domingo, 13 de noviembre de 2011

Criadas y Señoras (The help). Kathryn Stockett


Título original: The Help
Autor: Kathryn Stockett.
Traducción: Alvaro Abella.
Editorial: Maeva
Colección: Maeva de Bolsillo.
ISBN: 978-84-15140-80-1
Año de publicación: 2012
Nº páginas: 580




Afortunadamente y desde nuestra mentalidad de hoy en día, cuesta trabajo imaginar que aún no hace muchos años en Estados Unidos se viviese esa vergonzosa discriminación, esa intolerable segregación racial que se narra en esta bellísima novela. Escrita con sensibilidad, pero no con sensiblería, y que honestamente, en algunos párrafos, llega a emocionar al lector. En este relato la autora estadounidense Kathryn Stockett, que sorprendentemente es su primera novela, nos hace un certero análisis de la sociedad americana de la época y también un interesantísimo estudio sobre la condición humana, en  general.

Tal vez y antes de entrar en la reseña propiamente dicha y para ponernos, un poco, en el contexto histórico que narra, no voy a resistirme en transcribir unas líneas. Se trata de un texto históricamente real que es la compilación de Leyes Jim Crow, vigente desde 1876 hasta el año 1965 en algunos Estados del Sur:

- Nadie puede pedir a un mujer blanca que amamante a su hijo en salas o  habitaciones en las que se encuentre un negro.
-         Una persona blanca sólo puede contraer matrimonio con alguien de su misma raza.
-         Cualquier unión conyugal que viole esta prerrogativa será considerada nula.
-         Ningún peluquero de color puede cortar el pelo a mujeres o niñas blancas.
-         Ambas razas no pueden compartir el agua de las fuentes, ni cines, ni lavabos públicos, campos de béisbol, cabinas telefónicas, etc (sic) “

En este contexto tan degradante nos propone la autora la historia que nos cuenta. En cualquier caso, como es habitual, vamos a iniciar esta reseña con una breve sinopsis argumental.

Estamos en el año 1962 en la ciudad de Jackson capital del Estado de Missisipi, y a partir de los relatos de tres mujeres iremos conociendo la tensión racial que se vive y a los extremos que llega. Por un parte tenemos el relato de Aibileen, una criada negra que lleva toda su vida sirviendo en casas de blancos, el relato de Minny, otra criada negra y por último por una joven blanca con inquietudes literarias a la que llaman Miss Skeeter (la llaman así porque su hermano al verla tan larga y tan delgaducha recién nacida le puso el apodo de Skeeter “mosquito”). La novela comienza con la nueva disposición de que en las casas de blancos hay que construir retretes para negros ya que, parece ser que los negros son transmisores de múltiples enfermedades. Asistimos al trato vergonzante y, en algunos casos vejatorio, que tienen que soportar las criadas. A través de los relatos de las criadas vamos viendo como era su día a día,  su relación con sus señoras blancas, así como su relación entre ellas mismas. Entre tanto conocemos a Miss Skeeter, hija de un matrimonio de blancos ricos, una jovencita que ha terminado sus estudios universitarios y trata de encontrar trabajo en alguna editorial publicando algún libro. Ella, gracias a su mayor cultural y sensibilidad humana, trata a las criadas con más respecto, tratándolas como lo que son: seres humanos. Skeeter no se acostumbra a ese trato y es cuando concibe la idea de escribir un libro, con las experiencias de estas criadas, de estas mujeres negras que se dedican a servir en casas de blancos ricos. El proyecto llega a oídos de una editora de Nueva Cork Miss Stein, que se interesa en él considerando, especialmente, que el Doctor Martin Luther King ha convocado una multitudinaria marcha sobre Washington para luchar por los derechos civiles de los negros. Miss Stein piensa que ese libro puede venderse bien. Cuando Aibileen, escribe sobre su vida y sus recuerdos en las casas donde trabaja “ tiene ilusión y un ligero destello de emoción” especialmente cuando recuerda a su único hijo, Treelore, que murió muy joven, ante la indiferencia más absoluta de sus capataces blancos, con la ilusión de haber llegado a ser escritor. Aibileen soñará con que ya que su hijo no lo consiguió al menos ella pueda hacerlo…




Criadas y señoras es una novela poliédrica que trata multitud de temas y visto desde múltiples perspectivas. No nos habla únicamente de la segregación racial. A través de sus páginas veremos la vida en los ghettos, del papel secundario de la mujer norteamericana de la época, el abandono y desentendimiento de los hijos de los ricos por parte de sus madres, el sentimiento de insatisfacción e inutilidad de la mujer que no consigue tener hijos, de la efervescencia social ante lo que ocurría en Vietnam.  En suma, la novela es un fresco de la sociedad norteamericana de los años sesenta, dentro de esta excepcional “novela de mujeres”.

Me gustaría centrar el análisis de la novela en algunos puntos, que a mi juicio son los más reseñables e interesantes.

Esta especialmente bien retratada la relación que se establece entre las criadas y los niños que cuidan. En la mayoría de los casos las criadas son más madres para estos críos que la suyas propias (demasiado ocupadas en sus asuntos y en su vida social) y cómo al crecer serán igual de racistas que sus padres. Esto se ve magistralmente reflejado en la relación entre la pequeña Mae Mobley y Aibileen. Para la pequeña la  criada es más que su madre ya que ésta la trata con mucho más amor y atención que su madre. La propia Aibileen nos lo describe perfectamente en la novela:

Quiero gritar muy alto, para que Chiquitina (Mae Mobley) pueda oírme, que la sociedad no es de color, que los barrios negros de la ciudad no están contaminados de enfermedades. Quiero evitar que llegue ese momento (que sucede en la vida de todo niño blanco) en que empiece a pensar que los negros no somos tan buenos como los blancos”

La novela nos hace un retrato descarnado de esa sociedad americana en crisis, y especialmente del uso represivo, por parte de la mayoría blanca, de los propios resortes del Estado para sojuzgar a los negros. En la novela nos relatan la historia de una de las criadas Yule May que tiene dos hijos muy estudiosos pero  ella no gana lo suficiente para que ambos estudien en la universidad. Para ella es un dilema terrible tener que decidir cuál va a poder estudiar y cuál no va a poder estudiar teniendo que arrostrar una vida de miseria. Finalmente decide “robar” un anillo de una de las señoras para costear la educación de ambos. Es detenida y juzgada con extremo rigor. Más aún, si cabe, cuando la autora nos dice que la sortija no era buena  y tenía un escaso valor. Este caldo de cultivo de injusticias va caldeando un estallido social. Más aún cuando se enteran en el ghetto que han molido a palos a un negro por entrar en un retrete de blancos, o cuando les llega la noticia de que un grupo ha asesinado a Medgar Evers, un activista negro, impunemente. Aquí Kathryn Stockett, nos recuerda un hecho histórico que ocurrió en la realidad. Al hilo de este asesinato el propio presidente de los Estados Unidos, John Fidzgerald Kennedy le pide al  alcalde de Jackson que formase una comisión con blancos y negros para empezar a arreglar las cosas. A lo que el alcalde respondió “No pienso formar un comité birracial. No nos engañemos yo creo en la separación de razas, y así serán las cosas”.

En esta novela también vemos la religiosidad del pueblo negro, ese sentimiento religioso innato  y de cómo precisamente esa religiosidad sirve como catalizador de sus propias pretensiones de mayor justicia social. Vemos como los pastores negros van canalizando toda esa frustración por parte de sus feligreses. De hecho, como es bien sabido, el propio Martin Luther King era un pastor de la iglesia Baptista.

Me parece también que esta novela trata de una historia de superación. Sobre todo y principalmente, encarnada en la figura de una de las protagonistas la criada Aibileen. Esta mujer nos dará una lección de superación y de dignidad. Del mismo modo veremos cómo las demás criadas, matizado a través de la mirada de cada una, nos mostrarán esa realidad, de humillaciones y afrentas, a las que estas mujeres tenía que enfrentarse a diario con dignidad. Además de ese miedo a ser despedidas en cualquier momento y que, tal vez, no pudiesen volver a trabajar en una casa de blancos. Sin embargo vemos, que a pesar de todo, la autora analiza esa especie de corriente de simpatía que se establece en muchos casos entre la criada y su señora.

Otro de los personajes protagonistas es el de Miss Skeeter, la joven blanca que quiere escribir un libro. Este personaje será el catalizador de todo ese descontento de las criadas negras. Les dará la oportunidad, de un modo anónimo, eso sí, de poder expresar lo que sienten y lo que viven junto a sus señores. Darán salida a sus frustraciones, harán públicas las vejaciones y los desplantes a los que son sometidas desde hace años y durante generaciones. Esa precisamente es la clave que nos da la autora de por qué, viven hechas a esa situación. Al principio de la novela Aibileen nos cuenta las reglas que ya le dio su madre a la hora de servir en una casa:

Regla 1: Nunca te metas en nada.
 Regla 2: Que nunca te pille la señorita blanca usando su cuarto de baño.
 Regla 3: Cuando cocines para blancos, prueba la comida en cuchara diferente a ellos.
 Regla 4: Usa la misma taza, el mismo tenedor y el mismo plato todos los días.
 Regla 5: Come en la cocina
 Regla 6: No pegues a sus hijos.
 Regla 7: No respondas nunca a una blanca”.


No me extraña que esta novela haya sido todo un bestseller, porque es un texto de mucha calidad y escrito de un modo muy hermoso. Una novela amena y que se lee con mucha facilidad. Resulta realmente sorprendente y llamativo que estemos hablando de la primera novela que escribe su autora, por la madurez y el oficio que demuestra. Sobre todo en ese relato desde tres puntos de vista, que requiere un gran dominio técnico en su narración. Como decía al principio es una novela de sentimientos, pero no sensiblera. Los personajes son reales, de carne y hueso y creíbles. La caracterización de las criadas es magnífica, incluso es su modo de hablar.

Sin embargo, en mi opinión la parte más floja de la novela es la relativa a esa relación sentimental entre Skeeter y Stuart (el hijo del senador). Es una auténtica pena porque no encuentro, desde el punto de vista argumental de la novela, la necesidad de esta digresión que perjudica notablemente la valoración final de la novela.

La novela está narrada en tiempo presente, y este detalle aunque pudiera parecer nimio, junto con la narración fragmentada en tres voces distintas le da un efectismo muy interesante que introduce al lector en la trama de lo que se está narrando. El estilo es sencillo, sin ningún tipo de alarde literario, lo que estilísticamente nos da una narración casi periodística, muy apropiada al fin que busca la autora, que no es otro que narrarnos esta historia como un documento real. Es precisamente esta sencillez uno de los puntos fuertes y más meritorios, en mi opinión de esta “Criadas y señoras”.

Tengo que felicitar, en este caso, a la Editorial Maeva por haber añadido esta novela a su catálogo y a la que auguro, de cara a estas fiestas de Navidad, un gran éxito de ventas. A lo que coadyuvará, sin duda la película homónima basada en esta novela. No he querido verla hasta después de haber leído la novela, pero parece ser que es bastante fiel a la misma. Y según dicen una película con perspectivas de arrasar en los premios Oscar de Hollywood.

Lamentablemente me han quedado decenas de notas y de comentarios por reflejar en esta reseña. Pero soy consciente de que tampoco puedo, ni debo, alargarme mucho en el análisis de las novelas. Bellamente escrita y  tratada con mucha sensibilidad. El final, que por supuesto no pienso reventar, es magnífico, digno colofón a este novela. Es un final sereno, entrañable y emotivo. Valga la comparación musical, digamos que es un final en “pianissimo”, suave, sin hacer mucho ruido, como ha ido discurriendo toda la novela. Un final que sabe tocar la fibra sensible del lector. Es por todo ello que creo que la puntuación más adecuada la hora de reseñar “Criadas y señoras” sería de un  8,00/10.


© Luis Alberto Cao



9 comentarios:

  1. Qué reseña tan completa! ya tenía ganas de leer este libro desde hace tiempo pero tu reseña anima a ponerse ya con él, espero leerlo pronto

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  2. Yo no he leido el libro pero ayer fui a ver la pelicula y he de decir que me emociono mucho...
    muy buena reseña

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  3. Muchas gracias por vuestros comentarios tan positivos, y especialmente porque vienen de bloggeras tan buenas como vosotras. Sois geniales

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  4. Tengo muchas ganas de ver la peli, pero antes quiero leerme el libro. Me ha encantado tu crítica. Un saludo

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  5. Muchas gracias Olga por tus palabras como compañera de este mundo del blog. Un beso

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  6. Es una novela magnifica y una pelicula estupenda...no se si seguiran existiendo en la America Profunda tales cosas como baños diferenciados....pero me demostro la autora que leyendo el libro, hay gente buena que siempre va a luchar contra los que lo necesiten

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  7. Después de haber leído el libro, he visto el trailer que has añadido en la reseña y me he emocionado. El ponerle caras, voces y espacios a la historia me ha sorprendido gratamente! (no siempre me pasa)
    Criadas y señoras es una historia de valentía, superación, y deseo por hacer cambiar las cosas en una sociedad segregadora.
    Es una novela sencillamente genial!

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  8. Hola Luis, yo leo tus reseñas luego de haber leído los libros. Este libro estuvo mucho tiempo entre mis pendientes, hasta que ahora me he decidido. Realmente debo decir que suscribo a cada palabra de tu reseña. Me pareció una novela entrañable, de esas que nunca olvidas la fuerza de sus personajes. Impresionante Aibeleen y Miss Skeeter, y también la "mala" Miss Hilly, tan perfectamente delineados. Increible, lo cerca que estamos de la decada del 60 y lo que ocurría en el sur de USA. Un placer compartir estas lecturas contigo.

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  9. Muchas gracias amiga Miranda por tu amable comentario, pero el placer es mío por contar con lectores como tú. Un beso amiga mía.

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