miércoles, 20 de marzo de 2013

La reina descalza. Ildefonso Falcones.


Título: La reina descalza.
Autor: Ildefonso Falcones
ISBN: 9788425350528
Editorial: Grijalbo
Colección: Novela histórica Grijalbo
Encuadernación: Tapa dura
Fecha de publicación: 6 de noviembre de 2012.
Páginas: 752.
Precio: 22,90 €.





“Y ser flamenco es cosa: es tener otra carne alma, pasiones, piel, instintos y deseos; es otro ver el mundo, con el sentido grande; el sino de la conciencia, la música en los nervios, fiereza independiente, alegría con lágrimas, y la pena, la vida y el amor ensombreciendo; odiar lo rutinario, el método que castra; embeberse en el cante, en el vino y los besos; convertir en un arte sutil, y de capricho y libertad, la vida; sin aceptar el hierro de la mediocridad; poner todo a un envite; saborearse, darse, sentirse, ¡vivir!”
TOMÁS BORRÁS, «Elegía del cantaor»



“ Una orden que ese miércoles 31 de julio de 1749 se gritó a lo largo y ancho de toda España en una minuciosa y secreta operación militar ideada por el obispo de Oviedo y presidente del Consejo de Castilla, don Gaspar Vázquez Tablada, y el marqués de la Ensenada, quien pocos años antes había endurecido las penas para los gitanos hechos presos fuera de sus lugares de origen: la muerte” (La reina descalza.Ildefonso Falcones)





A veces, por desgracia en contadas ocasiones, tiene uno la fortuna de cruzarse en su camino, como crítico literario, con libros que te permiten DISFRUTAR (con mayúsculas) de una buena lectura y no sólo como profesional sino como un mero amante de la literatura, leyendo un libro.  Y sin duda alguna “La reina descalza” la última novela de Ildefonso Falcones, es uno de esos libros que satisfacen sobradamente, en mi opinión, las expectativas de los “paladares” literarios más exigentes. Sin embargo, a la hora de enfrentarme a un riguroso análisis literario, tengo que abandonar esa euforia inicial, para sosegar y aquilatar mi opinión pasándola por el tamiz del estudio, de la reflexión desapasionada y de la técnica, a la hora de abordar el estudio de un texto literario. Como ya conocéis todos los seguidores habituales de este blog literario he dejado “en cuarentena” toda la pléyade de sensaciones que me invadieron tras cerrar el libro. Ya puedo avanzaros que, en esta ocasión, mi cuaderno de apuntes, está repleto de anotaciones e impresiones que la lectura de esta magnífica novela me ha suscitado. A lo largo de esta reseña, que por desgracia se me va a hacer muy corta para desgranar, analizar y comentar, tanto técnica como artísticamente esta novela que, desde las primeras líneas, conseguirá “amarrarnos” al libro porque, como desarrollaré posteriormente, durante toda la novela no dejarán de ocurrir todo tipos de avatares y peripecias a los protagonistas de “La reina descalza”.



En primer lugar, y con la sana intención de situar a los lectores, me gustaría comentar algo sobre su autor, Ildefonso Falcones. “La reina descalza” es la tercera novela publicada por este gran novelista barcelonés que ya saltó a la fama con su primera novela “La catedral del mar” que fue todo un éxito tanto de crítica como de público. Ya desde esta primera novela observamos el germen del estilo y de su técnica narrativa, aunque desborda claramente la finalidad de esta reseña, resulta interesante y curioso hacer una comparativa en el que se aprecia, ostensiblemente, la progresión en su técnica literaria, tanto en el tratamiento de los personajes, como en su economía lingüística como en su capacidad de “enhebrar” y resolver las diferentes subtramas que tejen el relato. Posteriormente publicó “La mano de Fátima” que, al menos esa es mi opinión, fue claramente inferior a su primera novela deslizándose por caminos más trillados y manidos… En aquellos momentos, lo recuerdo perfectamente, pensé que Ildefonso Falcones sería autor de una única gran novela… pero afortunadamente me equivoqué porque en “La reina descalza” el autor brilla, incluso, a un nivel artístico y literario superior a “La catedral del mar”.



Ya, sin más dilación, vamos a entrar en el análisis,  lo más riguroso y  minucioso posible que nos permita la reseña, de “La reina descalza”. Como suele ser habitual, y por seguir un orden lógico, creo que lo más conveniente, llegados a este punto, sería bosquejar, aunque sea someramente, una sinopsis argumental de los sucesos que acaecen en esta novela que, como ya apunté un poco más arriba, si por algo se destaca es por su dinamismo y la cantidad de cosas que suceden constantemente y que, en ningún momento, da tregua al lector. Pienso que la recensión que ha publicado la propia editorial Grijalbo satisface plenamente la finalidad que se busca, por lo que me limitaré a transcribirla literalmente.



“En la España del siglo XVIII, una conmovedora historia de amistad, pasión y venganza une dos voces de mujer en un canto desgarrado por la libertad.

Cuando Milagros, joven gitana, conoce a Caridad, antigua esclava procedente de Cuba, está lejos de intuir lo importante que será esa amistad a lo largo de unos años marcados por la persecución contra los de su raza. Pero será su don para el baile y el cante que la llevarán del bullicioso barrio de Triana al floreciente Madrid de los teatros señoriales.

«Canta hasta que la boca te sepa a sangre...»

En enero de 1748, una mujer negra deambula por las calles de Sevilla. Atrás ha dejado un pasado esclavo en la lejana Cuba, el hijo al que nunca volverá a ver y un largo viaje en barco hasta las costas españolas. Caridad ya no tiene un amo que le dé órdenes, pero tampoco un lugar donde cobijarse cuando se cruza en su camino Milagros Carmona, una joven gitana de Triana por cuyas venas corre la sangre de la rebeldía y el arte de los de su raza.

Las dos mujeres se convierten en inseparables y, entre zarabandas y fandangos, la gitana confiesa a su nueva amiga su amor por el apuesto y arrogante Pedro García, de quien la separan antiguos odios entre ambas familias. Por su parte, Caridad se esfuerza por acallar el sentimiento que está naciendo en su corazón hacia Melchor Vega, el abuelo de Milagros, un hombre desafiante, bribón y seductor aunque también firme defensor del honor y la lealtad para con los suyos.

Pero cuando un mandato real convierte a todos los gitanos en proscritos, la vida de Milagros y Caridad da un trágico vuelco. Aunque sus caminos se separan, el destino volverá a unirlas en un Madrid donde confluyen contrabandistas y cómicos, nobles y villanos; un Madrid que se rinde a la pasión que emana de las voces y bailes de esa raza de príncipes descalzos.

Ildefonso Falcones nos propone un viaje a una época apasionante, teñida por los prejuicios y la intolerancia.

Desde Sevilla hasta Madrid, desde el tumultuoso bullicio de la gitanería hasta los teatros señoriales de la capital, los lectores disfrutarán de un fresco histórico poblado por personajes que viven, aman, sufren y pelean por lo que creen justo. Fiel reflejo de unos hombres y mujeres que no agacharon la cabeza y que alzaron la voz para enfrentarse al orden establecido”.



Si tuviese que empezar este análisis por circunscribir “La reina descalza” dentro de un género literario, sin duda alguna me decantaría por el Folletín. Pero no en ese sentido despectivo e ignorante con el que muchas veces se utiliza esa palabra, sino con su acepción y sentido más noble, que bebe en las aguas del XIX con grandísimos autores como Dickens, Balzac e incluso Dumas o, por supuesto, autores españoles de la talla de un Pérez Galdós. La novela está escrita y estructurada conforme a un folletín clásico e iremos viendo que tanto por su estructura formal como narrativa se postula como firme partidaria de este genero. La novela está estructurada es seis partes que, de algún modo y cada una a su manera, mantienen una coherencia temática y de estructura interna. Por lo tanto tenemos que tener en cuenta que estamos ante una novela “clásica”. Clásica tanto por el empleo de la técnica compositiva, como por la dosificación y diversificación de las tramas y subtramas que conforman este universo narrativo en el que Ildefonso Falcones sabe moverse como pez en el agua. Por lo ya apuntado anteriormente se puede, obviamente, colegir que estamos ante una novela fácil de leer (¡ojo que no de escribir, que no es lo mismo!) que no supondrá grandes complicaciones para el lector, (dígase, por ejemplo, narraciones fractales, uso de saltos temporales, complejas elipsis, etc...). 

Otro de los detalles que nos hablan de la inteligencia literaria del autor es, en mi opinión, la economía de la ambientación histórica. Me explico. Ildefonso Falcones en “La reina descalza” nos está proponiendo una novela ambientada en unas coordenadas histórico-temporales muy concretas, en este caso el siglo XVIII, pero no pretende escribir una novela histórica. En su narrativa el autor prioriza y ensalza el relato, la amenidad de la historia que nos está contando a un exegético, y en muchos casos engorroso y antiliterario, estudio histórico que, lo hemos visto en otras novelas históricas, hace naufragar la novela en un mar de datos y eruditas notas a pie de página que, sin embargo, desde un punto de vista artístico poco o nada nos aportan. Esta, por lo general, falta de concreción, da al autor libertad para poder fantasear y dar vida a sus personajes sin encorsetarlos bajo un exceso de historicidad. Esto no quiere decir que el autor no nos deje algunos esbozos de la ambientación histórica de la época. De hecho la ambientación de toda la peripecia que transcurre en Madrid es absolutamente deliciosa. Pero dado que estamos haciendo una análisis literario, me gustaría hacer hincapié en cómo consigue el autor caracterizar la época desde un punto de vista meramente lingüístico. Voy a transcribir, entre las decenas de ejemplos que hay un par de expresiones  rescatadas por el autor del olvido de los siglos.



“Mientras tanto, nosotras tenemos que aprender o recordar a uña de caballo las nuevas obras, los entremeses, sainetes y tonadillas”.



«Media con limpio» —Caridad ignoraba el significado y Melchor tampoco se lo explicó antes de andar escaleras abajo— era una expresión acuñada en el Madrid de los suplicantes, de los mendigos y holgazanes, malhechores y todo tipo de gentes que, sin recursos económicos, vagabundeaban por la gran ciudad, unos a la espera de alguna merced real —una renta, un empleo en la administración, el resultado de un pleito—, otros pendientes del azaroso negocio que los tenía que enriquecer en aquella magnífica corte y los más, atentos al rateo y al chamarileo, cuando no al robo. Muchos de ellos, llegada la noche, acudían a algunas casas donde por dos cuartos se les alquilaba una cama que tenían que compartir con un compañero, siempre que este fuese limpio, es decir, que no tuviese piojos, sarna o tiña”



Ildefonso Falcones nos propone en su novela “La reina descalza” un relato sostenido por varias subtramas que el autor irá tejiendo con gran habilidad y conocimiento del oficio. Y en este punto es donde el autor demuestra su maestría y su conocimiento del uso del efecto dramático, de la dosificación y utilización de las subtramas con un evidente interés literario y artístico. Aunque, como decía anteriormente es algo propio del genero folletinesco. No voy (ni debo) entrar en detalles para no “destripar” la novela pero en varios puntos clave del relato se aprecia con toda claridad.



Estilísticamente “La reina descaza” está escrita con una prosa ágil que funciona como dócil vehículo del relato, sin que prácticamente en ningún momento estorbe o aparte la atención del lector. En ese aspecto podríamos hablar de una prosa funcional, pero en ninguna caso de una prosa descuidada o tosca. Las frases suelen ser breves huyendo de las yuxtaposiciones, como queriendo únicamente realzar el relato. En cuanto a la aparición del narrador suele quedarse en un segundo plano e interviene muy poco directamente dejando el peso de la narración a los propios personajes. Todo esto, evidentemente, ayuda a que la novela mantenga un ritmo trepidante. Sin embargo, en algunos momentos el autor se deja llevar por la fuerza lírica de las imágenes que contagian de belleza su prosa haciéndola sensual, carnal:



“En la noche, con las aguas del Guadalquivir rielando en plata, a la luz de los hachones dispuestos en el jardín trianero, entre madreselvas y dondiegos, naranjos y limoneros, las guitarras trataron de adaptar su ritmo al frenesí que imponían las mujeres; las palmas resonaron con ímpetu y los bailaores se vieron desbordados por la sensualidad y el atrevimiento con los que madre e hija danzaron la zarabanda”.



Antes de entrar en el análisis detallado de los personajes, al menos de los principales, sí me gustaría comentar el exquisito pudor con el que al autor nos va a hablar de los sentimientos de los personajes. Un exquisito pudor que realza y vigoriza, dramáticamente, algunos momentos que, tengo que confesarlo, me emocionaron profundamente en su sencillez y hermosura. Algunos de esos momentos de intensa emoción están rematados con una elegantísimas elipsis narrativas que, con su gran capacidad de evocación y sugestión, quedan indelebles en el ánimo y en la memoria del lector. Tengo que confesaros que, en aras a no “reventar” la novela, cosa que de ningún modo haría, todo lo contrario, os aconsejo vivamente su lectura, me resisto a citaros algunos fragmentos hermosísimos llenos de contención narrativa, de sensibilidad artística y de belleza literaria.



Después de haber leído todas las novelas publicadas por Ildefonso Falcones creo que, entre otras muchas virtudes, el autor es un gran creador de personajes, con un gran talento para darles vida y dotarles de profundidad psicológica. En “La reina descalza” hay, por lo menos media docena de personajes inolvidables: Caridad, Melchor, Milagros, Ana, Fray Joaquín, la vieja María, Pedro García.... Personajes a los que la fuerza de los acontecimientos los vapuleará pero que, a pesar de todo, mantendrán su coherencia y, especialmente, su acendrado sentido del honor y la libertad. Veremos cómo a lo largo de la novela los personajes crecen y van enriqueciéndose y madurando y adquiriendo profundidad. Insisto en que merece la pena detenerse en detalle para ver esos cientos de pequeños detalles con los que Falcones nos sugiere ese cambio que, poco a poco, van sufriendo los personajes. Detalles que nos sugieren que estamos hablando de una novela de una gran calidad literaria.



Toda la parte del relato del decreto que proscribe a los gitanos, totalmente histórico, por cierto, así como el estudio que hace Falcones de la idiosincrasia de la etnia gitana resulta fascinante. Y nos permite acercarnos a la realidad de esta etnia milenaria y a su cosmogonía y su modo de entender la vida, tan alejada de los payos en muchos aspectos, pero tan honda y tan profunda. Voy a transcribiros un fragmento que me parece especialmente ilustrativo de ese choque de maneras de entender el mundo y la sociedad.



“—Es bueno este hombre —comentó para sí, sin buscar la atención de su oyente—. Me debe muchos favores. Sí, es bueno. ¡El mejor! —añadió con una risotada—. ¿Sabes, morena? Los escribanos públicos se ganan la vida con las tasas que cobran por los papeles de los juicios, a tanto por hoja, a tanto por letra. ¡Salen caras las malditas letras! Y como cobran por garabatear en los papeles, son muchos los escribanos que promueven pleitos, rencillas y querellas entre la gente. Así se hacen juicios y ellos obtienen beneficios por escribir los papeles. Siempre que pasaba por su partido, Eulogio me encargaba que organizase algún altercado: denunciar a uno; robar a otro y esconder el botín en casa de un tercero... En una ocasión me indicó el domicilio de un rufián que explotaba los encantos de su esposa. ¡Magnífica hembra! —exclamó después de detenerse, alzar la cabeza y agitar el aire con el mentón—. Si hubiera sido mía...”



“La reina descalza” es todo un alegato a favor de la dignidad de la mujer. De una mujer secularmente despreciada y apartada y muy especialmente en una cultura tan machista como la del pueblo gitano, en el que la mujer pasa de pertenecer al padre a pertenecer al marido. Sin embargo las mujeres terminarán por dar una lección de coherencia, coraje y honradez a todos los hombres...



“Las mujeres hemos venido a este mundo para parir con dolor, para trabajar y para sufrir la perversión de los hombres. Calle —le instó ante su ademán por replicar—. Ellos... ustedes se revuelven, luchan y pelean ante la infamia. A veces ganan y se convierten en el macho victorioso; otras muchas pierden y entonces se ensañan con los débiles para engañarse y vivir con la venganza como único objetivo. Nosotras tenemos que callar y obedecer, siempre ha sido así. He terminado aprendiéndolo y me ha costado la juventud.”



Otro de los resortes que utiliza Falcones en esta, en algunos aspectos, “roman-fleuve” es la aparición “deus ex machina” de algunos personajes que ya dábamos por desaparecidos y que reaparecen en momentos culminantes de la narración y que su “aparición” resulta fundamental y determinante. Este recurso, claramente deudor de los folletines, es utilizado por el autor con una gran maestría.



Un poco más arriba comenté que uno de los momentos más interesantes, desde el punto de vista de su caracterización histórica, es la parte de la novela que se desarrolla en Madrid. El autor nos llevará de la mano por sus callejuelas, repletas de “manolos” y “chisperos”, por sus tabernas, sus iglesias, sus hospitales e incluso hasta su recién inaugurada plaza de toros. Pero fundamentalmente conoceremos el ambiente de los teatros de Madrid, especialmente el Coliseo del Príncipe (en la actualidad del Teatro Español en la plaza de Santa Ana). Todo ese ambiente de los actores y comediantes, tradicionalmente considerados gentes libertinas y de moral “relajada” está magníficamente retratado. Reconozco que, no sé porque tipo de asociación, me recordaba a la obra de teatro “La comedia nueva o el café” de D. Leandro Fernández de Moratín, casi contemporáneo de los hechos que se narran en la novela, por cierto curiosamente esta obra se estreno precisamente en el mismo teatro. No me resisto, ya casi para terminar, porque me está saliendo una reseña extremadamente larga, a citar este hermoso fragmento que nos habla de cómo era una compañía teatral de la época.



“Serían cerca de una treintena; miembros de la compañía: damas y galanes, los sobresalientes de todos ellos, el guardarropa, el «barbas», el supernumerario y los «graciosos», el que hacía de viejo, el apuntador, los cobradores y el maestro de música. A ellos había que sumar a los músicos de la orquesta, a quienes no se consideraba parte de las compañías, al tramoyista y al personal del teatro que se había apresurado a curiosear en el escenario al aviso de que había llegado la nueva”



A modo de resumen final (no puedo evitar sentir una gran impotencia al ver la ingente cantidad de notas y detalles técnicos que quedan aún en mi cuaderno de apuntes y que, lamentablemente, van a quedar inéditos) me gustaría recomendar vivamente la lectura de esta magnífica novela que nos va a garantizar emoción, pasión, aventura y todo esto narrado con una inteligencia y con un dominio de la técnica literaria que convierte “La reina descalza” en un libro de lectura obligada. Novela que tiene el aroma de la buena literatura, ese aroma a folletín del siglo XIX que ya a nuestros ancestros les hacía seguir, con pasión, cada una de las entregas.



Dicho todo lo cual, y tomando en consideración todo lo referido con anterioridad, así como intentando ser lo más fiel posible a mi conciencia y a manera de entender el arte literario, creo que la puntuación que haría más justicia, a la hora de valorar y juzgar la novela “La reina descalza” del escritor barcelonés Ildefonso Falcones sería de un 8,75/10.

© Luis Alberto Cao
  
(Para ilustrar esta reseña os dejo una entrevista que concedió Ildefonso Falcones con motivo de la publicación de su novela "La reina descalza")



19 comentarios:

  1. Me ha gustado saber, que Falcones ha escrito un buen libro, he leído los otros dos anteriores y el segundo, La mano de Fàtima, no me gustó casi nada, partiendo de tus consejos voy a compradme La reina descalza.
    Muchas gracias por tu publicación

    un abrazo

    fus

    ResponderEliminar
  2. Una magnífica y detallada crítica, Luis Alberto, siempre es un placer pasar por tu blog.
    Mi enhorabuena a Falcones, "La catedral del mar" me pareció un excelente libro pero más escrito con el corazón que otra cosa, me alegra saber por ti que "La reina descalza" es tan buena lectura; ya sabes que no siempre estamos de acuerdo, espero sinceramente poder coincidir esta vez pues la forma de narrar del autor es muy hermosa.
    Cordiales saludos.

    ResponderEliminar
  3. Coincido contigo en lo que comentas. Me parece una novela que cuenta con unos personajes inolvidables a los que Falcones ha sabido dotar de un pleno atractivo para el lector. Durante la misma suceden tantas cosas que es imposible aburrirse y para colmo la ambientación de la novela es excelente. Nos ofrece muchos datos interesantes pero de forma coherente y al hilo de la novela.

    ResponderEliminar
  4. MAGNIFICO como siempre. Veronika.

    ResponderEliminar
  5. Hola Luis: Realmente soy una admiradora de Falcones, La catedral del mar, me resultó un libro precioso, y La mano de Fátima, que a mucha gente no ha gustado, me gustó mucho también. Por tanto, imagina como esperé este nuevo libro. Bueno, debo decirte, que no cubrió mis expectativas, coincido contigo en que la creación de los personajes es magistral, pero la trama de la historia no terminó de convencerme, se me transformó en un tanto tediosa y observé problemas en la construcción de la misma. Tal vez, es que no le encontré la vuelta, pero para mí, una desilusión. Un saludo Luis.

    ResponderEliminar
  6. Quieros daros, de todo corazón las gracias amig@s mí@s por vuestros comentarios. Cuando he visto la opinión de mi buena amiga Miranda, una buena lectora, me he alegrado al ver cómo el arte no es una ciencia exacta y cómo a cada persona le habla de una manera diferente y cómo todas y cada una de ellas son perfectamente validas. Muchas gracias a todos amigos por vuestro seguimiento, por vuestros comentarios y por los ánimos que me dais para continuar con este blog literario. Muchos besos !!!

    ResponderEliminar
  7. Me da mucha rabia decir esto Luis Alberto, pero a falta de poco más de 100 páginas lo he tenido que dejar, se me ha hecho muy dura la manera de narrar la violencia de Pedro hacia Milagros, no puedo con ello. Además me ocurre como a Miranda hay momentos en que la trama se estanca y no avanza. Yo no había leído hasta ahora nada de Falcones, no sé si me atreveré a leer sus otros libros, debe ser la edad. Este lo terminaré, pero de momento está aparcado hasta que me sienta con ánimos. Gracias por tus estupendas reseñas.

    ResponderEliminar
  8. Muchas gracias, como siempre, amiga Yoly. Es un placer contar con tus comentarios y seguimiento. Efectivamente, a modo de un río, en la novela nos encontramos con rápidos, cascadas, meandros y lugares en donde se remansa la corriente, de hecho el final de la novela es un final lírico. En cuanto a la brutal violencia que se ejerce sobre Milagros, y en general, si te das cuenta sobre todos los personajes femeninos de la novela, por desgracia es sólo un pálido reflejo de la tremenda violencia que en aquellas épocas sufría la mujer, y que, por desgracia, aún sigue padeciendo de mil maneras. Un beso amiga mía y siempre serán bienvenidos los comentarios de una gran lectora como tú.
    P.s: Hay que valorar, amiga mía, que simplemente a través del relato Ildefonso Falcones haya conseguido perturbarte tanto con la narración de la violencia que sufre Milagros por parte de Pedro. Eso quiere decir que el autor ha sido capaz de dar fuerza y realismo a su relato.

    ResponderEliminar
  9. Es cierto Luis Alberto, yo comprendo que en aquella época y en la cultura de los gitanos era normal que las mujeres tuvieran que sufrir ese tipo de trato, pero a mi me resulta muy duro, además Ildefonso lo narra de una manera tan cruda que me ha tocado el alma. De todas formas terminaré de leerla en cuanto sosiegue un poco mi ánimo. Un Saludo Luis Alberto.

    ResponderEliminar
  10. Estoy haciendo un esfuerzo,querido Bachiller.Solo por respetar tu buena critica,terminaré de leerla.Voy casi a la mitad de la novela y confieso que me está costando trabajo,no encuentro emoción ni en los personajes ni en la narrativa,me parece reiterativa salpicada de algún que otro desahogo (el viaje a la reunión de contrabandistas). A ver si a partir de ahora consigue interesarme,ya te contaré.

    ResponderEliminar
  11. Muchísimas gracias amiga Begoña por tus bonitas palabras hacia mí. Espero que, al final, cuando la leas me des tu opinión. Un beso amiga mía.

    ResponderEliminar
  12. Un detalle. En cuanto al número de páginas de este libro, hay un error. Parece que son 752. No es muy importante, pero al menos puedes ver que quienes te seguimos lo hacemos con atención.

    ResponderEliminar
  13. Muchas gracias amigo Jose Guedes, tengo una comentaristas que no los merezco. Efectivamente se delizo un gazapo. Te agradezco mucho la atención con la que lees las reseñas... es un honor.

    ResponderEliminar
  14. Vaya, a eso le llamo yo feedback. Gracias a usted por su labor

    ResponderEliminar
  15. Cristina de Perestrello29 de abril de 2013, 5:31

    Tambien he leído toda la obra de Ildefonso Falcones. Esta novela, en mi parecer, se queda a medio camino entre La Catedral del Mar y La Mano de Fátima si de calidad literaria hablamos.
    En cualquier caso, se trata de una lectura amena, con personajes fascinantes (especialmente los femeninos Ana y María), bien ambientada históricamente y que, de paso, me ha permitido conocer más profundamente a la raza gitana, sus valores, sus costumbres y su arte.
    Muy recomendable.
    Un saludo afectuoso, querido Bachiller, a ti y a tus lectores.

    ResponderEliminar
  16. buenas tardes a todos, he de decir que no es una novela que te enganche de inicio, cuesta un poco pasar las páginas sabiendo que la reiteración será la constante en cada una de ellas.
    No la he acabado, espero cambiar de opinión a medida que avance.
    Dentro de 2 dias cuento mas....

    ResponderEliminar
  17. porque censuran comentarios respetuosos?
    porque no se publican?

    es que no se pueden dar opiniones diferentes a las expresadas por el autor de la critica?

    ResponderEliminar
  18. Amig@ anónim@ en lo que respecta a este último comentario me gustaría decirte que nunca se ha censurado, ni se censurará ningún comentario respetuoso, porque la discrepancia siempre es enriquecedora para todos. Y, por supuesto, que siempre son bienvenidas todas la opiniones, porque el arte y la cultura, por definicion, debe ser opinable. De hecho de después de más de 1000 comentarios que se han publicado en este blog únicamente me he visto obligado a no publicar una decena de ellos, por manifiesta falta de respeto o bien por no ceñirse en su comentario al "comentario", permítaseme la redundancia, propiamente dicho del libro, hablando de cosas totalmente ajenas al sentido de este blog literario. Este espacio de libertad, obviamente, es incompatible con cualquier tipo de censura, siempre que, como mínimo, se observen los criterios más arriba expuestos. En cualquier caso, amig@ anónim@, muchas gracias por tu comentario que me ha permitido comentar este tema. Un fuerte abrazo y gracias por vuestra atención y vuestras constantes muestras de cariño.

    ResponderEliminar