Título: Las leyes de la frontera.
Autor: Javier Cercas.
Editorial: Mondadori.
Colección: Literatura Mondadori.
Autor: Javier Cercas.
Editorial: Mondadori.
Colección: Literatura Mondadori.
ISBN: 9788439726883
Páginas: 384.
Fecha de publicación: Septiembre de 2012.
Páginas: 384.
Fecha de publicación: Septiembre de 2012.
«Los
antiguos sabios decían que no hay que despreciar a la serpiente por no tener
cuernos; quizás algún día se reencarne en dragón. Del mismo modo, un hombre
solo puede convertirse en ejército» (Serie de televisión “La Frontera Azul”).
“Dicho
esto, usted es escritor y debe de saber que, aunque nos tranquiliza mucho
encontrar una explicación para lo que hacemos, la verdad es que la mayor parte
de lo que hacemos no tiene una sola explicación, suponiendo que tenga alguna”.
(Las leyes de la frontera. Javier Cercas).
“En fin, concluyó
el inspector Cuenca, cuando terminé de leer el libro me acordé de que una vez
le oí a un profesor en televisión que un libro es como un espejo y que no es
uno el que lee los libros sino los libros los que lo leen a uno, y pensé que
era verdad”. (Las leyes de la frontera. Javier Cercas).
“Las leyes de la frontera”. es la
última e interesantísima novela publicada por el escritor Javier Cercas. Y me
he permitido presentarla, adjetivándola en grado superlativo porque me ha
parecido un libro denso, compacto y excepcionalmente bien escrito, con una
trama bien narrada, como analizaremos con todo detalles más adelante y que tras
su lectura, a buen seguro, va a propiciar y suscitar la reflexión, e incluso el
debate entre los lectores. Pero no sólo me ha resultado interesante por esa
lúcida y profunda reflexión que Javier Cercas nos plantea en “Las
leyes de la frontera”, que también, sino por la manera en cómo nos
cuenta la historia y cómo el autor va “jugando y vapuleando” a los lectores,
con ese ingenioso y bien imbricado relato, en el que prácticamente hasta la
última página no hemos descubierto la verdad (o, al menos, eso creemos...).
Cercas nos propone un autentico “tour de force” de dominio de la técnica y del
arte literario. Por otra parte, resulta evidente en un estudioso y conocedor de
la literatura, como es Javier Cercas que además, tanto por su formación, Doctor
en Filología Hispánica, como por su labor docente, profesor de literatura
española en la universidad de Gerona, nos imparte una magistral lección
“práctica” de literatura en “Las leyes de la frontera”.
Creo que después de lo ya dicho en el
párrafo anterior, resulta evidente que este libro me ha gustado. Sin embargo y
como siempre es habitual en mí, antes de sentarme ante el ordenador para
escribir la reseña, he tomado un día de
reflexión y maduracion, por así decirlo y la le puesto todo un día en
“barbecho”, para madurarla en mi cabeza. Reconozco que he tenido que volver
durante este obligatorio período de reflexión e introspección a releer algunos
fragmentos miliares, a los que más adelante, por lo menos a alguno, me referiré
con detenimiento y con el apoyo inestimable de mi cuaderno de notas,
fundamental para anotar todos esos detalles imprescindibles a la hora de
abordar una minuciosa crítica literaria. Lo que sí puedo certificar es que la
novela, después de ese período de análisis e interiorización, aún me ha gustado
más que tras la lectura inicial y eso quiere decir mucho. Es una novela escrita
en varios planos y niveles, desde el más obvio del relato en “grado cero”,
hasta niveles profundos, con implicaciones “metaliterarias”, que agostarían
cualquier intento de un análisis profundo y riguroso. Por eso me ha parecido
pertinente citar en el encabezamiento de esta reseña las palabras que el propio
Javier Cercas pone en boca de uno de sus personajes (el inspector Cuenca),
acerca de que “un libro es como un espejo...”, a modo de bitácora a la hora de
acercarnos a esta novela. Como observará el lector me refiero constantemente a
“Las leyes de la frontera” como una novela, e indudablemente lo es, pero
también por su forma de enfocar y plantear toda la problemática social que
subyace: desarraigo, marginalidad, delincuencia, desestructuración social, etc,
bien podríamos hablar de un interesantísimo ensayo multidisciplinar,
fundamentalmente sociológico, en forma novelada, que creo indispensable para
comprender una parte de nuestra historia (con minúscula): de la transición.
Estimo que antes de abordar el análisis
de una novela tan rica y, a su vez, tan densa y compleja, tal vez, lo más
adecuado sería pergeñar, aunque sea someramente, una sinopsis argumental, sobre
todo con intención de orientar al lector y contextualizar el análisis
posterior. Creo que la reseña que ha
publicado Javier Cercas en su página web resulta muy adecuada a mi propósito
por lo que la transcribo literalmente a continuación.
“Con
Las leyes de la frontera, Javier Cercas vuelve a
asomarse a los años de la transición, pero en esta ocasión no se fija en la
alta política sino en tres delincuentes juveniles y la deriva posterior de sus
vidas. Durante el verano de 1978, el Zarco, Tere y el Gafitas se dedican a dar
tirones, robar coches, desvalijar casas y atracar bancos, unidos por una
atracción tan extraña como indestructible.
Veinte años más tarde, el Gafitas se ha convertido en el abogado más notable de
la ciudad y recibe el encargo de defender al Zarco, convertido en el
delincuente más famoso de España. Tere, por su parte, vuelve a funcionar como
el lazo enigmático entre estos dos hombres tan diferentes y al mismo tiempo tan
necesitados el uno del otro.
Este triángulo es el punto de partida de una novela tan cruda como adictiva que
puede leerse como la cara B del postfranquismo y, por qué no, de Anatomía
de un instante. Un libro que aborda la transición en su zona
marginal y que echa por tierra la fantasía del ascenso social y, de paso, hace
añicos “el sueño español”.
La frontera, no siempre visible, que conecta y separa a nuestros personajes
funciona como un destino manifiesto que el Zarco, Tere y el Gafitas no pueden
esquivar, pese a la relación enfermiza que los une a lo largo de esta historia
poblada de medias verdades y en la que se cruzan la admiración y la traición,
la miseria y la virtud, la manipulación y la sinceridad, la amistad y el amor.
La fascinación que sienten entre sí los tres personajes de Las leyes de
la frontera es la misma que se establece entre el lector y la propia
novela, que consigue trasladarnos, desde el extremo, esa adicción que todos sentimos
alguna vez por lo distinto, por la vida al otro lado, por el precipicio mismo.
Una novela, en fin, que nos transmite muchos momentos de desazón, pero ni un
solo segundo que nos lleve a abandonarla”.
Como
es habitual intentaré sistematizar lo más posible la reseña para intentar no
perdernos en una novela tan rica, tanto temática como técnicamente aún
asumiendo, por desgracia, que me quedarán muchos detalles para analizar por
las, tristemente, habituales restricciones de espacio a las que debo constreñirme
propios de una reseña literaria. A lo largo de la reseña sólo me voy a detener,
por los inconvenientes ya expuestos, en un minucioso análisis de un único
fragmento que creo interesante para ilustrar mi opinión. Pero ya, sin más
preámbulo, vamos a entrar directamente en el estudio formal de “Las leyes de la
frontera”.
La
novela está estructurada en doce capítulos y un epílogo. Cada capítulo
corresponde a una entrevista que mantiene un escritor que está preparando un
libro sobre la vida del famoso delincuente de los años 70 y 80 Antonio Gamallo
“El Zarco”. El escritor se entrevistará con: Ignacio Cañas, ex pandillero de la
banda de “El Zarco” apodado “El Gafitas”, el inspector Cuenca y el director de
la cárcel de Gerona Eduardo Requena (aprovecho para hacer un paréntesis
comentando que a lo largo de toda la novela Javier Cercas se refiere a esta
capital catalana con su patronímico castellano, por lo cual, y en coherencia
con la novela, me referiré a ella con esta denominación). Javier Cercas utilizará
magistralmente esta técnica narrativa con varios fines. Por una parte nos
permitirá distanciarnos del relato y tomar una perspectiva desde diversos
ángulos y, por otra parte, contribuirá a ese vapuleamiento del lector que en
ningún momento sabrá “la verdad” (en valor absoluto) sino que irá juntando, por
así decirlo las piezas de un puzzle del que sus propios protagonistas no
conocen la verdad. Sin duda uno de los grandes aciertos, a priori, de esta
novela es esa construcción formal que funciona a la perfección para contar esta
historia. Y es en estos detalles donde ya, desde el primer momento, se
comprueba que estamos ante un autor que conoce y domina los resortes del oficio
literario. Por otra parte, también me ha gustado ver que estamos ante una obra
redonda, una novela que, permítaseme la expresión, se cierra en sí misma. No
quiero, como es evidente, entrar en demasiados detalles para no destripar la
novela pero voy a citar tres ejemplos que demuestran esta aseveración. Al
principio de la novela aparece un personaje llamado Narciso Batista, que es un
compañero de clase de Ignacio Cañas que se dedican a hacerle la vida imposible
y a maltratarle. Precisamente una de las razones que impele a Cañas a entrar en
la “basca” del Zarco son las vejaciones a las que es sometido por Batista.
Luego este personaje desaparecerá del relato, pero bien avanzada la novela
volverá a aparecer con una gran importancia desde el punto de vista narrativo
(por cierto, recomiendo al lector que repare en su “evolución” a lo largo de los
años en que desaparece de la narración). O bien, otro ejemplo, la aparición en
el epílogo de nuevo del inspector Cuenca. Por último la aparición, a mi modo
que nos dan una clave importante explicar de alguna manera la novela, de los
personajes de Silvia y Nerea.
En
esta novela, que yo definiría como “especular”, las verdades y las mentiras, la
realidad y la ficción, aparecen a veces desdibujadas, a veces retroalimentadas,
por esta magistral narración en forma de espejos enfrentados que terminan por
desenfocarnos la realidad y, en muchos casos, hacernos perder pié.
Evidentemente,
por lo ya referido anteriormente sobre su estructura, queda claro que la voz
narrativa recae en los tres personajes ya citados. Lo que representa una
ausencia clara de un narrador ajeno a la acción. Esa subjetividad al poner la
voz narrativa en los personajes resulta fundamental, técnicamente, para
cumplir, sobradamente, las pretensiones literarias del autor. En todo momento,
a lo largo de las entrevistas, el lector está claramente orientado de si se
trata de la charla con el escritor o bien del relato subjetivo de los
personajes que dialogan con él. Para conseguir marcar estos diferentes planos
narrativos Javier Cercas utiliza el uso del “usted”, que inmediatamente nos
sitúa en la entrevista o el uso del “tu” que correspondería a los relatos
subjetivos de los personajes que conforman la narración, propiamente dicha.
Como ya he comentado en alguna otra reseña lo que hace una novela importante y
que nos llegue es el uso de la técnica literaria, así como de sus recursos
estilísticos. Voy a transcribir algunos ejemplos para analizarlos y valorarlos
con algo más de detenimiento.
“Y
dije: ¿Por qué no soy como vosotros? Y él dijo: Porque no lo eres. Y yo dije:
Hago lo mismo que vosotros. Y él dijo: Casi lo mismo, sí. Pero no eres como
nosotros. Y yo insistí: ¿Por qué no? Y él explicó: Porque tú vas a la escuela y
nosotros no. Porque tú tienes familia y nosotros no. Porque tú tienes miedo y
nosotros no. Y yo pregunté: ¿Vosotros no tenéis miedo? Y él contestó: Sí, pero
tenemos un miedo que no es como el tuyo. Tú piensas en el miedo, y nosotros no.
Tú tienes cosas que perder, y nosotros no. Esa es la diferencia. Compuse una
mueca escéptica, aunque no insistí. Fumé”.
Este
fragmento creo que es muy interesante, desde un punto de vista analítico, para
tratar el tema de la técnica literaria y voy a detenerme en su estudio, con una
cierta meticulosidad, porque creo que será interesante. En primer lugar vamos a
reparar en que el texto está lleno de frases breves, cortas, incisivas. Ese uso
del lenguaje ya nos va a sugerir, en primer lugar, que se trata de un diálogo
ágil, que sucede con premura a gran velocidad, idóneo para una discusión. Y
además vemos que el autor lo intensifica con el uso del polisíndeton (que es la
figura retórica que implica la repetición constante de conjunciones, en nuestra
caso la “y”: Y yo dije, Y él dijo, Y yo insistí, Y él explicó....)
porque lo utiliza con un valor conectivo. Vemos que además, a lo largo del
fragmento se va produciendo un incremento de la tensión narrativa de la
discusión. Y eso lo consigue el autor, además de por el uso de ese peculiar
polisíndeton, por el uso enfático de la
construcción sujeto y verbo con valor reforzativo. Me explico. Obsérvese la
diferencia entre decir: “Y explicó” y “Y él explicó” o “Y
pregunté” y “Y yo pregunté”. Creo que es evidente cómo todos estos
detalles ayudan a aumentar la tensión dramática y la expresividad. Y vemos como
Javier Cercas, al final del párrafo pone fin a esa escalada de la tensión,
poniendo un solo verbo, en una frase en grado cero, en su expresión mínima,
para disolver ese “in crescendo”: “Fumé”. Frenando en seco, desde un
punto de la dinámica interna del párrafo, ese ritmo trepidante y encendido.
Después de releer este párrafo que acabo de escribir quiero pedir disculpas,
por si ha resultado una digresión excesivamente filológica, pero creo que
ilustra cómo el escritor de oficio utiliza las técnicas literarias a la hora de
expresar el fin artístico que persigue en cada momento de la novela. Véase en
este último ejemplo, a pesar de ser un poco largo pero creo que interesante,
como el autor, magistralmente, va a narrarnos una fuerte discusión familiar y
obsérvese como Javier Cercas sostiene la tensión dramática.
“Por
el rabillo del ojo vi que mi hermana me observaba con las cejas arqueadas,
burlona; antes de que ella o mi madre pudieran añadir algo, mi padre preguntó:
¿Con quién has estado? No respondí. Insistió: ¿Has estado bebiendo? ¿Has estado
fumando? Pensé: ¿Y a ti qué te importa? Pero no lo dije, y de golpe sentí un
gran sosiego, una gran seguridad en mí mismo, igual que si en un segundo
hubiera desaparecido la confusión de la cerveza y los porros y hubiera quedado
solo una forma lúcida de embriaguez. ¿Qué es esto?, pregunté sin alterarme. ¿Un
interrogatorio? Mi padre endureció el gesto. ¿Te pasa algo?, preguntó. Déjalo
ya, Andrés, terció mi madre, tratando otra vez de poner paz. Cállate, por
favor, la atajó mi padre. Ahora yo le sostenía la mirada; mi padre insistió: He
dicho que qué te pasa. Nada, contesté. Entonces por qué no me contestas,
preguntó. Porque no tengo nada que contestar, respondí. Mi padre se calló y se
volvió hacia mi madre, que entornó los ojos y le imploró en silencio que lo
dejase correr; mi hermana contemplaba la escena disimulando a duras penas su
satisfacción. Mira, Ignacio, dijo mi padre. No sé lo que te pasa últimamente,
pero no me gusta que te comportes como te estás comportando: si vas a seguir
viviendo en esta casa… Y a mí no me gusta que me des lecciones, le interrumpí;
luego continué, embalado: ¿Cuándo empezaste tú a beber? ¿Cuándo empezaste a
fumar? ¿A los catorce años? ¿A los quince? Yo tengo dieciséis, así que déjame
en paz. Mi padre no me interrumpió; pero, cuando terminé de hablar, abandonó
los cubiertos en el plato y dijo sin levantar la voz: La próxima vez que me
hables así te parto la cara. Noté como un golpe en el pecho y la garganta, miré
mi plato casi vacío y luego miré la tele: en la pantalla, el ministro del Interior
–un hombre de gafas cuadradas y semblante adusto– estaba condenando en nombre
del gobierno el atentado terrorista. Mientras me levantaba de la mesa murmuré:
Vete a la puta mierda”.
Sin
duda alguna, una de las cuestiones que más me ha interesado de “Las leyes de la
frontera” es esa constante zozobra que sufre el lector ante la incertidumbre de
no saber, a ciencia cierta, qué es lo que ocurrió y qué es lo que ocurre. Como
explicaba un poco más arriba esa construcción “especular” me ha encantado. Y, por
supuesto, como Javier Cercas nos va involucrando y subsumiendo en la trama de
la novela. Como es lógico para sostener una trama literaria también son muy
importantes los personajes y aquí el autor nos muestra amplio conocimiento del
ser humano. Cercas ha creado unos personajes vívidos, intensos, poliédricos que
en algunos casos rozan la maestría. Tengo que reconocer que, como creo que
muchos lectores, me he sentido subyugado, cautivado, por el personaje de Tere,
por su ambigüedad, por su belleza, por ese magnetismo personal que irradia
desde su primera aparición y que a través de los ojos de “El gafitas” consigue
hechizarnos. Personaje complejo que, al menos esa es mi opinión, resulta
determinante para dar coherencia a todo el relato y que es la espita que desencadena
toda la trama. Porque, al menos esa es mi opinión, “Las leyes de la frontera”
es una novela de amor, de un amor absolutamente irracional y destructivo que se
mantiene incólume a lo largo de los años. Y ese “amour fou” es el que
condiciona y marca indeleblemente todo el devenir de la novela. Por lo que su
interpretación y análisis debe sustentarse sobre esta premisa fundamental: se
trata de una novela de amor, de un amor desesperado e irracional. Y, a partir
de ahí, podemos añadirle cuantos aditamentos creamos convenientes: una novela
sobre la delincuencia juvenil, sobre la imparable degeneración de la sociedad
actual, etc, etc.
A
lo largo de toda la novela únicamente he encontrado un detalle que me ha
“chirriado” dentro de esta novela tan redonda y tan bien atada. Me ha resultado
muy forzado que la familia de “El Gafitas” viendo la deriva que tenía este
muchacho tan en principio tímido y reservado, no fueran consciente de
ello. El propio Gafitas nos cuenta que
durante casi todo el verano estuvo levantándose a la hora de comer y
acostándose cerca de las 6 de la mañana y, por supuesto, sin asomar por su
casa. Por eso, a mi modo de ver resulta incomprensible lo que nos cuenta el
propio Gafitas “La desaparición de mis padres simplificó las cosas, porque
me permitió dejar de llevar una doble vida –la de un quinqui con la basca del
Zarco, la de un adolescente convencional con mi familia– y disfrutar de mucha
más libertad de la que había disfrutado hasta entonces”. ( ¡Aún más libertad!??) Por eso me ha llamado la
atención que una familia “normal” y “estructurada” como la suya no advirtiese
estos malos pasos en que se hallaba su hijo.
Podría
alargarme en multitud de detalles interesantísimos, todos ellos dignos de
mención, que la lectura de “Las leyes de la frontera” me ha sugerido y que por
desgracia, quedarán inéditos en mi cuaderno de apuntes. Pero como ya es sabido
es el problema con el que me enfrento al reseñar una novela importante: la
falta de espacio a la que obliga, por su misma naturaleza, una reseña
literaria. He preferido dedicar esta última parte de este análisis al
comentario de la novela. Al principio de la reseña advertía que “Las leyes de
la frontera” es un texto que se presta a una reflexión ulterior y a un debate.
Javier Cercas utilizará la ciudad de Gerona como una ejemplificación plástica
de la transición y la sociedad actual. Veremos como a lo largo de la novela los
parajes que estaban “al otro lado de la frontera” en donde se hacinaba toda la
delincuencia y la marginalidad, en la actualidad es, poco menos, que un barrio
de ricos y que, en donde se asentaban
barrios de infraviviendas ahora relumbrar parques con céspedes impolutos. Pero,
y al menos esa es mi opinión, es un cambio de fachada porque bajo esos parques
tan hermosos siguen las ruinas de esos barrios y esas infraviviendas.
Como
también apuntaba al principio, tras la forma novelada el autor aprovecha para,
como quien no quiere la cosa, dejarnos un compacto ensayo sobre la sociedad
española. El autor, particularmente, nos planteará sus reflexiones acerca de la
“inocencia” del delincuente criado en un ambiente de desestructuración familiar
y marginalidad que le aboca irremisiblemente hacia la delincuencia (teoría que
ya fue planteada a mediados del siglo XVIII por el filósofo Jean-Jacques
Rousseau cuando decía que “El hombre es bueno por la naturaleza es la
sociedad la que le pervierte”). Por ese motivo “El Gafitas” nunca podría
ser como “El Zarco”. De hecho en el ejemplo que más arriba analizamos para
estudiar su estilo literario “El Zarco” explica nítidamente esa diferencia
vital, existencial diría yo, entre él mismo y “El Gafitas” y porqué no pueden
ser iguales.
Me
han interesado mucho, también, la reflexión que nos deja Javier Cercas acerca
de la delincuencia y de las personas que se mueven, tangencialmente, alrededor
del mundo de la delincuencia. Voy a citar de nuevo al autor que en boca del
personaje del abogado Ignacio Cañas, nos deja la siguiente reflexión sobre los
abogados.
“–Además de un abogado de éxito es usted un abogado
curioso.
–¿Qué quiere decir?
–Que antes de ser abogado fue delincuente, lo que
significa que conoce de primera mano los dos lados de la ley. Eso no es tan
común, ¿no le parece?
–No lo sé. Lo que sí sé es que un abogado y un
delincuente no están en los dos lados de la ley, porque un abogado no es un
representante de la ley sino un intermediario entre la ley y el delincuente.
Esto nos convierte en tipos equívocos, de moral dudosa: nos pasamos la vida
tratando con ladrones, asesinos y psicópatas y, como los seres humanos
funcionamos por ósmosis, lo normal es que acabemos contaminados por la moral de
ladrones, asesinos y psicópatas”.
Por
último y ya a modo de resumen final, me gustaría consignar que “Las leyes de la
frontera” me ha parecido una gran novela, probablemente una de las mejores
“novelas sociales” que he leído últimamente. Que combina su calidad literaria
con un indudable interés para el lector, que como ya he comentado, se sentirá
vapuleado por la narración y que le hará sentir que la verdad depende de quién
te la cuente y que, muchas veces, resulta inasequible, en esta narración
“especular” que no creo que deje indiferente a nadie.
Dicho
todo lo cual, ateniéndome a todo lo ya referido, con anterioridad, en esta
reseña e intentando ser lo más fiel posible a mi modo de entender la crítica
literaria, creo que la puntuación más ajustada para valorar los méritos de la
novela “Las leyes de la frontera” del escritor Javier Cercas sería de un
8,50/10.
© Luis Alberto Cao
(Para ilustrar esta reseña os dejo un video de la presentación del libro por parte de su autor en Girona, en donde trascurre la acción con imágenes de los lugares en donde se desarrolla la acción).
Excelente reseña como siempre.
ResponderEliminarGracias a ella me he decidido a leerme el libro, y qué gran libro !
Sigo tu blog con atención e intento leer todos los libros que puntúas alto, pues suelo coincidir con tus gustos.
h
ResponderEliminar