoclasta visión desde abajo que rehace el
mito de 1714 con más potencia. Más vibrante. Más cercano.» Joan B. Culla,
profesor de Historia Contemporánea.”
Intentaré ser
lo más sistemático posible a la hora de analizar la novela, para evitar la
dispersión en esta ambiciosa y sugerente novela para el análisis y, por
supuesto, para su lectura y disfrute. Desde un punto de vista formal, la novela
está estructurada en tres grandes partes. Cada una de estas partes está
titulada de un modo paródico con la mítica locución latina que empleó el general
y cónsul romano Julio César en 47 a. C.,
al dirigirse al Senado romano, describiendo su victoria
reciente sobre Farnaces II del Ponto en la Batalla de Zela: “Veni, vidi, vici”
(Llegué, ví, vencí) que el autor trasmuta en una paródica “Veni, vidi,
victus (vencido)”, que provoca un interesante efecto dramático y
estilístico en el lector al enfrentarse al texto.
La
arquitectura de la novela está sustentada por la narración, retrospectiva de un
anciano nonagenario, Martí Zuviría, que está dictando sus memorias a una
secretaria llamada Waltraud. Desde el punto de vista que nos interesa, esa
decisión formal del autor, condicionará todo el relato, ya que nos
encontraremos con un narrador omnisciente que nos irá relatando en “flashback”,
permítaseme el uso de esta expresión cinematográfica, todas las vicisitudes de
la novela. Como ejemplo de esa omnisciencia narrativa voy a consignar un breve
ejemplo.
“Se llamaba James Fitz-James Stuart,
duque de Berwick. (Por favor, recuerden este nombre. Desgraciadamente
reaparecerá en nuestro relato. ¡Y mucho! Sin él la tragedia de Barcelona, y la
mía, nunca se habrían consumado)”.
Es, precisamente, ese relato retrospectivo de un
hombre que ya está de vuelta de todo en la vida, de ese hombre ya desencantado
por la vida, lo que permitirá a Sánchez Piñol darnos una visión irónica, mordaz
y con mucho sentido del humor. En este punto no me resisto a hacer la
comparación entre Sánchez Piñol y, en mi opinión, uno de los más grandes autores
catalanes que tenemos en la actualidad, que no es otro que el barcelonés
Eduardo Mendoza y ese humor suyo tan fino, inteligente y peculiar. Me voy a
permitir transcribir un par de breves fragmentos para ilustrar este particular
(el libro está lleno de ellos, por cierto) y hacer referencia a una escena
particularmente hilarante que es la de “Las casas de malicia de Madrid”...
“Tendí mi manta al lado de la suya, la
arena por colchón. Nos acostamos con el mar a pocos pasos de nuestros pies.
Había sido un día claro y allí arriba brillaban las estrellas. (¿Te gusta este
detalle poético, mi querida Waltraud? ¡Pues es una tontería! Si era de noche y
no había nubes, ¿por qué cojones no iban a brillar las estrellas? Bueno, ponlo
de todos modos, así quedará claro que esa noche estábamos melancólicos.)”
“Por si algún día les sirve de
algo, adjunto aquí el “Breve Manual de Instrucciones Martí Zuviría para
sobrevivir a una batalla campal”. Dice así:
Capítulo
uno: Invéntese alguna buena excusa para separarse de su formación de combate.
Capítulo
dos: Túmbese boca abajo simulando estar muerto, con la cabeza tras el pedrusco
más grande que encuentre, y no se mueva hasta que sus orejas le digan que el
tiroteo ha acabado.
Capítulo
tres: Fin del Manual de Instrucciones.
Les
aseguro que me ha sido muy útil, como lo prueba el que con noventa y ocho años
siga aquí...”
Sin embargo, y
esa es parte de su grandeza, Sánchez Piñol es capaz de “vapulear al lector” con
otros momentos de un lirismo y una poesía, francamente arrebatadores. Nada más
lejos de mi intención que reventar la novela, todo lo contrario, desde aquí
animo, sin duda alguna, a su lectura, pero rogaría al lector que repare en toda esa hermosa y poética narración
relativa a “la caja de música” de Amelis y su importancia por el valor
expresivo, argumental y sobreabundante en imágenes que aporta.
“¿Qué es una casa, un hogar? A menudo
es una melodía, o el recuerdo de una melodía. Mientras tuviera aquella caja
consigo estaría en casa. Lo único que se había derrumbado era el caparazón,
nada más”
Del mismo modo, me ha impresionado mucho, el
dominio del ritmo, del tempo, a la hora de narrar las escenas bélicas de
grandes movimientos de masas que, sin perder ni por un instante el dramatismo
de la acción principal, permite jugar al autor con las “pequeñas” historias de
los protagonistas en medio de ese fresco monumental. Magnífica la narración de
la batalla de la caída de Barcelona, con unos tintes que bien me atrevería a
definir como “épicos”.
Sin duda alguna, uno de los puntos
fuertes de “Victus. Barcelona 1714” es su exhaustiva y sorprendente labor de
documentación. Ha sido un placer para mí y, lo digo sin ambages, la lectura de
una novela tan documentada y que tanta información y conocimientos me ha
aportado. Me ha sido imposible, mientras leía la novela, pensar en la obra
magna de D.Benito Pérez Galdós “Los episodios nacionales”. Sánchez Piñol es
capaz de fundir, de manera que es
prácticamente encontrar la cesura que divide a los personajes reales con los de
ficción. De hecho el propio protagonista de la novela, Martí Zuviría, existió
en la realidad aunque supongo que no adornado con un ropaje tan brillante como
el que le ha aportado, con su arte, Sánchez Piñol. En esta nómina de personajes
reales, por citar los más relevantes, aparecerán: el general Antonio de
Villarroel, James Stanhope, el duque de Berwich o Rafael Casanova.
Al hilo de
este tema creo que sería conveniente entrar en el análisis de otro de los
puntos “claves”, a la hora de enjuiciar la novela “Victus. Barcelona 1714”, que
no es otro que la creación de los personajes. Por la propia estructura de la
novela que, en mi opinión, es claramente deudora de la novela bizantina,
aspecto de ese abigarrado universo de personajes que, después de muchas vicisitudes
y que ya casi el lector se ha olvidado de ellos, vuelven a aparecer “Deus ex
machina” en un momento cumbre de la narración. Hay varios ejemplos al respecto,
pero, a modo de ejemplo, comentaré la sorprendente y providencial del personaje
de Dupuy Vauban (y no puedo decir nada más...). Pero no es sólo eso, una novela
tan poliédrica y tan rica en matices como ésta, nos sugiere también toda esa
rica tradición de la literatura española del género de la picaresca.
Deliciosos, dentro de esa tradición de la picaresca, el dibujo de los
personajes de Nan, Anfán y Amelis y esa sublimación postrera al final de la
novela. Y cómo no citar ese velado homenaje que el autor hace de la inmortal
novela de D. Miguel de Cervantes:
“Sabiendo que el viaje sería largo, y
que mi castellano aún adolecía de lagunas, había llevado conmigo el libro más
gordo que había podido encontrar. Lo leía antes de acostarme, a la luz de la
fogata, o incluso en el carro. Entre traqueteo y traqueteo me asaltaban las
carcajadas, pues era una obra ingeniosísima y un regodeo para el espíritu. Lo
que sigue fue un episodio en apariencia insignificante pero que, por un motivo
u otro, mi memoria retuvo”.
Al principio
de la reseña comentaba que había algunos baches que lastraban la novela. Creo, al
menos esa es mi opinión, que la primera parte de la novela adolece del interés
que mantienen las otras dos partes. Tal vez por un exceso de información sobre
el arte del ingeniero militar que, al menos así me parece, distancian un poco
al lector sobre el foco de la acción principal. En cualquier caso, no es un “bache”
de gran importancia, como para ensombrecer, en exceso, la valoración final de
la novela.
Creo que “Victus. Barcelona 1714” es
una novela honesta, justa, equitativa y desapasionada, a pesar de tratar de un
tema “muy sensible “ y proclive a la polarización. De hecho veremos que el gran
héroe de esta novela no será otro que un general castellano, Antonio de
Villarroel Peláez, pero mejor voy a dejarles con las palabras del propio
Sánchez Piñol al respecto:
“Pero por encima de todos pienso en
don Antonio, don Antonio de Villarroel Peláez, renunciando a la gloria y el
honor, la familia y la vida, y todo por una fidelidad insensata para con hombres
sin nombre. Él, un hijo de Castilla, con todo lo bueno de esa tierra áspera,
sacrificándose por la defensa de la misma Barcelona. Y ¿cuál fue su paga? Un
dolor infinito, un olvido eterno”.
Cuando tengo
la fortuna de reseñar novelas tan ricas en matices y tan magníficamente
escritas, siempre siento esa desazón que me provoca comprobar cuántas notas han
quedado en mi cuaderno que no podrán ver la luz, por evidentes motivos de
espacio y por coherencia con lo que debe ser una reseña un blog literario como
éste. Y esa desazón se incrementa
cuando, tras releer lo escrito, soy consciente que tal vez no he sido capaz de
expresar toda la emoción y la admiración estética que ha provocado esta novela
en mí. Y ya, por último, no me cansaré de recomendar, encarecidamente, a los
lectores de este blog la lectura de esta novela, sin duda alguna, una de las
mejores que actualmente están en los anaqueles de las librerías y que nos va a
garantizar unas agradables horas entregados al placer de la lectura.
Dicho todo
lo cual y atendiendo a todo lo anteriormente referido, a mi conciencia y a
manera de entender el arte literario, creo que la puntuación que más justicia
haría a la novela “Victus. Barcelona 1714” del escritor barcelonés Albert
Sánchez Piñol, sería de un 8,75/10.
© Luis Alberto Cao
(Para
ilustrar la novela he seleccionado una entrevista que Manel Fuentes le hizo al
autor. La entrevista está en catalán, porque no he conseguido ninguna
entrevista en castellano, pero se entiende bastante bien y creo que merece la
pena).
En el programa de Página 2, el pasado 21 de Octubre, estuvo el autor hablando con Oscar López y resultó de lo más interesante.
ResponderEliminarTe dejo el enlace de la entrevista por si te interesa (es en castellano):
http://www.rtve.es/alacarta/videos/pagina-2/pagina-2-entrevista-albert-sanchez-pinol/1558254/
Un saludo
Muchas gracias por tu información amiga mía. Un beso
ResponderEliminarSin palabras me he quedado Luis Alberto, con esta reseña ¿cómo no leer esta novela?, imposible. Estoy deseando ponerme con ella.
ResponderEliminarhoy acabo "Las voces bajas" de Manuel Rivas....y hoy empiezo con VICTUS. Gracias por tu reseña.
ResponderEliminarAguardo con interés la misma sobre el libro de Rivas mencionado
Pues sí amigo mío estoy pendiente de reseñarla muy pronto. Ya comentamos cuando la publique. Y muchas gracias por tu comentario. Un abrazo amigo Alberto
ResponderEliminarPerfecto, gracias quasitocayo. A ver si coincidimos, casi siempre lo hacemos.
ResponderEliminarYa he empezado Victus. Totalmente de acuerdo contigo respecto ese humor tipo "mendozaniano"
Terminada, te diré que es la primera vez que leo una novela histórica animada por tu gran reseña y no me ha decepcionado, me ha gustado mucho, una gran novela escrita de manera que yo creo que llega a todo el mundo, por su lenguaje coloquial a veces obsceno a veces satírico, una gran manera de narrar una parte de nuestra historia. Muchas gracias por tu recomendación.
ResponderEliminarMuchas gracias amiga Yoly me alegra mucho que te haya gustado la novela. En mi opinión es una de las novelas mejores que tenemos actualmente en los anaqueles de las librerías. Un beso y gracias por compartirlo con todos nosotros.
ResponderEliminarMe ha encantado el libro, estoy muy de acuerdo con tu reseña.
ResponderEliminarAunque el protagonista y anti-héroe Martí Zuviria es brillante destacaría también algunos de los personajes secundarios, en concreto el miquelete Ballester y el Duque de Berwick, polos totalmente opuestos, aunque los dos admirados por Martí.
En definitiva, la recomiendo fervorosamente.
Una novela bien escrita, un buen escritor... Narrativamente muy águi y muy sencilla, directa al público que busca entretenimiento. Simplemente lo que la gente quiere leer en referencia a la fecha. Es algo así como una novela de Dan Brown a la catalana, destinada a ser un "best-seller" desde la cuna... pero nada más. Una narrativa ágil, pero con poco fondo.... muy lineal, muy maniquea y sin ningún miedo a la hora de tergiversar, siempre con el objetivo de indicar que los ciudadanos catalanes son una nación, que merecen la independencia, que llevan siglos bajo la bota castellana y que no han conseguido nada porque sus dirigentes son muy mediocres y se han dejado sobornar.
ResponderEliminarMuy buenos argumentos para subirte la moral, pasarte la mano por el lomo y quitarte todos los complejos que puedas tener.... Una novela para una idea... supongo que si la idea triunfa se mantendrá, pero como no llegue a buen puerto dentro de cuatro días no se acordará nadie.
Como novela de acción y aventuras, mucho mejor otras de sus obras, sin ir mas lejos "La piel fria"
Muy buena novela
ResponderEliminarA mi cuando leo una novela histórica me gusta verificar datos,ver mapas,personajes,en fin meterme en la novela por eso no me ha gustado mucho el lado de la documentación,me explico no se si el escritor hace algunos comentarios como suyos o lo es del protagonista desde el punto de vista de la época como por ejemplo cuando dice que sólo apoyaron al felipin la clase dominante de Cataluña y a carliños el pueblo,siendo que fue la oligarquía catalana la que apoyo a Carlitos ya que le garantizaba todos sus privilegios mediovales,tambiem le apoyo mucha gente del pueblo claro
Otra cosa es cuando dice que Cataluña fue la más fiel a Carlos,por eso juraron primeramente fidelidad a Felipe
Me resultan muy acertadas tus observaciones. Pena que no todo el mundo es capaz de cribar... Tanto el libro como el autor se presentan como rigurosamente históricos. Sin embargo dista mucho de ser así. Mezclan datos históricos que han ido pescando, con "cucharadas" propias del más rancio independentismo catalán, con alusiones victimistas, fantasiosas, "imaginativas", omitiendo datos o incluso alterándolos, etc. Incluso irrespetuosas con los personajes históricos (gusten o no al autor, más si presume de historiador).
EliminarMe ha gustado mucho y además he aprendido otra parte de la historia que se olvidaron de contarme.
ResponderEliminarSólo hacer mención de lo bien que se mezcla la buena literatura con la historia y la cienciaficción. Como se dice tiene un aire contemporáneo, pero sobre todo en el victimismo, la imposición mediática de único pensamiento y la enfermiza constante de inventar y mentir confundiendo con datos reales que introduce por el medio propia del catalanismo del que me avergüenzo como catalán que soy.
ResponderEliminarComo literatura de entretenimiento es MUY buena. Como histórica es un FRAUDE y un atentado a la realidad. Aportar datos reales para ocultar la verdadera intención de manipular la visión de los lectores cambiando la realidad me parece dañino y partidista.
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